Cuba vive hoy una nueva ola migratoria y los datos más recientes indican que unos 102 mil cubanos —el 1 % de la población cubana— han llegado a Estados Unidos en los últimos 12 meses. Casi 60 mil han arribado en lo que va de 2022.
Durante una transmisión a través de las redes sociales de elTOQUE, varios especialistas dialogaron con el abogado Eloy Viera a raíz de las nuevas rondas de conversaciones migratorias sostenidas por Cuba y Estados Unidos este jueves 21 de abril, y analizaron la actual crisis migratoria cubana, sus causas y el impacto en la sociedad actual.
«La población económicamente activa emigra y no puede ser sustituida porque no hay descendencia o porque quienes quedan en Cuba son personas de la tercera edad», comentó Leduán Ramírez al referirse a la disminución de la fuerza laboral.
Ramírez, Doctor en Ciencias Sociales por FLACSO-México, explicó que aunque en el país existe una esperanza de vida alta y un alto nivel cultural de la población, el proyecto de vida de los cubanos ya no se realiza ni se piensa en la isla.
«Existe una crisis demográfica y los jóvenes no solo emigran de manera individual sino como familia, y ese es un asunto difícil de resolver».
Ricardo Herrero, director ejecutivo de Cuba Study Group, apuntó que aunque no son el factor principal, el incumplimiento de los acuerdos migratorios entre Cuba y Estados Unidos, sí ha incidido en la actual ola migratoria.
«La causa principal son las propias acciones del Gobierno cubano: su ineficiencia para manejar la economía, la represión a las voces críticas, su resistencia a todo tipo de reformas que se han pedido y que se implementan tarde y varios años después», dijo Herrero.
No obstante, explicó que las medidas tomadas por la administración norteamericana con respecto a Cuba en los últimos cinco años también han agravado la situación. Mencionó las restricciones en el envío de remesas y viajes al archipiélago, la suspensión de servicios consulares en la Embajada de La Habana y el incumplimiento del otorgamiento de 20 mil visas anuales.
Herrero agregó que si las personas que quieren emigrar de forma regular no pueden hacerlo, si no pueden acceder a visas de cinco años, si deben hacer trámites en otros países, se genera más presión interna. «Es un factor que no se puede negar».
«Hay medidas que pudiera tomar Estados Unidos para liberar esas presiones y que todo el que quiera pueda venir a EE.UU., ya sea de visita, a trabajar, a ver a la familia, etc. No se resuelve todo, la gente seguirá queriendo salir, pero si la situación en Cuba se estabiliza menos personas querrán irse».
Herrero reconoció que en la isla existe hoy mucha frustración, rencor y decepción, pero las sanciones de las administraciones estadounidenses tampoco han ayudado.
«En su momento el otorgamiento de 20 mil visas no paró la migración irregular pero sí servía como un canal legal para que algunos pudieran realizar este proceso de manera legal y segura», dijo. «Todo esto ha quedado en un clima tan hostil que mucha gente se quiere ir y se pregunta si espera o no por la visa, y prefiere arriesgarse por la frontera».
Sin embargo, para Angel Tur, miembro de la comunidad cubana en EE.UU, es inaudito ver la cancelación de las 20 mil visas como una causa de la ola migratoria actual, pues ese número se queda muy por debajo de la cantidad de personas que han entrado al país en el año 2022. «Además, estas visas no se han dejado de dar. Es cierto que es más difícil, más costoso, pero se han seguido otorgando visas por reunificación familiar en estos años».
Durante el espacio se hizo alusión a cómo el Gobierno de Cuba también ha incumplido los acuerdos migratorios. Desde el inicio del actual año fiscal, en octubre de 2021, no se aceptan las deportaciones de ciudadanos cubanos mediante vuelos comerciales o chárter.
De acuerdo a cifras de ICE, existen hoy cerca de 40 mil nacionales pendientes de ser devueltos a la isla, con una orden de un juez de inmigración, y se trata en su mayoría de personas que cometieron delitos o violaciones migratorias en Estados Unidos.
«Cuando se eliminó Pies secos, Pies mojados con Obama, Cuba acordó que aceptaría a los deportados, pero luego de cinco años sin acuerdos migratorios, el Gobierno ha decidido que tampoco va a cumplir. Esta relación antagonista entre los dos países es un callejón sin salida. Es difícil hablar con un país con el cual se tiene un conflicto, pero es necesario», comentó Herrero.
Para Leduán Ramírez esta sería la oportunidad idónea de Estados Unidos para presentar y debatir ciertos puntos: el derecho de los cubanos a regresar a su país, la libertad de los presos políticos y la necesidad de fomentar un Estado de Derecho en Cuba.
Aunque este diálogo sobre temas migratorios entre ambas naciones es imprescindible en las circunstancias actuales, el historiador y politólogo Armando Chaguaceda enfatizó en que es necesario que el Gobierno norteamericano tenga planteamientos concretos.
«Por ejemplo, proponer la reactivación de los consulados, el otorgamiento de las 20 mil visas anuales, mientras que Cuba reciba a la personas que Estados Unidos envíe repatriadas. No conversar sobre esto cuando hay tantas personas muriendo sería un acto irresponsable».
Tur, a su vez, considera que las soluciones a los problemas migratorios entre Cuba y EE.UU. son unidireccionales y siempre se adaptan a los deseos del Gobierno de La Habana. Algo que considera muy denunciable.
«¿Qué pasa cuando no aceptan el regreso de Anamely Ramos, que no tiene ningún tipo de estatus migratorio aquí? La Habana está haciendo una injerencia en los asuntos internos de los EE. UU. y violando sus leyes migratorias. Estas conversaciones deberían ser para decirle a Cuba que si no acepta a sus deportados, a los médicos que abandonaron misión, o a Anamely, se le van a cerrar todo tipo de servicios consulares», argumentó Tur.
Chaguaceda no puede definir cuál es el objetivo particular del Gobierno cubano dentro de esta charla, más allá del interés social y del componente humano de esta temática.
«Tengo dos contradicciones. Por un lado creo que desean que muchas personas sigan saliendo para que continúen manteniendo al país a través de las remesas. Por otro lado, les preocupa el número de cubanos que se está marchando: la población cualificada y joven que puede mantener la isla a flote».
Mientras las conversaciones se realizan, una parte de la comunidad cubana en la Florida ha mostrado su descontento con este diálogo. Leduán Ramírez asegura que esa posición es un derecho ciudadano a disentir, algo que los cubanos buscaron en otras fronteras pues en su país les fue negado.
«Es su derecho aunque no coincidamos. Es increíble la cantidad de historias que he escuchado de cubanos narrando su ruta para llegar a Estados Unidos, y de otros que lo vendieron todo y no lo lograron y hoy están en Cuba estigmatizados por el Estado y sin proyectos, sin planes, sin sueños… Yo sí respaldo cualquier mecanismo que pueda resolver este problema».
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