Cuba enfrenta la peor crisis económica desde el Período Especial (particularmente entre 1994 y 2004) y la situación se asemeja a la de esos años.[1] Este artículo, basado en las estadísticas oficiales cubanas, evalúa el impacto de dicha crisis en los principales indicadores sociales en 2020-2021: el envejecimiento de la población y sus efectos, el desempleo visible y el oculto, el salario medio ajustado a la inflación, la pensión media también ajustada a la inflación, el déficit de seguridad social, la escasez y el precio de los alimentos, la salud, la vivienda, la pobreza y la asistencia social.
[1] Para los efectos económicos de la crisis ver Mesa-Lago, 2022-2023.
1. Envejecimiento de la población y sus efectos
Cuba es el país más envejecido de América y en 2050 será el segundo más envejecido del mundo. El envejecimiento es positivo porque aumenta la esperanza de vida, pero crea problemas económico-sociales.[2]
La fuerza laboral se redujo un 9 % entre 2011 y 2020, mientras que la población empleada se contrajo un 8 % en igual período. Ambos fenómenos, eventualmente, pueden inducir una escasez de mano de obra. Además, habrá menos trabajadores activos para sostener a los pensionados.
Otro problema es que la tasa de participación laboral mermó de 76 % a 65 % durante el mismo período (muy baja para niveles latinoamericanos) y no se han dado a conocer las razones de la disminución.
Al crecer la esperanza de vida, los pensionistas viven más y cobran sus prestaciones por más tiempo, lo cual incrementa el costo de las pensiones. Además, sufren enfermedades terminales, lo que sube el costo de la atención de la salud.
Desde 2007, el Gobierno cortó el gasto social para ajustarlo a la capacidad económica del país, lo que redujo los recursos para financiar las pensiones, la salud, la vivienda, la asistencia social, etcétera (Gráfico 1).
Gráfico 1. Gasto social como porcentaje del gasto presupuestal, 2006-2020
[2] Las estadísticas de la esperanza de vida de Cuba dejaron de aparecer en 2013 en el Anuario Estadístico, por lo tanto, tienen un atraso de nueve años. Albizu-Campos (2021) ha estimado, entre 2012 y 2021, una disminución de la esperanza de vida de las mujeres en Cuba de 80.6 a 73.9 años; la de los hombres, de 76.5 a 68.9; y la de ambos sexos, de 78.6 a 71.2.
2. El desempleo
El desempleo se denomina declarado (o visible) y subempleo (u oculto). En 2020, el visible era de 1.4 %, uno de los más bajos en América Latina y en el resto del mundo (ONEI, 2021). Pero en 2010 el presidente Raúl Castro reconoció que había un excedente de mano de obra en el sector estatal (desempleo oculto o subempleo) que primero dijo equivalía a 500 mil trabajadores, y se proyectó a 1.8 millones en 2015.
Solo 500 mil personas fueron despedidas de sus puestos, por lo cual quedaron más de un millón de trabajos innecesarios, equivalentes al 29 % de la fuerza laboral. Al sumar desempleo visible y oculto, el total era de un 30 % (Mesa-Lago, 2021).
La unificación monetaria en 2021 debía resultar en el cierre de las empresas con pérdidas (31 % del total) y el consiguiente aumento del desempleo visible. Sin embargo, el Gobierno decidió dar un año de transición para que las empresas eliminaran las pérdidas. Para ello, asignó 18 mil millones de CUP en el presupuesto. Según el ministro de Economía y Planificación Alejandro Gil, los subsidios continuaban en 2022.
3. El salario
El salario medio estatal real (ajustado a la inflación anual) en 2020 era el 53,7% del nivel en 1989, por lo que el poder adquisitivo de la población mermó en casi la mitad (Gráfico 2). El salario medio de 1.194 CUP mensuales en 2020 equivalía al cambio oficial a US$49,75, insuficiente para cubrir las necesidades alimenticias básicas (ver sección 5). El salario fue aumentado en 2021, pero la inflación sobrepasó su valor y declinó en términos reales.
Gráfico 2. Valor del Salario Estatal y la Pensión Media Real, en 1989-2020 (Índice 1989=100)
4. Las pensiones de seguridad social y su déficit
La pensión real en 2020 era el 67 % del nivel de 1989, o sea, que su poder adquisitivo se redujo en un tercio (Gráfico 2). La pensión media nominal en 2020 era de 441 CUP mensuales (ONEI, 2021), equivalente a 18 USD, aún más insuficiente que el salario para cubrir las necesidades alimenticias básicas (ver sección 5). Los jubilados y pensionados se encuentran entre los grupos más pobres en la población. Para subsistir deben recibir remesas, ayuda de familiares o trabajar como informales. Debido a la unificación monetaria en 2021, las pensiones aumentaron, pero la enorme inflación excedió los incrementos.
El balance de ingresos y egresos de las pensiones de seguridad social generó un déficit creciente con una cima de 43.8 % del gasto total financiado por el Estado. Debido a la reforma de pensiones de 2008 (que redujo las edades de retiro y aumentó las cotizaciones), el déficit mermó a 14.3 % en 2017. Pero las reformas de 2008 no fueron suficientes y la aceleración del envejecimiento de la población reanudó el incremento del déficit que subió a 33.6 % en 2020 y seguirá creciendo a menos que haya otra reforma más drástica. Como porcentaje del PIB, el déficit menguó de 3.2 % a 0.9 % en 2013-2017, pero volvió a crecer hasta un 3 % en 2020, y seguirá aumentando (Mesa-Lago, Moreno y Kay, 2022).
Gráfico 3. Déficit de las pensiones de seguridad social, 2006-2020
5. La escasez y el alto precio de los alimentos
La caída en la producción agrícola, ganadera y pesquera, combinada con la reducción en la importación de alimentos por falta de divisas, ha provocado una aguda escasez alimentaria. El racionamiento que antes aseguraba una cuota alimenticia magra a los cubanos se ha reducido gradualmente. Los alimentos entregados por la «libreta» ahora se venden por la libre a precios superiores entre cinco y veinte veces.
Las tiendas estatales que venden en divisas tienen una ganancia del 240 %. Sin embargo, cada vez hay menos alimentos en los estantes debido a la crisis y a la reducción de la importación.
Artículos típicos de la dieta cubana como arroz, frijoles y cerdo no se encuentran o cuestan muchísimo. Como el suministro oficial se ha deteriorado, el mercado negro se ha expandido y también sus precios. La libra de pollo importado de los EE. UU. al costo oficial de un USD se vende a siete veces su precio; el precio de una botella de aceite de cocinar se ha multiplicado cuatro veces, un paquete de perros calientes tres veces y la leche en polvo, que solo se vendía a los niños y los ancianos, 120 veces (Frank, 2021).
El Cuadro 1 muestra el precio en CUP de los alimentos en varios mercados de La Habana a inicios de diciembre de 2022. Los precios fuera de la capital son más altos.
Cuadro 1. Precios de los alimentos en distintos mercados de La Habana, 2022 (CUP por 1 libra, salvo que se especifique)
No se pudieron obtener los precios de las tiendas en MLC, pero hay pocos productos y solo una pequeña parte de la población, con mayor ingreso, puede adquirirlos.
El «mercado informal» o «libre» es la «bolsa negra». Las cooperativas agrícolas o el mercado campesino tienen mejor suministro y calidad, pero precios superiores al mercado informal. Las tiendas del Estado en las que antes vendían los artículos racionados a precio subsidiado tienen poquísimos productos. El picadillo mezclado se vende a 35 CUP «controlado por la libreta de abastecimiento», pero no está garantizado el suministro, lo que provoca grandes colas.
Un nuevo método de venta son los «combos» o módulos por la libreta. Se expenden por grupos poblacionales e incluyen pollo, picadillo, aceite y detergente, una vez al mes, al precio de 621.80 CUP. Sin embargo, no está garantizado el «combo» completo. Si no hay uno o dos de los productos, estos se pierden y hay que esperar al mes siguiente. Por lo cual, se generan grandes colas que usualmente toman cinco y más horas de espera[3] (Leiva, 2022). La relación entre el precio de los componentes de los módulos y el precio en la bolsa negra es 13 veces mayor en el caso del pollo, 9 veces el aceite y 8 veces el picadillo.
El salario medio mensual en 2022 fue de 4 162 CUP, o sea, incrementó un 8.3 % sobre el salario de 2021 (3 830 CUP), pero la inflación subió más de un 29 %. El ministro de Economía y Planificación afirmó que el salario de 2022 «no alcanzará para cubrir las necesidades básicas de la población» (esto incluye no solo alimentos, sino también servicios) y que el déficit no se cubrirá con un nuevo aumento salarial (Gil, 2022).
De hecho, con el salario medio apenas se puede comprar un paquete de pollo y uno de huevos; o sea, es insuficiente para cubrir las necesidades alimenticias básicas. La pensión media mensual en 2021 era de 1 607 CUP y, si se asume que subió un 8.3 % como el salario, sería de 1 740 CUP en 2022; la pensión no alcanzaría para comprar un kilogramo de leche en polvo y un paquete de espagueti, mucho peor que el salario medio.[4]
La mayoría de la población cubana no puede sobrevivir si no recibe remesas o trabaja en el sector privado (muchos jubilados venden paquetes de maní tostado u otros productos en las calles). Quienes están en el sector privado (en especial si rentan habitaciones a turistas o tienen un paladar) pueden comprar incluso en las tiendas en MLC. Por ello ha ocurrido una ampliación notable de las brechas en la distribución del ingreso y en el acceso a la alimentación.
[3] Los miembros del grupo reciben una llamada cuando llega el combo y deben ir inmediatamente al lugar de venta para tratar de recibir el combo completo.
[4] El secretario general de la CTC, Ulises Gilarte, dijo que más de 1.7 millones de jubilados (o sea, todos) no suplen sus necesidades básicas (elTOQUE, 2022); sin embargo, debió decir las necesidades básicas alimenticias.
6. La salud
En 1989, Cuba se colocaba entre los primeros países de América Latina respecto a sus indicadores de salud. Pero la crisis de los noventa afectó adversamente al país. A pesar de una mejora, muchos de los servicios médicos no han recuperado los niveles previos (Cuadro 2).
Cuadro 2. Instalaciones, personal y otros indicadores de salud
a Diferencia porcentual entre 2007 y 2021.
b Diferencia en puntos porcentuales entre 2007 y 2021.
El mejor indicador es el número de médicos por cada 10 mil habitantes que era de 9.5 en 2020 (el mayor en toda América Latina y el Caribe), y aumentó un 43 % entre 2008 y 2021. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que la exportación de servicios médicos al extranjero, la primera fuente de divisas de Cuba, provoca una reducción del acceso a la atención de salud de la población.
Por ejemplo, el número de médicos de familia se redujo un 34 % entre 2008 y 2021 (ONEI, 2009 a 2022a). El número de hospitales decreció un 32 % (los hospitales rurales y puestos de salud urbanos y rurales fueron cerrados en 2011), el número de policlínicos un -8 %, el número de enfermeras un -20 %, el número de técnicos de la salud un -54 % y las camas reales de hospital por mil habitantes un –0.7 % (de 4.0 a 3.3).
La mortalidad infantil declinó de manera sistemática de 5.3 por mil nacidos vivos en 2007 a 4.0 en 2018 (la menor en el hemisferio después de Canadá). Después creció a 7.7 en 2021 (en 2022 fue de 7.6), un aumento de 2.3 puntos desde 2007.
Mientras Cuba exhibe una tendencia creciente de la tasa de mortalidad infantil desde 2018, varios países de América Latina y el Caribe muestran una tendencia decreciente y, en 2021, una mortalidad menor a la de Cuba: Uruguay y Antigua y Barbuda (5), Chile (6) y Costa Rica (7) (Banco Mundial, 2022a).
La mortalidad materna en la isla exhibió una tendencia creciente de 31.1 por 100 mil nacimientos vivos en 2007 a 176.6 en 2021, un alza de 145.5 puntos. Por el contrario, la mayoría de los países de la región muestran una tendencia decreciente y una mortalidad materna mucho menor que la de Cuba: Chile, 13; Uruguay, 17; Granada, 25; Costa Rica y Antigua y Barbuda, 27 (Banco Mundial, 2022b).
El acceso y la calidad de los servicios sanitarios se han deteriorado severamente. Hay largas colas para la atención secundaria, en particular para especialistas y tratamientos quirúrgicos; en gran parte debido a la exportación de médicos y la falta de insumos.
La infraestructura de atención de salud se ha dañado porque los escasos recursos no permiten realizar el mantenimiento de rutina y las reparaciones más básicas.
Los medicamentos solían proporcionarse de manera gratuita en los hospitales. Ahora tienen que ser pagados en el mercado informal por pacientes que también deben proporcionar alimentos, sábanas, etcétera (Mesa-Lago y Díaz-Briquets, 2021).
Hay una aguda escasez de medicamentos, debido a la caída en la producción interna,[5] que se refleja en una reducción de un 84 % en las exportaciones de medicinas (de 592 millones de USD en 2014 a 96 millones de USD en 2021). Existe una notable discrepancia en las estadísticas de importación de medicamentos entre la serie del Anuario de 2020 y la del Anuario de 2021. Las sumas del primero son muy inferiores a las del segundo. La sobreestimación del valor importado de las medicinas en el Anuario 2021 aumenta desde un 21 % en 2017 a 923 % en 2020. La disminución en el valor importado es del 92 % en 2017-2020 versus 18 % en 2018-2021 (Cuadro 3).
En el primer semestre de 2022, faltaban 142 renglones de medicinas de un total de 619, o sea, un 23 % (Rodríguez, 2022). La información parece ser optimista basada en el análisis anterior. Para suplir el vacío se requieren 500 millones de USD (Gil, 2022).
Cuadro 3. Importación de medicamentos en 2017-2021 según Anuarios de 2020 y 2021 (miles de dólares)
Alejandro Gil declaró terminada la pandemia de COVID-19 en Cuba, pero el economista José Luis Rodríguez (2022) informó que en el segundo trimestre de 2022 ocurrió un aumento en el número de casos, así como de dengue en todo el país.
La Organización Mundial de la Salud ha estimado el «exceso de mortalidad» media por 100 mil habitantes en 2021: el número de muertes que ha ocurrido frente al número de muertes que se hubiese esperado en ausencia de la pandemia (por ejemplo, muertes indirectamente asociadas a la COVID-19, debidas a otras causas, y enfermedades resultantes del impacto de la pandemia en el sistema de salud, pero no reportadas).
Cuba tenía una media de 163 y de 20 países en América Latina, 11 tenían una media inferior y 9 mayor (OMS, 2022). Data publicada en un boletín demográfico de la ONEI, con cifras de 2021 posteriores a los estimados de la OMS (media de 163), muestra un número mayor de muertes, con el cual se calcula una media de 446 (ONEI, 2022b).[6]
[5] La producción de medicamentos aumentó sostenidamente hasta 2017 y decreció en 2018; desde 2020 no se ofrecen cifras. El índice de producción de fármacos (base 1989) muestra también incrementos hasta 2017 y deja de aparecer desde 2019 en el Anuario. Probablemente, ocurrió un descenso por la suspensión de las importaciones de insumos de China, pues Cuba dejó de pagar las importaciones.
[6] Agradezco la ayuda del demógrafo cubano Juan Carlos Albizu-Campos para los cálculos.
7. La vivienda
El número de viviendas construidas en Cuba decreció un 83 % entre 2006 y 2021 (de 111 400 en 2006 a 18 600 en 2021), salvo un repunte en 2018-2019; en relación con mil habitantes, la caída fue de 9.9 a 1.7 en igual período (Gráfico 4).
En 2022 había una meta de construir 36 831 viviendas, pero en el primer semestre solo se habían terminado 12 154 (Rodríguez, 2022). De seguir la tendencia, al finalizar el año habría 24 308 viviendas, menor al nivel de 2014. La meta para 2023 es de 30 140 viviendas, según Alejandro Gil, muy difícil de lograr debido a la crisis económica.
Gráfico 4. Construcción de viviendas en Cuba, 2006 a 2021
8. La pobreza y la asistencia social
La ONEI nunca ha publicado cifras sobre la incidencia de la pobreza, aunque lo hagan los países latinoamericanos y caribeños. Aun así, el análisis anterior indica que la pobreza en Cuba debe haber aumentado de manera sustancial (Mesa-Lago y Svejnar, 2020; Mesa-Lago, 2021). Por ello, la asistencia social para proteger a la población vulnerable debió expandirse, pero en la realidad disminuyó entre 2006 y 2021 de 5.3 a 1.7 beneficiarios por mil habitantes y de 2.3 % a 0.4 % del PIB (Gráfico 5).
Gráfico 5. Indicadores de la asistencia social en Cuba entre 2006 y 2021
9. Conclusiones
El artículo, basado en las estadísticas oficiales cubanas, analiza el impacto de la crisis económica de 2020-2022 en el deterioro de los indicadores sociales de Cuba. Pero el declive había precedido la crisis en parte por la reducción del gasto social entre 2006 y 2020 de 55.4 % del presupuesto a 34.4 % (de 36.6 % a 22.4 % del PIB).
Cuba es el país más envejecido de América Latina y esa realidad aumenta los costos de las pensiones y de la salud, a la par que reduce la fuerza laboral y agrava el financiamiento de la seguridad social.
El desempleo abierto continúa siendo el más bajo de América Latina (1.4 %), pero a costa de mantener un subempleo del 29 % de la fuerza laboral luego del intento infructuoso de eliminarlo en 2011-2015. La unificación monetaria ha mantenido artificialmente un tercio de las empresas estatales que arrojan pérdidas bajo el desempleo abierto mediante subsidios fiscales.
El salario medio real en el sector estatal se contrajo a la mitad de 1989 a 2020 y la inflación en 2021 superó el aumento nominal de dicho salario que, debido al sustancial incremento de precios de los alimentos, es insuficiente para cubrir las necesidades básicas alimenticias.
La pensión media real se contrajo un 42 % de 1989 a 2020 y es aún más insuficiente que el salario para cubrir las necesidades básicas alimenticias debido al aumento de precios. El déficit de pensiones, que había disminuido por la reforma de 2008, ha retomado su crecimiento desde 2018 y seguirá esta tendencia por la insuficiencia de la reforma y el aceleramiento del envejecimiento.
Los indicadores claves de la salud se han deteriorado desde 2007. Las tasas de mortalidad infantil y materna han crecido (la segunda un 145 %), mientras que en el resto de América Latina han mejorado. Varios países de la región ahora aventajan a Cuba (cuando en 1989 la isla estaba a la cabeza de la región).
Aunque la relación del número de médicos por habitantes continúa creciendo de manera notable y sigue siendo la mayor de la región, la exportación de médicos (en especial los de la familia, esenciales para la atención primaria) ha reducido su acceso a la población. Además del deterioro en los establecimientos y la calidad de los servicios, así como una severa escasez de medicamentos (causado por el descenso en la producción interna y la importación).
La construcción de viviendas disminuyó un 83 % entre 2009 y 2021 y dicha caída se aceleró en el último año. La incidencia de pobreza ha aumentado y debería de haberse extendido la asistencia social, pero entre 2006 y 2021 se contrajo entre un 67 % y un 86 %.
El Gobierno culpa principalmente al bloqueo de EE. UU. por la crisis económica y el deterioro social. Sin embargo, existen múltiples causas que incluyen el fallo de las reformas económicas en los últimos 12 años, las cuales no han logrado mejorar el ineficiente modelo económico actual ni reactivar la economía (ver Mesa-Lago, 2022-2023).
Para salir de la crisis hay que emprender una urgente reforma estructural que encamine a Cuba hacia un modelo de socialismo de mercado que ha sido muy exitoso en China y Vietnam, con los necesarios ajustes según las peculiaridades cubanas. De lo contrario, la situación económico-social seguirá deteriorándose.
REFERENCIAS:
Albizu-Campos, Juan Carlos (2021), «Proyecciones de la esperanza de vida en Cuba 2020-2030», La Habana, 31 agosto.
Banco Mundial (2022a), «Mortality rate, infant (per 1,000 live births-Latin America and the Caribbean)»; data.worldbank.org/indicator/SP.DYN.IMRT.IN?locations=ZJ; visitado 13 diciembre.
______ (2022b), «Maternal mortality ratio (per 100,000 live births-Latin America and the Caribbean)». data.worldbank. org/indicator/SH.STA,MMRT?/locations=ZJ; visitado 13 diciembre.
Comité Estatal de Estadísticas—CEE (1991), Anuario Estadístico de Cuba 1989, La Habana.
Frank, Marc (2021), «Roaring inflation compounds Cuban’s economics woes», Reuters, 16 junio.
Gil, Alejandro (2022), Informe a la ANPP, citados por elTOQUE, «La ineficiencia de las empresas estatales y otras malas noticias para la economía cubana», 12 diciembre y por Figueredo, Oscar y otros, «Pese a complejo panorama internacional, Cuba estima un crecimiento del 3 por ciento de su PIB en 2023», Cubadebate, 12 diciembre.
Leiva, Miriam (2022), «Precios de los alimentos en Cuba» (2022), Información sobre precios recogida en La Habana, 5-7 diciembre.
Mesa-Lago, Carmelo (2021), «El empleo y el desempleo en Cuba: Impactos del envejecimiento, la crisis económica y la unificación monetaria», Revista Internacional y Comparada de Relaciones Laborales y Derecho de Empleo, Modena, Italia, Vol. 9, No. 3, julio-sept. 2021, pp. 209-231.
______ (2022-2023), «La economía de Cuba en tiempos de crisis: 2020-2022 y perspectivas para 2023», La Joven Cuba, en prensa.
Mesa-Lago, Carmelo y Jan Svejnar (2020), The Cuban Economic Crisis, its Causes and Possible Policies for the Transition, Miami, FIU Vaclac Havel Program for Human Rights & Diplomacy, octubre.
Mesa-Lago y Díaz Briquets (2021), «Healthcare in Cuba: Sustainability Challenges in an Ageing System,» Journal of Latin American Studies, Vol. 53, No.1, February 2021.
Mesa-Lago, Carmelo, Carla Moreno and Steven Kay (2022), «Sustainability of Public Pensions in Cuba», International Social Security Review, Vol. 75, No. 2, April, pp. 25-46.
Oficina Nacional de Estadísticas e Información—ONEI (1995 a 2022a), Anuario Estadístico de Cuba 1996 a 2021, La Habana.
______ (2022b), Indicadores Demográficos para Cuba y sus Territorios Enero-Diciembre 2021, La Habana, Edición mayo.
Organización Mundial de la Salud—OMS (2022), «Estimates of Excess Mortality Associated with Covid-19 Pandemic (as of March 2022), Ginebra, WHO_COVID_Excess Deaths-EstimatesByCountry.xlsx.
Rodríguez, José Luis (2022), «Cuba: Factores de la compleja coyuntura económica en el primer trimestre de 2022», Debate Económico, 26 agosto.
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