Pedro Armando Franco llegó al teatro en 1998, y aunque la historia de su familia parecía destinarlo a la vida militar, la rebeldía del adolescente hizo que se presentara a las pruebas de la Escuela Nacional de Arte, que aprobó. Así comenzó su historia de amor con el escenario.
Como vicepresidente de la Asociación Hermanos Saíz en Matanzas, Pedro Armando se propuso ampliar las propuestas de la casa del joven creador de esa ciudad, y así montó su primer espectáculo, “Por gusto” se llamó, como la obra del dramaturgo Abel Gonzáles Melo. Nació así el grupo El portazo, en el año 2011, que rápidamente obtuvo reconocimiento de la crítica y tiempo después merecería los premios Aire Frío y Villanueva. Sin embargo, en su propia provincia pasó mucho tiempo antes de que tuvieran el reconocimiento institucional.
“No nos tomaban como una alternativa seria y por eso decidimos hacer tres obras a ver si lográbamos sostenernos en el tiempo. Presentamos Antígona, Semen, y luego En zona, y aún así no pasaba nada. Decidimos entonces poner intermedios en nuestros espectáculos: cortábamos en el punto clímax y explicábamos nuestra situación, y hacíamos como una especie de fiesta. Parece que funcionó, porque logramos entrar al sistema profesional de las Artes escénicas.”
El contexto cubano actual signa cada obra de El portazo, porque, asegura Pedro “es nuestro teatro de operaciones, es la realidad sobre la que operamos. Para mí la labor de dirección no es de simulación ni de reproducción, sino de traducción de la realidad.
Una de las claves del éxito del grupo es la sinceridad con sus obsesiones temáticas: “si en Por gusto fue el desarraigo y la apatía, en Antígona hablamos de las relaciones del poder, no solo a nivel macro, sino a nivel familiar, y decidimos poner a esta muchacha rebelde desafiando las leyes. En Semen hablamos de la violencia, en un momento en que en la ciudad de Matanzas creció mucho y había como una especie de silencio en la prensa. Así, entre cada unidad escénica hacíamos un cuento real, de algo que había ocurrido en Matanzas, de manera de hacer una especie de teatro documental.”
“No me puedo desligar de la realidad, porque el teatro es un proceso muy político, y vivimos en un contexto totalmente politizado.”
En 2015 Pedro propuso al grupo hacer algo menor, un espectáculo pequeño, que terminó siendo el más exitoso de todos. Finalmente les habían aprobado la subvención estatal pero el presupuesto no había sido contemplado en la provincia: “Veníamos de tres años de trabajar por amor al arte y tenía que pagarle a los actores porque entonces no podría sostenerse esto. Y decidimos hacer una estrategia comercial, ganar dinero nosotros mismos.”
Esa fue el punto de partida para CCPC, Cuban Coffee by Portazo´s Cooperative, pues como recuerda Pedro, la puesta parte de “un grupo de personas que quedaron disponibles, que se reúnen y deciden hacer un negocio por cuenta propia para sobrevivir.”
Así, mientras se suceden escenas de fuerte dramatismo o de desenfado sin límites, los mismos actores atienden las mesas e invitan al pago que “ayude al artista”, en una puesta que difumina las fronteras y rompe con los preceptos del teatro tradicional.
“Después de los resultados de ese espectáculo, nos dimos cuenta de que debimos habernos puesto metas más altas. Económicamente logramos cosas, pero no teníamos todos los mecanismos necesarios. La oferta gastronómica que se sirvió, por ejemplo, pudo haber sido parte de la compañía y no de un privado de cuyas ganancias no participamos”.
Pedro Franco cree firmemente que es hora en el arte joven cubano de dejar de pedir libertad y se sienta libre de hacer. Por eso, a un año de estrenada esta obra, que continúa exhibiéndose a lleno total, ya prepara el montaje de CCPC lihgt, un espectáculo pensado para la población gay, que será presentado en los centros nocturnos a los cuales acude la comunidad LGBTI.
“Vamos a hablar de los problemas que tiene esa comunidad, como matrimonio igualitario, derechos laborales, y queremos que el público vaya a esos espacios, que transgredan el tabú. Si quieres ver el espectáculo vas a tener que buscarlo allí.”
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