En la mañana del domingo 6 de julio, un grupo de masones cubanos irrumpió en la sede de la Gran Logia de Cuba, en La Habana, decidido a recuperar el espacio. El edificio se encontraba rodeado por agentes de la Seguridad del Estado desde hacía días, lo que había impedido reuniones y generado un clima de hostigamiento contra quienes cuestionaban la permanencia de Mayker Filema Duarte al frente de la institución.
Filema, a quien la mayoría de la Cámara Masónica destituyó el pasado 25 de mayo, se había negado a abandonar el cargo de Gran Maestro. Esto provocó la reacción de decenas de masones que respaldan a Juan Alberto Kessel Linares, electo como nuevo líder de la Gran Logia. Tras semanas de tensiones internas, el grupo logró abrirse paso este domingo, en medio de empujones e insultos de simpatizantes de Filema que intentaron impedir su acceso. Los manifestantes cantaron el himno nacional como forma de reafirmar su derecho a entrar al recinto.
El conflicto escaló días antes, cuando Kessel y Víctor Bravo Cabañas, ambos miembros de la nueva directiva, fueron arrestados tras recibir una citación policial. Los dos masones fueron liberados pocas horas después, aunque denunciaron presiones, vigilancia y advertencias por parte de la Seguridad del Estado si persistían en ejercer sus funciones.
La masonería cubana, históricamente asociada a valores independentistas y democráticos, ha debido convivir durante décadas con la vigilancia del Estado. Desde 1959, el Gobierno impone restricciones al derecho de asociación y utiliza herramientas como la Ley de Asociaciones para supervisar e intervenir en las organizaciones civiles. Para muchos masones, la crisis actual es consecuencia de estos intentos de someter la vida interna de la Gran Logia al control de las autoridades, eliminando cualquier margen de autonomía que pudiera ser interpretado como una amenaza política.
Enero- Agosto de 2024: Robo de fondos sacude la Gran Logia y destitución de Urquía
En enero de 2024 se denunció el robo de 19 000 USD de la oficina del Gran Maestro de la Gran Logia de Cuba, entonces ocupada por Mario Alberto Urquía Carreño. La denuncia ante las autoridades cubanas abrió una crisis sin precedentes en la masonería de la isla, alimentando tensiones internas sobre la transparencia en el manejo de los fondos y la integridad de la dirigencia.
El 18 de agosto de 2024, la Gran Logia de Cuba emitió la Circular Especial 123 que contiene la renuncia de Mario Urquía Carreño como Gran Maestro de la institución. Desde enero, Urquía Carreño ejercía de manera ilegítima tras ser expulsado de su cargo por el Supremo Consejo del Grado 33 para la República de Cuba.
Septiembre de 2024: Ascenso de Mayker Filema Duarte
Tras la salida de Urquía, Mayker Filema Duarte, quien había sido Diputado Gran Maestro bajo su mandato, asumió provisionalmente el liderazgo de la Gran Logia. En septiembre de 2024, su nombramiento fue oficializado durante las sesiones anuales de la Alta Cámara, consolidando su posición como Gran Maestro.
Durante su gestión, Filema denunció presuntas irregularidades financieras cometidas por la administración anterior. Sin embargo, comenzó a generar desconfianza entre los masones debido a su negativa a convocar elecciones generales y a su aparente cercanía al régimen, especialmente tras recibir respaldo del Ministerio de Justicia y de la directora de Asociaciones, Miriam García.
Marzo de 2025: Negativa de Filema a convocar elecciones
En marzo de 2025, la tensión llegó a un nuevo punto crítico cuando Filema se negó a convocar elecciones generales, previstas para el 23 de ese mes. La negativa contradecía el acuerdo alcanzado tras su nombramiento, en el que se había estipulado su mandato provisional hasta esos comicios.
Cerca de 209 logias, equivalentes a más del 60 % de las existentes en el país, firmaron un documento exigiendo su destitución. Argumentaban que Filema estaba violando la legalidad masónica y actuando bajo la protección de instituciones estatales interesadas en controlar la organización.
Mayo de 2025: Destitución de Filema y nombramiento de Kessel
En mayo de 2025, la Alta Cámara masónica se reunió de forma extraordinaria y, por unanimidad, destituyó a Mayker Filema Duarte de su cargo de Gran Maestro. Lo acusaron de aferrarse al poder y de actuar con respaldo del Partido Comunista y de la Seguridad del Estado.
En su lugar, Juan Alberto Kessel Linares fue designado Gran Maestro interino, con el mandato de conducir la Gran Logia hasta la celebración de elecciones generales previstas para septiembre. A pesar de la decisión, Filema rechazó la destitución, calificándola de ilegal e ilegítima, y advirtió que no abandonaría su posición de liderazgo.
Junio de 2025: Hostigamiento contra Kessel y líderes disidentes
En junio de 2025, la crisis se profundizó cuando Kessel fue citado por la policía política cubana, bajo la amenaza de ser acusado de desorden público. Fue interrogado sobre asuntos internos de la logia, en lo que los masones interpretaron como un intento del régimen de intimidar y frenar el movimiento de renovación interna.
Kessel expresó públicamente que la Gran Logia rechazaba toda forma de intimidación y criminalización de sus actos. Reafirmó su compromiso con la transparencia, el diálogo y la defensa de los derechos fundamentales entre masones, dejando claro que el conflicto iba más allá de simples disputas internas y reflejaba el pulso entre la masonería y el control estatal.
4 de julio de 2025: Citaciones y maniobras del Estado
El 4 de julio de 2025, la tensión escaló cuando Kessel y Víctor Bravo Cabañas, elegido Gran Secretario, fueron citados por la Seguridad del Estado a la estación de Picota. Ambos masones fueron retenidos durante varias horas y salieron con actas de advertencia para impedirles participar en los actos convocados por la Gran Logia.
Cubanet reportó que la detención fue ejecutada por la teniente coronel Kenia María Morales Larrea, conocida por su hostigamiento a opositores políticos. Para muchos miembros de la logia, estas acciones confirmaban la injerencia del régimen en la vida interna de la masonería, utilizando recursos de la policía política para intervenir en su proceso electoral.
6 de julio de 2025: Masones irrumpen en la Gran Logia
El 6 de julio de 2025, masones cubanos se concentraron frente a la Gran Logia en La Habana para impedir la celebración de una sesión de la Alta Cámara que consideraban ilegítima. La reunión había sido convocada por Mayker Filema Duarte, quien pese a su destitución en mayo, se niega a abandonar el liderazgo de la institución.
En medio de empujones e insultos, los masones lograron entrar al edificio, mientras en el vestíbulo se producía un tenso intercambio entre ambos bandos. Algunos reclamaban su derecho a participar pacíficamente, mientras que los partidarios de Filema bloqueaban el acceso.
En videos difundidos por Cubanet, se registró el momento en que los masones proclamaban que la destitución de Filema, decidida el 25 de mayo, era irrevocable. Denunciaron que el Ministerio de Justicia seguía sin pronunciarse sobre la legalidad de su decisión y criticaron el intento de Filema de mantener el control de la logia.
Además, los masones denunciaron la detención de Kessel y Bravo, realizada presuntamente para evitar su presencia en la Gran Logia ese día. Afirmaron que la sesión convocada por Filema no solo desconocía la voluntad soberana expresada en mayo, sino que representaba «una ofensa más a la dignidad institucional» de la masonería cubana.
Mientras tanto, Filema amenazó públicamente con denunciar a Kessel y Bravo por delitos como usurpación de cargo, reunión ilegal y falsificación de documentos. Para muchos masones, estas amenazas reflejan una estrategia de prolongar el conflicto y evitar una transición legítima de liderazgo en la Gran Logia.
La tensión persiste, mientras los masones esperan que las elecciones previstas para septiembre marquen un punto de inflexión.


Comentarios
En este sitio moderamos los comentarios. Si quiere conocer más detalles, lea nuestra Política de Privacidad.
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *
Jaime Vives Rodríguez
Francisco Cecilia Pérez de Guzmán