—¿Quedan matrículas para el taller «Buenas prácticas periodísticas en redes sociales»?

—Depende. ¿Cuál es su profesión?

—Ser uno más.

—Empezamos bien. ¿Qué lo anima a inscribirse?

—Escuché al compañero Marrero en el balance…

—Continuamos mejor. Qué bien que se refiera al balance del 2024 del Instituto de Información y Comunicación Social.

—El Sitio de la Presidencia lo llama ICS. Me enteré por él de dicho balance e ICSo facto puse el Noticiero. Bastó escuchar al primer ministro… y me dormí en el sillón.

—Vamos peor. Allí se habló sobre «el papel de la comunicación social y el cumplimiento de la ley que regula este proceso en Cuba». ¿La cumple usted?

—Puedo enviarle mis antecedentes penales. Solo tengo en mi expediente una crítica que no hice en el momento adecuado y ante los organismos pertinentes, pero en la amonestación que se me realizó ante mi colectivo juré que para la próxima buscaría el momento pertinente y el organismo adecuado.

—No me ha dicho qué lo anima a inscribirse.

—Oí al exministro de Turismo decir que «todavía el batallar es muy poco, no solamente batallar para irle arriba a un enemigo de la Revolución, sino también para exponer, para comunicar la verdad de Cuba». Yo siempre digo que en Cuba, el que no batalle de verdad…

—¿Podría ser más explícito?

—«¿Tenemos muchos problemas?: tenemos problemas. ¿Tenemos muchas insatisfacciones?: tenemos muchas insatisfacciones. Pero también hay que decir que estamos echando la pelea».

—¿Pelea dice? Lo veo con propensión a la violencia e hipercriticismo exacerbado.

—Sigo citando al primer ministro.

—Pensé estaba haciendo cosas diferentes.

—Eso dijo: «Estamos haciendo cosas diferentes». Me consta: por la mañana asisten a un balance, por la tarde están en otro y quizás mañana se lleguen al siguiente.

—Nuestros dirigentes no dejan de hacer.

—No dejan hacer, querrá decir. ¿Con qué moral habla Marrero de «denunciar las chapucerías y las cosas mal hechas» y de que «se dejan de hacer otras que no tienen que ver con el propio autobloqueo»?

—Si el compañero Marrero menciona el autobloqueo es por la gente en la base, que no es capaz de seguir la bujía inspiradora.

—Que ya precisa una bujía de repuesto.

—Se propasa. «La comunicación transversaliza la vida del país», y yo sí me transversalizo con cualquiera.

—No comprende nada. 

—Quien no comprende es usted. Ya lo dijo Marrero: «Falta por hacer ante la magnitud de los desafíos y la falta de comprensión, en muchos casos, del papel de la comunicación». 

—Hace años se decía también: «En la guerra como en la paz mantendremos las comunicaciones». Con Etecsa no va eso. A juzgar por la calidad de la conexión, pareciera que la «economía de guerra» terminará por aniquilarla… mire lo que pasó con el teleprompter del presidente.

—Usted la coge con los dirigentes, con el Estado y con sus empresas.

—¿Acaso hay otras para acceder a las redes sociales? ¿Para qué proclaman que «Existen numerosos imperativos en el escenario comunicacional cubano que deben impulsarse, como el acceso a la información, la promoción de la transparencia y la rendición de cuenta de los servidores públicos, así como la estimulación de la participación y el control popular»?

—Ya veo por qué quiere matricularse en el taller: sueña poder pagar algún día un servidor privado.

—¿Según usted para?

—Para convertirse en odiador… si ya no lo es.

—Ya veo cuán inclusiva es la convocatoria.

—¿Ve? El lenguaje común de la manipulación.

—Más bien defensa contra el común lenguaje de quienes, para enfrentarse a las redes sociales, se suman a una red antisocial. 

—No me extraña su aversión a Marrero, quien predica con el ejemplo. Ha declarado que: «Un dirigente tiene que ser un buen comunicador, para ser capaz de trasladar las esencias a los demás, y también escuchar, retroalimentarse».

—No tengo la menor duda de que el primer ministro es un gran retroalimentado.