—«Merma cuantitativa y hasta cualitativa en la aritmética social».
—Me gusta eso. Lo habrás leído en algún informe de la Industria Alimentaria a propósito de cumplirse más de medio año de que, «para asegurar su producción sin afectar a los consumidores», se decidiera «de manera temporal» reducir el peso del pan de la cuota normada de 80 a 60 gramos.
—Nada que ver. Es una de las tantas frases inteligentes de un interesante artículo de Granma sobre las predicciones que auguraban una pobre asistencia al desfile del Primero de Mayo en la Plaza. «La matemática sí se equivoca, falla o al menos puede prestarse para confundir», agrega.
—Es lo que ha pasado con el pan de cada día. Llevarlo a 60 gramos fue un acto de justicia al esfuerzo de los panaderos por reducir el gramaje. Si el Minal y el Mincin fueran consecuentes, ya es hora de que lleven la cuota a 40 gramos, que es más o menos lo que se brinda.
—«No nos manden más harina, que se nos agusana».
—Bella metáfora para silenciar a los que se aprovechan de la reducción del peso del pan para despotricar contra la aritmética social de la Isla.
—Te equivocas de nuevo. Es una cita de Trabajadores a propósito de lo que escribe «en misiva dirigida a España, el fray Bartolomé de Las Casas, quien en el siglo XVI acompañó a Diego Velázquez de Cuéllar y Pánfilo de Narváez durante la conquista de Cuba». Oye como sigue: «Aquí encontramos un pan que supera el nuestro…».
—Pobres españoles.
—«…un campeón que lo supera, el pan de los indios, el casabe».
—Me asustó. Pensé que en la península, en materia de pan y en 1492, estaban peor que nosotros más de medio milenio después.
—Para encontrar una civilización que esté peor que nosotros, tienes que ir más atrás. Colón hizo su viaje y logró el milagro del descubrimiento con la intención de encontrar una ruta hacia la India y facilitar la búsqueda de especias para adobar el bistec que no le faltó a la monarquía.
—Que la nuestra «siga firme como siempre no es el fruto de un milagro, es resultado del aporte de cada compatriota, muy especialmente de los trabajadores, que sustentan la transformación socioeconómica y el desarrollo del país, enfocados en la satisfacción de las necesidades del pueblo y el mejoramiento de las condiciones laborales y salariales». Lo ha dicho Guilarte. Es bueno enterarse este Primero de Mayo que somos un país en desarrollo y transformación socioeconómica, enfocado en mejorar el salario y las condiciones de trabajo.
—El artículo sobre el casabe apunta a reforzar la política de «incrementar la producción de alimentos hasta lograr autoabastecernos en todo lo posible». Solo falta que al secretario general de la CTC lo designen ministro de la Industria Alimentaria, tú verás lo bueno que se va a poner esto.
—Me preocupa que ensalcen esa insípida torta pocos meses después de que la Unesco legitimara sus bondades al declararla Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
—El periódico va más lejos. Se apoya en las palabras de un experto granmense (de la provincia, no del órgano central del PCC), quien asegura que «el casabe es soberanía alimentaria y es independencia: es también modernidad, porque satisface a los veganos y vegetarianos, en tanto, al no contener gluten, grasa, sal ni azúcar, es ideal para los celíacos, hipertensos y diabéticos, o sea, que es totalmente saludable».
—Y satisface a la ministra de Comercio Interior, que pensará en lo saludable de eliminar de la canasta básica de una vez y por todas el aceite, la sal y el azúcar.
—Otra ventaja: «es apilable, puedes poner 80 casabes uno encima de otro y el de abajo se mantiene en perfecto estado, se conserva por años en un lugar fresco y seco. No existe otro alimento que exija menos condiciones para perdurar».
—Ni existen seres humanos como los que vivimos en Cuba que exijan menos para subsistir.
—El siguiente párrafo me hace sospechar que es un escrito promovido por las más altas instancias del Gobierno: «Al elegirlo por encima del pan, estamos favoreciendo a los productores locales y, por tanto, a las economías nacionales. Si lo fomentamos y fortalecemos, generamos empleo dentro del país, lo que lleva al desarrollo local e implica también la salvaguarda de nuestros valores patrimoniales».
—Tienen la cara más dura que un burén. Ahorita definen la resistencia creativa como la capacidad del casabe de mantenerse por años en un lugar fresco y seco.
—Desde ya aseveran que «es posible convertirlo en un rubro exportable importante, amerita una representación estatal que le dé validez y personalidad».
—Yo propondría como representante estatal del casabe a Abel Prieto, no en balde es el adalid de la descolonización. Y que el eslogan de su campaña no sea otro que «A falta de pan, desfile».
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