En medio de la crisis alimentaria que atraviesa Cuba, el Gobierno ha promovido el cultivo del ñame mediante una tecnología desarrollada por el Centro de Estudios de Biotecnología de la Universidad de Granma como solución para incrementar la producción de viandas.
A pesar del alto consumo de viandas en la dieta cubana, el ñame no es de los tubérculos más codiciados por su peculiar sabor y su textura. Al parecer, la tecnología Brota Plus podría mejorar los rendimientos de su cosecha, pero su implementación ha sido limitada en la isla, apunta la prensa oficial.
El Centro de Estudios de Biotecnología de la Universidad de Granma comenzó a desarrollar la tecnología Brota Plus para la producción acelerada de semillas de ñame desde 2009. Esta tecnología, puesta en práctica desde 2018 y premiada por la Academia de Ciencias de Cuba, combina métodos biotecnológicos y convencionales, permitiendo la obtención de semillas categorizadas a partir de plantas in vitro, de acuerdo con el periódico Granma.
Brota Plus está presente en diez provincias cubanas, con rendimientos de 30 a 40 toneladas por hectárea, superiores al método tradicional (8 a 10 toneladas por hectárea). Sin embargo, su implementación efectiva es limitada, aprovechándose menos del 25 % de su potencial productivo.
Pero, una vez más, la prensa oficial culpa al factor humano y no al estatal de los problemas de rendimiento agrícola. Según Granma, la tecnología no se ha implementado de forma eficaz por la falta de control, la escasa exigencia en su aplicación y problemas de contratación.
Un productor entrevistado por ese medio dijo que el uso de Brota Plus le permite cultivar en espacios reducidos e intercalar con otros cultivos, sin afectar el suelo.
Para Food Monitor Program, el ñame, en comparación con otras viandas, tiene menos adaptabilidad y su cultivo es más complejo.
«Entre todas las viandas el ñame es prácticamente irrelevante. Si la producción de viandas de los últimos años ha caído a un 54.23 % y existen alimentos con mayor adaptabilidad y facilidad de cultivo, como el boniato y la yuca, que además están mejor incorporados en la dieta nacional, ¿qué promete que el ñame va a suplir el gran colapso del sistema alimentario en Cuba? O mejor, ¿por qué se apuesta en estrategias innovadoras para una categorización de semillas que requiere no solamente de más recursos y tiempo, sino de más esfuerzo y concientización en las técnicas de cultivo?», mencionó en entrevista con elTOQUE un investigador de ese programa.
Por otro lado, Cuba ha realizado otras investigaciones que igual no han contribuido de una forma eficaz al aumento de la producción. Por ejemplo, desde 2016, el Instituto Nacional de Investigaciones de Viandas Tropicales (Inivit) modificó cultivos para que fueran más resistentes a sequías y plagas.
Aunque estas innovaciones prometían mejorar el rendimiento agrícola, su impacto en la seguridad alimentaria del país ha sido bajo.
Producción de alimentos en Cuba en 2024
Los problemas de la producción de alimentos en Cuba son constantes. Aunque todavía no son públicos los datos de 2024, varias declaraciones de funcionarios aseguran que la producción de comida fue baja ese año.
Aunque la campaña de siembra de primavera fue la mejor en una década, los cubanos siguieron sin poder alimentarse adecuadamente y enfrentando los altos precios de la comida.
Desde julio de 2024, ya el régimen anunciaba que la producción agropecuaria tendría incumplimientos en el año. Un informe del Ministerio de la Agricultura (Minag) revelaba que en el primer semestre de ese año los mayores déficits productivos se presentaban en productos básicos como el huevo, la carne y la leche.
Ese mismo documento acotaba que uno de los problemas del sector era el impago a productores. En julio de 2024, se reportaron impagos por más de 1 199 millones de pesos a agricultores y cooperativas, afectando gravemente la continuidad de las producciones. Las mayores deudas se concentraban en Artemisa y Mayabeque, donde el sistema estatal de acopio acumulaba atrasos significativos.
En octubre de 2024, el ministro de Agricultura, Ydael Pérez Brito, informó que la mayoría de los planes de producción no se habían podido cumplir ese año. «Decrecemos en relación con la producción de alimentos importantes como los huevos, la carne de cerdo, la leche y la carne vacuna, así como los temas relacionados con los granos. Se ha visto una mejor situación hacia el cierre del año con respecto a las viandas, multiplicadas ahora con cultivos más rústicos. Sin embargo, no vamos a lograr lo que hace falta», dijo.
En relación con la siembra de alimentos, subrayó que las principales afectaciones venían de la falta de combustible, insumos y fertilizantes, problemas organizativos y de contratación, y una baja capacidad de riego, con solo el 7 % de las tierras bajo sistemas de irrigación. También culpó al cambio climático y al embargo de Estados Unidos.Cuba no ha importado fertilizantes desde hace cinco años, con excepción de aquellos destinados al tabaco y la papa.
«La agricultura que hemos desarrollado es extensiva y con bajos insumos y ello golpea el rendimiento. Anteriormente, entregábamos más de 50 000 toneladas de frijoles, más de 300 000 toneladas de arroz, pero ahora las producciones son muy bajas», comentó. El ministro también resaltó que la reducción de insumos agrícolas y la dependencia de la agroecología han tenido un impacto negativo en la productividad.
El IX Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba reconoció en diciembre de 2024 el fracaso del programa de soberanía alimentaria. Sin embargo, los discursos oficiales evitaron atribuirlo al modelo económico centralizado.
Pero el problema no viene de ahora. En 2023 ya la producción de alimentos iba en declive.
El Anuario Estadístico de Cuba 2023 confirma la disminución en la producción de alimentos esenciales. La carne de cerdo cayó un 93.2 %, la producción de arroz un 59.1 %, las viandas un 44 %, los huevos un 43 %, los frijoles un 29.5 % y las hortalizas un 22.7 %.
La escasez de alimentos ha generado la elevación desmedida del precio de la comida. Tanto que en marzo de 2024, Miguel Díaz-Canel afirmaba que los cubanos destinan más del 70 % de sus ingresos a la compra de alimentos, esto limita su capacidad de acceder a otros bienes y servicios esenciales.
Pero no solo los cubanos han tenido que emplear la mayor parte de sus ingresos en la comida, también han cambiado sus hábitos alimenticios y modificado sus dietas con la introducción de estrategias de supervivencia que recuerdan el Período Especial.
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Sonia