Diseño de portada: Wendy Valladares.
Una radionovela y la economía cubana agitan El Enjambre
21 / mayo / 2020
Con un homenaje a las radionovelas cubanas, Lucía March, Camilo Condis y Miguel Alejandro Hayes dieron inicio a este nuevo capítulo en el cual, además, debatieron sobre otros temas de actualidad. La sección de la entrevista, que ya se ha vuelto habitual, contó con la presencia de Mauricio de Miranda Parrondo, licenciado en Economía por la Universidad de La Habana, y doctor en Economía Internacional y Desarrollo por la Universidad Complutense de Madrid.
Al terminarse Un montón de estrellas, título de la novela radial en la cual estos tuiteros demostraron nuevamente sus ocurrencias y habilidades actorales, retomaron el intercambio sobre la ineficiencia de la plataforma de comercio electrónico TuEnvio.cu y las quejas de la población al respecto; así como los intentos de “solución” de este atolladero. Condis llamó la atención sobre el aumento de los pedidos de febrero a mayo del presente año, cuando se pasó de alrededor de 1 000 a más de 100 mil órdenes, y el hecho de que la plataforma no estuviese preparada para un incremento de esas dimensiones, totalmente previsible en un contexto pandémico y de llamado al confinamiento.
Seguidamente, Hayes habló sobre “la noticia de la semana”: la disculpa de Cubadebate a sus lectores por publicar una foto de un médico italiano como si fuera un médico cubano de misión en Italia. “Era una foto muy bonita con una señora mayor besando a un médico. La disculpa fue pública y se llamaba ‘Lo que no debe suceder: las emociones no pueden hacer olvidar las responsabilidadesʼ, y estaba firmada nada más y nada menos que por Randy Alonso, el director del sitio. Veo bien que se hayan disculpado y esto es un paso de avance y habla también de la participación de la gente y de un proceso de feedback de la opinión pública en las redes”.
“Hay indicios que demuestran que hay cosas fácilmente arreglables —expresó por su parte Condis. Solo el hecho de que hayan dicho “nos disculpamos”, está bien. Habíamos entrevistado al jurista Raudiel Peña, quien dijo que el multar a la gente en la calle por no usar nasobuco no estaba en ninguna ley y eso ya cambió, ya salió la ley. En la Gaceta Oficial lo publicaron, dijeron que era obligatorio usar nasobuco correctamente fuera de las viviendas. El documento dice claramente que el incumplimiento de las medidas, que son varias, no solo esa, puede generar responsabilidad administrativa o penal”.
Los enjambreros intercambiaron, asimismo, sobre la reapertura de fronteras y los riesgos que eso implica, así como la disyuntiva entre abrir fronteras y reactivar la economía con el peligro de retroceder en los avances de la lucha contra el coronavirus, o mantener cerradas las fronteras para preservar la salud a cambio de hundir aún más la resquebrajada economía del país.
Condis presentó al entrevistado del capítulo, con un amplio currículo en el ejercicio e investigación de las Ciencias Económicas. “Quiero empezar por lo más básico, que usted nos explique qué son las micro, pequeñas y medianas empresas (PyMEs), y cuáles son los aspectos clave que las diferencian del cuentapropismo cubano actual”.
De Miranda: No existe una definición universal para este tipo de empresas, sino que depende de la especificidad de cada país y su legislación. En Cuba no existe la definición porque todavía no hay un reconocimiento legal de las empresas distintas a las estatales, aunque se reconoce la existencia legal de diferentes formas de propiedad. Cuba solo reconoce la existencia del trabajo por cuenta propia, que en un principio no permitía la contratación de fuerza de trabajo ajena. Luego apareció la figura del trabajador contratado que, increíblemente, también es considerado, en mi opinión incorrectamente, un trabajador por cuenta propia, cuando no lo es; es un empleado y eso hay que reconocerlo legalmente.
Por ejemplo, si nos atenemos a la definición de la Unión Europea, una microempresa es aquella que tiene menos de 10 trabajadores y factura menos de 2 millones de euros al año. Una pequeña empresa es la que tiene entre 10 y 49 trabajadores y factura entre 2 y 10 millones de euros. Y una mediana es aquella que contrata entre 50 y 250 trabajadores y factura entre 10 y 50 millones de euros.
En el caso de Colombia, una microempresa es aquella que tiene menos de 10 trabajadores y factura un valor por menos de 501 salarios mínimos legales vigentes al año (un salario mínimo legal vigente en Colombia es de alrededor de 230 USD; por tanto, estamos hablando de una facturación de 115 mil dólares). La pequeña empresa es aquella que reúne entre 10 y 50 trabajadores con una facturación de entre 501 a 5000 SMLV; la mediana empresa es la que incorpora entre 51 y 200 trabajadores y entre 501 y 30.000 SMLV. Para Colombia, una gran empresa es aquella que tiene más de 200 trabajadores y factura más de 30.000 SMLV.
En el caso de Cuba, el trabajo por cuenta propia tiene restricciones significativas: la primera es el hecho de que limita la cantidad que puede ser desarrollada. Existe una lista de actividades permitidas, quedando por fuera todo lo que no se permite. Sería muchísimo mejor tener una lista muy pequeña de lo que no se permite y que se permita todo lo demás, para evitar las complicaciones y las camisas de fuerza que se le pone al trabajo por cuenta propia. También hay que establecer un marco legal que defina los diferentes tipos de empresas que existen en un país. Eso es una tarea pendiente de la economía cubana.
Condis: ¿Por qué usted y otros economistas cubanos insisten en que una legislación que establezca y regule la creación de PyMEs sería beneficioso para el desarrollo de la economía cubana?
De Miranda: Pienso que Cuba necesita una Ley de Empresa que ponga en “blanco y negro” lo que está estipulado en la nueva Constitución acerca de las diversas formas de propiedad, que incluye tanto la propiedad estatal como la privada, cooperativa y personal. Esa ley podría ser el marco regulador para la creación de las PyMEs. Ahora bien, ¿por qué son importantes las PyMEs? El modelo de una economía plenamente estatizada y centralmente dirigida ha demostrado su ineficacia y esto ha sido válido para todas las economías autodenominadas como socialistas. Este tema lleva mucho tiempo abordarlo porque es muy complicado y merece atención propia, pero de manera breve diría que el problema de una economía plenamente estatizada y centralizada radica en los siguientes aspectos: 1) la ausencia de autonomía económico-operativa de la empresa estatal; 2) la incapacidad real de los ministerios y organizaciones superiores para “planificar” a nivel microeconómico; 3) el escaso nivel de emprendimiento e iniciativa de los gerentes de empresas bajo la figura de una empresa estatal carente de autonomía; 4) los problemas relacionados con la conjugación del sistema de intereses económicos que no logra realizarse si no existe una vinculación de los ingresos con los resultados de la producción y de los servicios.
En lo concerniente al sistema de empresas del sector estatal, no se trata de privatizarlo ni de eliminarlo, sino de hacerlo eficiente y competitivo, a partir de su independencia operativa y financiera y que, además, funcione con criterios de empresa en los que los ingresos de los trabajadores y gerentes guarden relación con su desempeño y con los resultados económicos.
Por otra parte, pienso que el Estado no tiene las condiciones para generar todas las empresas que son necesarias para satisfacer la muy variada demanda de bienes y servicios que existe en un mercado. La prueba de ello es la experiencia misma de Cuba, después de la llamada Ofensiva Revolucionaria de 1968, que eliminó todo tipo de negocios privados y muchas de las cosas que ofrecían esos negocios desaparecieron y se generó una escasez innecesaria.
Las PyMEs juegan un rol fundamental en la mayor parte de las economías más exitosas del mundo. En el caso de países socialistas, el ejemplo más visible es Vietnam y, en el caso de economías de mercado, un ejemplo muy significativo es el de Taiwán. Son dos países en los que las pequeñas y medianas empresas han jugado un rol muy importante en el crecimiento de sus economías.
¿Cuáles son las ventajas que pueden ofrecer las PyMEs? 1) Promueven el emprendimiento, 2) generan empleo, 3) satisfacen demandas insatisfechas por empresas estatales. En el caso específico de Cuba, las PyMEs pueden absorber el excedente de fuerza laboral que existe en el sector estatal y que ha sido reconocido desde hace más de 10 años, pero que no se ha solucionado por el impacto social que tiene. Además, pueden asumir actividades productivas y de servicios que actualmente el Estado no desarrolla por escasez de recursos; pueden potenciar la producción industrial y agrícola, así como infinidad de servicios. Sencillamente se acabaría ese tan manido argumento de que tal o cual cosa no es posible desarrollarla porque “el Estado no tiene suficientes recursos”. Alguna vez escuché decir a un alto dirigente del Partido Comunista de Cuba que no era posible desarrollar el Internet “porque Cuba no tenía suficientes recursos”; en ese momento me hice la pregunta: ¿por qué el Internet tiene que ser ofrecido por el Estado? ¿por qué el Internet es un monopolio del Estado? En muchos países, Colombia entre ellos, las empresas públicas ofrecen este servicio y también lo ofrecen empresas privadas; todas compiten, ninguna goza de una posición de monopolio, lo cual beneficia mucho a los consumidores porque se genera competencia, las empresas se ven obligadas a ofrecer un mejor servicio y bajan los precios.
Finalmente, pareciera que no es explicable políticamente que inversionistas extranjeros puedan prosperar estableciendo negocios en Cuba y no se permita a inversionistas privados nacionales prosperar en un clima adecuado para los negocios. Estos inversionistas nacionales pueden contribuir con sus impuestos a los objetivos sociales de desarrollo del país. La prosperidad del país, ayuda a la prosperidad del negocio. Este no es un juego de suma cero, sino que si se hace bien puede ser un juego Gana – Gana. No importa si unos ganen más que otros, importa que todos ganen, frente a la otra alternativa en la cual alguien gana y la otra parte, no.
Condis: Hay una cuestión que no podemos obviar y es el hecho de que el gobierno cubano, a pesar de haber permitido ciertos avances para la iniciativa privada, sigue apostando por un modelo económico en el que la empresa estatal es el motor impulsor de la economía. ¿Son incompatibles las PyMEs con las empresas estatales? Es decir, ¿legalizar las PyMEs sería sinónimo de la extinción de la empresa estatal en Cuba, o pueden convivir?
De Miranda: Claro que pueden coexistir y deben coexistir, incluso, en mi opinión, deben competir. Es decir, no debería existir monopolio ni por parte del Estado ni por parte del sector privado en ninguna actividad económica. El tema de que la empresa estatal es el motor impulsor de la economía socialista pareciera responder a una concepción dogmática de la organización económica de la sociedad socialista. En varias oportunidades he escrito y dicho que el hecho de que una empresa sea estatal no garantiza que sea una propiedad social. Si los supuestos propietarios colectivos no pueden gestionar esa propiedad ni ejercer el control —como propietarios— sobre la gestión de quienes administran esa supuesta propiedad social, se desnaturaliza la propiedad estatal como propiedad social. Es decir, en el caso de la propiedad estatal, los supuestos propietarios colectivos de esa propiedad (que se define como de “todo el pueblo”) deberíamos contar con la posibilidad de establecer los mecanismos efectivos de control de la gestión de esta.
En este sentido, como lo decía en la anterior respuesta, la Ley de Empresa debería garantizar la autonomía financiera y operativa de la empresa estatal y esto significa que puedan decidir cuántos trabajadores contratan y qué tipo de trabajadores necesitan; qué salario les pueden ofrecer; cuál es el precio de su producto o servicio, de acuerdo a las condiciones del mercado y a los costos. Deben poder decidir, por ejemplo, cuáles son las inversiones que es necesario hacer para que puedan funcionar bien y utilizar la tecnología más moderna. Es decir, cuando hablo de un marco legal para la empresa en Cuba no sería solo para el surgimiento de las PyMEs sino también al marco legal que permita el mejor funcionamiento de la empresa estatal. A nadie le interesan que las empresas estatales quiebren o se hundan. Lo importante es que exista un clima favorable para los negocios de todos.
¿Cuál es el problema de que existan fábricas privadas o cooperativas de confecciones, o de calzado, o de alimentos, o empresas turísticas o agencias de viajes privadas, por solo mencionar algunos casos? Estoy seguro de que si en Cuba existieran establecimientos de venta minorista privados o cooperativos y si las exportaciones e importaciones pudieran realizarse por canales diferentes a los del actual monopolio estatal del comercio exterior, habría una mayor oferta y un mejor surtido de bienes en el comercio doméstico.
Por otra parte, también habría que favorecer a miles de profesionales, permitiéndoles el desempeño de su profesión, que puedan ofrecer servicios profesionales. Esto ayudaría a recomponer la tan mencionada pirámide social invertida. Cuba no será más socialista porque no existan empresas privadas. Cuba será más socialista cuando la economía permita el incremento sustancial del bienestar de la sociedad y cuando el sistema económico sea capaz de asegurar la satisfacción creciente de las necesidades de la sociedad.
Pienso que deben coexistir empresas estatales con autonomía, con empresas cooperativas y con empresas privadas que generen prosperidad para el país y, en consecuencia, para sus ciudadanos.
Condis: Quiero ahora citar una frase suya, de un artículo publicado el año pasado. Un artículo, por supuesto, en el que habla de Cuba. Usted dijo: “Existe una diferencia sustancial entre regular un mercado y controlarlo. Las medidas de control suelen asfixiar la iniciativa y, de hecho, terminan restringiendo su actividad, con lo cual no pueden desplegarse adecuadamente las fuerzas productivas”. ¿Podría explicarnos este asunto con más detalles?
De Miranda: La teoría económica define una economía mixta como aquella en la que coexisten la actividad económica del sector estatal y del sector privado, lo cual se refleja en la interacción entre el Estado y el mercado. El Estado sirve para corregir las fallas del mercado y el mercado sirve para corregir las fallas del Estado. ¿Cuáles son las fallas del mercado, por qué un Estado es útil como regulador? Entre las más visibles están la formación de estructuras monopólicas y oligopólicas, es decir, la existencia de una competencia imperfecta, la aparición de externalidades negativas como la contaminación ambiental, o los problemas relacionados con una desigualdad en la distribución del ingreso que pueda resultar política o éticamente inaceptable. Para corregir esos fallos es que el Estado debe establecer mecanismos de regulación o, como también se denomina, intervención.
Regular un mercado significa adoptar reglas claras y estables, impedir la asimetría de la información que favorezca a determinados actores, facilitar el emprendimiento legal, adoptar un sistema impositivo progresivo en el que paguen más los que más ganan y con un sentido de justicia, que permita recaudar recursos para cumplir los objetivos sociales de desarrollo y para desarrollar la infraestructura que asegure el progreso del país; pero que al mismo tiempo impulse el emprendimiento en lugar de ahogarlo. Los impuestos no deben ser tan opresivos que el resultado sea que la gente tenga que dejar la actividad económica porque no le resulta remunerativo por la magnitud tan bárbara de impuestos que tiene que pagar.
Controlar un mercado es algo diferente. Es interferir en el mercado estableciendo precios y salarios sin fundamento económico. Es impedir que se desarrolle tratando de que los emprendedores no se enriquezcan, cuando lo mejor es que la riqueza crezca. Los famosos precios topados es un ejemplo de control del Estado, que es además absurdo porque no permite que el mercado funcione adecuadamente. Que conste que no estoy hablando de un mercado libre, ni de la mano invisible del mercado, ni esta es una posición neoliberal, para ser muy precisos y evitar malos entendidos que puedan aparecer. No tiene sentido desarrollar una legislación que impida el enriquecimiento de los emprendedores, lo que se debe permitir es que todo el mundo se enriquezca. Esto puede suceder si el nivel de actividad económica se dinamiza. Para distribuir con justicia social hay que producir, hay que crecer económicamente. Si una economía no crece, no se puede distribuir riqueza, se distribuye pobreza.
Condis: Quiero terminar la entrevista con una pregunta corta, pero nada sencilla: Si usted tuviera la oportunidad de hacerle cinco recomendaciones al gobierno cubano acerca de cómo enfrentar la crisis económica actual producto de la pandemia de la COVID-19, ¿qué le diría al gobierno cubano?
De Miranda: Ciertamente, es una pregunta muy difícil y lo digo porque Cuba está actualmente en las peores condiciones para enfrentar una crisis de esta magnitud. Creo que esto es debido, en primer lugar, al recrudecimiento de las presiones económicas de Estados Unidos. No se trata de algo nuevo y que sería mejor si no existiera, pero es algo que solo puede cambiar el gobierno norteamericano. Frente a eso el Gobierno cubano tiene muchas cosas que hacer, que no dependen necesariamente del bloqueo o embargo. En ese sentido, creo que se ha ido demasiado lento en la adopción de las decisiones necesarias para impulsar la economía. Estas medidas podían y debían haber sido adoptadas hace mucho y, curiosamente, están incluso en los Lineamientos de Política Económica y Social de los Congresos 6º y 7º del PCC.
Con toda sinceridad, no entiendo el triunfalismo inicial de algunos funcionarios del Gobierno acerca de las supuestas ventajas que una economía centralmente planificada como la cubana tiene para enfrentarse a una crisis como la actual, que es sanitaria pero que tiene terribles implicaciones económicas. En primer lugar, porque en mi opinión la economía cubana que es centralizada no quiere decir que sea planificada. Todos sabemos que el aspecto técnico del proceso de planificación en el caso de Cuba ha sido y sigue siendo bastante deficiente y en muchas ocasiones afectado por una fuerte dosis de voluntarismo político.
Esta crisis pone de manifiesto la vulnerabilidad de la economía cubana, que no cuenta con un tejido productivo adecuado para responder a las necesidades de la demanda y que depende excesivamente de importaciones de alimentos y de una inmensa gama de bienes de consumo. Para poder importar es necesario disponer de divisas que no llegan al país debido al cierre del turismo internacional. Ahora hay una situación muy difícil.
La situación afecta al mundo entero y, en el caso específico de Cuba, también afecta al naciente y muchas veces vapuleado, debo decirlo de esta manera, sector privado de la economía. No sé de qué manera unas donaciones personales a cuentas bancarias puedan impulsar la producción agropecuaria, como sugería recientemente el ministro de Economía y Planificación. Me parece que el asunto no va por ahí. Considero que las donaciones deben ir dirigidas a apoyar a las personas con mayor vulnerabilidad económica que en Cuba son muchas, aunque no existan los estudios disponibles para el público sobre temas tan sensibles desde el punto de vista político como la pobreza y la desigualdad en la distribución del ingreso, que valdría la pena que tuviéramos elementos para analizar esto con un sentido profesional sólido.
Cuba es un país en el que los recursos públicos no le dan al Estado, a pesar de su alto nivel de centralización, el músculo económico, para apoyar al sector empresarial y esto es gravísimo y se ve en el hecho de que ese naciente sector privado no cuenta con el apoyo necesario del sistema financiero ni del sistema fiscal. En el breve tiempo que ha pasado desde el inicio de la pandemia, se ha traducido en la suspensión temporal de miles de licencias de trabajo por cuenta propia.
En Cuba se repite mucho la frase de “liberar las fuerzas productivas”. Eso se traduce en la necesidad de permitir que el emprendimiento florezca con todas sus posibilidades y el mercado es una muy buena opción porque, con reglas claras y transparentes, el mercado puede funcionar bien y los empresarios suelen adaptarse con mucha facilidad a sus condiciones y el que no se adapta, como en la ley de Darwin, perece como empresario.
Planteado todo esto, de manera inmediata yo sugeriría lo siguiente: 1) eliminar el impuesto a la fuerza de trabajo, que pende como una espada de Damocles sobre todos los empresarios y que desestimula la contratación de fuerza de trabajo; 2) eliminar la exigencia de disponer de colaterales en el otorgamiento de créditos; 3) otorgar créditos bancarios con tasas de interés blandas para proteger los ingresos de los trabajadores contratados; 4) reducir las tasas arancelarias de importaciones de bienes de consumo prioritarios y permitir la importación directa de dichos bienes; y 5) permitir la expansión de la conexión digital privada, mediante la reducción de las actuales tarifas de monopolio que hoy están entre las más altas del mundo.
Ahora bien, estas son recomendaciones puntuales y concretas para este momento. A ellas deben sumarse otras de largo aliento, medidas estructurales, entre las que me permito mencionar las siguientes: 1) elaborar una Ley de Empresa que ponga en pie de igualdad a las empresas, con independencia de su forma de propiedad; 2) permitir la conversión del trabajo por cuenta propia en PyMEs, reemplazando la lista actual de actividades permitidas por una lista muy pequeña de actividades prohibidas bajo el criterio de que lo que no está expresamente prohibido, está permitido; 3) eliminar el monopolio del comercio exterior y permitir que las empresas puedan acceder directamente al mercado mundial, sin distinción alguna de forma de propiedad; 4) reestructurar el sistema de impuestos para las empresas, haciéndolo universal y progresivo, sin distinción de formas de propiedad. No dar un tratamiento diferente a la empresa estatal sobre la cooperativa y la privada; y finalmente un tema en el que insistimos e insistimos: 5) eliminar la dualidad monetaria y la multiplicidad de tipos de cambio, estableciendo un sistema monetario y cambiario unificado, que permita que la economía cubana se conecte con la economía mundial a través de los precios relativos, para poder determinar qué actividades son realmente competitivas, cuáles no, qué hacer para volver competitivas las que no lo son.
Voy a añadir una sexta y sería: 6) el desarrollo de una política industrial que estimule el desarrollo de la producción nacional tanto industrial como agrícola, para que el país no sea tan vulnerable a los choques internacionales. Que quede claro que no estoy proponiendo una política proteccionista, sino crear las condiciones para que los emprendedores, los empresarios encuentren los incentivos necesarios para desarrollar producciones nacionales que empleen fuerza de trabajo nacional y recursos domésticos, que se traduzcan en un incremento del bienestar económico y social de todo el país.
Condis agradeció al entrevistado por sus valiosas aclaraciones a inquietudes planteadas por muchos cubanos en las redes sociales. A continuación, los enjambreros comentaron sobre la suspensión de cuentas de Twitter a varias organizaciones estatales.
Los comentarios de los seguidores de El Enjambre en Twitter estuvieron dirigidos, en su mayoría, a elogiar y agradecer la entrevista del capítulo: “De los mejores momentos de @radioenjambre en este episodio 27: “Si una economía no crece, no se puede distribuir riqueza; se distribuye pobreza”, Prof. Mauricio de Miranda Parrondo, doctor en Economía Internacional y Desarrollo”, expresó @DiegoCruz_AE.
“Magistral entrevista de @radioenjambre a @5814Mauro. Si no ha escuchado el episodio, haga un tiempo y escúchelo. Ojalá y esta entrevista llegara a todos los cubanos… “Si eres del sector privado, TCP, entonces sí que no te la puedes perder”, tuiteó por su parte @cesarss86.
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