Foto: Sadiel Mederos.
Biden debe priorizar temas como las propiedades nacionalizadas en su política hacia Cuba, propone Carlos Saladrigas
23 / febrero / 2021
Casi al cierre de su tercera temporada, el podcast El Enjambre comparte una entrevista con el empresario cubanoamericano Carlos Saladrigas, quien también es cofundador y presidente de la organización sin fines de lucro Cuba Study Gruop.
Saladrigas emigró a los Estados Unidos con solo 12 años como parte de la Operación Peter Pan. Actualmente, entre sus proyectos empresariales se encuentra The Vincam Group, nombrada en 1998 como la compañía de propiedad hispana más grande de los Estados Unidos.
Sobre los puntos cruciales en los que Biden debe enfocar su política hacia Cuba dialogó Camilo Condis —emprendedor cubano y uno de los podcasters de El Enjambre— con el también licenciado en Administración Empresarial por la Universidad de Miami y máster en dicha especialidad por la Universidad de Harvard.
Para Saladrigas, con el Gobierno de Joe Biden, se abre una ventana de oportunidad, que podría expresarse en la eliminación de todas las políticas implementadas por Trump y que solo le hacen daño al pueblo cubano.
Varias recomendaciones relacionadas con este tema quedan recogidas en el documento titulado «Relaciones entre Estados Unidos y Cuba en la era Biden: Un argumento para lograr la resiliencia en la política de acercamiento como medio de brindar apoyo a largo plazo al pueblo cubano», publicado recientemente por Cuba Study Group (CSG).
En el documento «le estamos diciendo a Biden: “Usted no puede hacer lo que hizo Obama: usar los mangos bajitos y dejar los mangos altos para después”. Le estamos recomendando que ponga sobre la mesa desde un principio los temas difíciles para tener tiempo de buscar soluciones: las propiedades nacionalizadas por la revolución, los derechos humanos y otros. Las reclamaciones por la nacionalización de los activos de norteamericanos son la génesis del bloqueo y de las sanciones económicas. A todo esto hay que buscarle solución y ponerlo sobre la mesa. Le recomendamos que nombre un embajador especial o un encargado de estos asuntos para que pueda sentarse con el Gobierno cubano y empezar a tener una negociación urgente, seria y clara sobre todos estos temas», comenta Saladrigas.
«Hay que ir al meollo del asunto para que cuando todas estas cosas tengan resolución, la política sea duradera, permanente y, en gran medida, irreversible. Para eso hace falta una integración económica más profunda. Por ello, creemos que es imprescindible abrir la inversión a los norteamericanos por parte de los Estados Unidos y de Cuba, pero no a las grandes empresas, que no van a estar interesadas en un mercado de 11 millones de personas, sino a la empresa mediana y pequeña, la empresa familiar; esa va a ser la clave del despegue de la economía en Cuba, y es donde hay muchas medidas que tomar.
»Por ejemplo, le pedimos al presidente Biden que permita que los cubanoamericanos y norteamericanos puedan hacer inversiones directas en el sector privado cubano. Para eso hace falta correspondencia por parte de Cuba. Esa urgencia de que si Cuba no pone de su parte, no va a haber grandes cambios, la dejamos muy clara y creemos que es uno de los mensajes más importantes de este documento».
El texto, agrega, se basó en estudios efectuados por Cuba Study Group que evidenciaron la fragilidad de la política exterior de los Estados Unidos hacia Cuba. Ejemplo de ello fue la rápida y fácil reversión de las medidas de Obama sin que hubiera protestas o factores de mayor peso que lo impidieran, ya que no se generó un daño económico a la parte estadounidense. La causa, afirma Saladrigas, se debió a que nunca hubo suficiente solidez y profundidad en la relación bilateral.
«Se tocaron temas superficiales, pero no se profundizó la relación, sobre todo los vínculos con la diáspora. Nos guste o no, la realidad es que la diáspora es clave para la política norteamericana hacia Cuba. Esa diáspora, que puede y ha sido en muchos casos un obstáculo transicional o un obstáculo estratégico, tiene capacidad para convertirse en un activo estratégico si se presentan oportunidades para integrarla en la economía y en la vida nacional cubana de una forma correcta y justa. Con la reversión de la política de Obama, hubo un daño muy grande a la economía de Cuba. En eso vino el coronavirus que se juntó con las sanciones de Trump. El sistema económico cubano, que no funciona, contribuyó a los problemas y ha creado la crisis económica que estamos viendo en Cuba en este momento», opina el empresario.
Otra conclusión a la que llegó el equipo de Cuba Study Group a través de su investigación fue el hecho de que los jóvenes cubanos recién llegados a Miami resultaron ser los más trumpistas y partidarios de la línea dura hacia Cuba. Saladrigas atribuye ese posicionamiento extremo a que las olas recientes de jóvenes que están saliendo de Cuba llegan extremadamente amargados, «quizás porque vienen de un sistema que no les permitía hacer nada y traen esa roña y amargura con ellos».
El empresario apunta que el tema Cuba se ha convertido en un asunto puramente partidista: para que un republicano gane la presidencia tiene que ganar en la Florida; y para ganar la Florida tiene que ganar el voto de los cubanos. «Eso nos va a llevar a un ciclo sin fin en el cual venga un demócrata y abra un poco, y venga un republicano y cierre». Por ello, Saladrigas considera urgente aprovechar la oportunidad que hoy día se presenta con Biden para garantizar un futuro favorable sin grandes riesgos de ser revertido.
Condis: «Ustedes publicaron el documento el martes, pero el miércoles la Fundación Inspire América, junto con otras organizaciones, realizaron un evento en Miami en el cual participaron reconocidas figuras del exilio cubano, incluidos congresistas republicanos y demócratas. El senador por Florida, Marco Rubio, dijo en este evento y cito textualmente: “Es importante que dejemos claro que cualquier acercamiento con el régimen cubano no cambiará nada para el futuro de los cubanos”. Por su parte, el congresista Mario Díaz-Balart calificó la política de acercamiento promovida por el presidente Barack Obama de desastrosa. ¿Qué mensaje tiene usted para aquellos cubanos y cubanas que creen que el acercamiento entre Cuba y los Estados Unidos no sería beneficioso para el pueblo cubano?».
Saladrigas: «Siempre Cuba Study Group ha sido respetuoso con aquellos que no comparten nuestras opiniones y hemos estado dispuestos a escuchar y a conversar sobre todos estos asuntos. Es claro que muchas personas toman estas posiciones sin entender la complejidad del tema. Para nosotros es obvio, si te pones a analizar las cosas profundamente, que la política de Obama tuvo resultados extraordinarios que duraron poco tiempo.
»El pueblo de Cuba siempre ha sido la pelotita que se tira de una cancha para la otra y paga el precio de todas las cosas que se hacen en la política; sigue siendo la víctima de una relación que no funciona. Es casi lo mismo que los niños en un matrimonio mal llevado. Y eso hay que detenerlo porque no tiene sentido. Nosotros hemos trabajado para la reconciliación aquí adentro y la reconciliación entre todos los cubanos. Tiene que haber respeto por la dignidad de las personas, hasta del más pesado, el más horrible, el más odiado. Esa persona tiene dignidad porque es un ser humano y hay que tratarlo con respeto.
»Esos son los puntos clave que siempre hemos enfatizado. Nunca nos hemos dedicado a criticar otro grupo o a hablar mal de ellos. Presentamos ideas, compartimos y dialogamos con quien sea de una forma abierta. Por eso, apostamos por cambiar la política dentro del ámbito local de Miami; porque, si no se cambia a través de una integración económica de la diáspora con Cuba, vamos a seguir igual dentro de dos años, cuando haya elecciones de medio término, y también en cuatro años y en ocho. ¿Y el pueblo cubano? ¿Hasta cuándo puede aguantar esto?».
Cuba Study Group y su apuesta por integrar la diáspora en la vida nacional de Cuba
El objetivo de la organización liderada por el empresario cubanoamericano es poner al servicio del pueblo cubano la experiencia colectiva de sus miembros en aptitudes de liderazgo, solución de problemas y generación de riqueza. Se trata de empoderar a los individuos y promover el desarrollo de la sociedad civil en Cuba. La organización fue fundada en 2001 por Saladrigas y Carlos de la Cruz a raíz del caso de Elián González.
«En aquel momento nos dimos cuenta de cuestiones fundamentales —refiere el empresario. Elián González, para muchos de nosotros y para mí en particular, personificó al pueblo cubano: vimos cómo se convirtió en objeto de una batalla política entre las dos orillas. Eso nos hizo pensar que la política de Estados Unidos hacia Cuba, y de la diáspora y su país, no llevaban a nada bueno y todos los resultados iban a ser perjudiciales para el pueblo cubano.
»Decidimos formar un grupo que llamamos pensante y serio, que fuera diferente de lo que se veía mucho aquí: la gritería y las tonterías. Analizamos las cosas que tiene sentido hacer, qué no tiene sentido hacer, qué tiene efectividad y qué no la tiene. Empezamos a reunir un grupo de empresarios y líderes de la comunidad cubanoamericana en Miami y formulamos puntos de vista, elementos que nos unían; presentamos proyectos, ideas, etc.
»Nos dimos cuenta de que había que presentar a la diáspora como un ente distinto a lo que se veía. La diáspora se presentaba ella misma y se veía desde afuera como una imagen de los bárbaros frente al portón de Cuba. Y dijimos: eso no representa a la mayoría de nosotros. Al contrario, veíamos una diáspora ansiosa por ayudar a sus familiares en Cuba, por dar y sacrificarse enormemente, como lo ha hecho, por lo difícil que es ganarse la vida y lo cara que es en este país.
El otro punto importante para el empresario era promover la reconciliación y la integración de la diáspora en la vida nacional de Cuba; convertir el Cuba Study Group, dentro de lo posible, en facilitador de cambios. Así, sus integrantes tratan de fortalecer el concepto de la creación de pequeñas y medianas empresas como un elemento de impacto beneficioso en la economía cubana. También, buscan ayudar al pueblo cubano a mejorar su situación y promover las políticas de Estados Unidos que sean más favorables y faciliten los cambios que Cuba necesita para su desarrollo.
»Somos una organización que siempre ha tenido un solo discurso: lo mismo que decimos aquí lo decimos allá y en todas partes, no tenemos nada que esconder. Todo es abierto. Eso ha sido muy bueno y siempre, desde el principio, decidimos que no íbamos a aceptar ni un centavo de fondos del Gobierno norteamericano para nada. Todo el esfuerzo de Cuba Study Group siempre ha estado financiado por sus propios miembros, de las contribuciones que hacemos nosotros mismos».
Condis: «¿Qué proyectos ha desarrollado y desarrolla actualmente Cuba Study Group para cumplir con sus objetivos y metas?».
Saladrigas: «Durante la administración Obama tuvimos una oportunidad de presentar nuestros puntos de vista y recomendaciones sobre la política norteamericana hacia Cuba. Eso tuvo mucho efecto dentro de las políticas que tomó el presidente. Desafortunadamente, las tomó un poco tarde en su mandato de ocho años. Si lo hubiera hecho antes, quizás la política hubiera perdurado en su totalidad, pero no fue así.
»En estos cuatro años de Trump no hubo mucho que hacer, porque no había forma de influir en lo más mínimo respecto a lo que estaba sucediendo. Nos dedicamos a tratar de mantener nuestro nexo y el concepto de que el intercambio con Cuba es algo beneficioso. A lo largo de los años hemos hecho muchas encuestas, estudios sociológicos y socioeconómicos de la comunidad cubanoamericana, que nos han permitido entender cómo el pensamiento de los cubanoamericanos ha ido cambiando a través del tiempo y cómo esos cambios han dado marcha atrás durante el período de Trump. El estudio del impacto que va a tener nos ha servido de base para el documento que hemos lanzado.
»Aparte de eso, hace ocho años se fundó en Cuba, junto con la Iglesia Católica, el proyecto CubaEmprende, que ha sido muy exitoso. Se diseñó para capacitar a las personas que tienen aspiraciones de poner su propio negocio, darles a conocer ideas prácticas, no teóricas, de cómo echarlo adelante. Hay que saber lo que haces; no es por gusto que en los Estados Unidos más del 80 % de las compañías que empiezan fracasan. Imagínate en otras partes del mundo, es mucho más alto. Para evitar ese costo social y personal de lanzar una empresa y que fracase, determinamos que lo mejor que podríamos hacer era tratar de ayudar a las personas a capacitarse para evitar los errores que se cometen frecuentemente cuando se abre una empresa, y aprender cuáles son los aspectos más importante para llevar una empresa adelante. Por CubaEmprende han pasado casi 8 000 personas con el interés de crear sus propias empresas. Un porcentaje muy alto ha logrado abrirlas, por lo que ha sido un éxito rotundo».
Condis: «Tengo entendido que usted era un republicano de línea dura, opuesto a todo tipo de acercamiento o diálogo con el Gobierno cubano, pero su posición al respecto cambió a lo largo de los años. ¿Puede contarnos el porqué de este cambio?».
Saladrigas: «Yo era un republicano más tipo Eisenhower, mucho más abierto, un republicano que hoy día prácticamente no existe. Pero en el caso de Cuba, sí fui un republicano duro. Hubo dos eventos que fueron muy importantes en mi cambio de opinión y me hicieron reflexionar mucho sobre mi forma de pensar en relación con Cuba. El primero fue el caso Elián González. La víctima de la lucha entre Cuba y su diáspora era el símbolo de lo que es el pueblo cubano en ella. El niño fue la víctima de esta situación que nunca debió haber llegado al punto que llegó.
»El segundo cambio, muy importante para mí, fue la visita del papa Juan Pablo II. Yo me molesté cuando el obispo auxiliar quiso enviar un crucero hacia Cuba para llevar peregrinos de Miami a la visita de Juan Pablo II. Redacté una carta, busqué firmas con mi gente, le pusimos una presión pública enorme al arzobispo; él capituló y canceló el crucero. Después de ver las imágenes de la visita de Juan Pablo II en televisión, lloré y me di cuenta de que había cometido un error enorme. Unas semanas después le escribí una carta tanto a su eminencia el cardenal Ortega en Cuba como a monseñor Wenski, para pedirles disculpas. Ambos me respondieron con cartas muy bonitas.
»También, personalidades como el padre José Conrado y otros que pasaban por Miami con mucha frecuencia me ayudaron a abrir mi mente y a pensar primero en el bienestar del pueblo cubano. Esa tiene que ser la brújula. Vamos a hacer todo lo posible por darle bienestar al pueblo cubano. Lo demás es secundario. No te puedo decir que el cambio fue de ahora para mañana, pero empezó y fue un proceso bastante rápido. La posición de decir que el embargo era un error garrafal y que había que quitarlo me llegó más tarde, pero al final llegamos a ese punto.
»Lo importante es entender que todos los seres humanos tenemos la capacidad de cambiar, tenemos que abrirnos a nuevas ideas, a una nueva oportunidad y tomar riesgos, porque todo el que cambia toma riesgos. Me llegaron amenazas de muerte a la casa, me decían que me iban a poner una bomba y el tiempo ese de las bombas había pasado, pero todavía quedaban algunos. Salieron los periodiquitos estos que apenas existen, pero que se veían por toda la calle, que eran fundamentalmente publicaciones chantajistas; decían que yo me había vendido, que era un antipatriota, un traidor.
»Tomar decisiones difíciles tiene riesgos. Pero como emprendedor y empresario te puedo decir que el que no toma riesgos no prospera. Hay que tomar riesgos. Queremos lo mejor para Cuba y trabajamos duro para lograr lo que se pueda, aunque la capacidad nuestra de hacer cambios es muy poquita; pero tratamos de influir, de mover, de presentar ideas lo mejor que podamos».
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