hombre sentado en centro de trabajo

Foto: Sadiel Mederos

Baja participación laboral en Cuba: ¿faltan personas o motivación?

23 / febrero / 2023

En febrero se viralizó la noticia de que el restaurante capitalino Nel Paradiso había perdido 50 empleados debido al éxodo migratorio. Días más tardes, se supo que el sector azucarero tampoco contaba con la disponibilidad de trabajadores necesarios para cumplir el plan de la presente zafra.

El debate sobre el déficit de personal en los sectores privados y estatal muestra una preocupación en torno a las implicaciones económicas y sociales de no contar con suficiente mano de obra. La ausencia de recursos laborales, como se le define en algunos ámbitos académicos, puede traer una disminución en la productividad del país o un nuevo aplazamiento en la edad de jubilación, por solo mencionar algunas posibles consecuencias.

Este fue uno de los puntos de debate de la primera sesión del encuentro «La crisis social vista por los retos del cuidado y envejecimiento en Cuba», organizado por la Universidad de Harvard, de Estados Unidos, y la casa de altos estudios Sorbona Nueva, de París.

Según explicó durante el seminario Juan Carlos Albizu-Campos Espiñeira, demógrafo y profesor titular del Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC) de la Universidad de La Habana, demográficamente no hay evidencia de que sea insuficiente el total de personas en edad laboral, tomando en cuenta la demanda del país. Entonces, ¿qué ocurre en Cuba con la fuerza de trabajo?

El factor demográfico

Acorde a las estadísticas disponibles en los anuarios demográficos de Cuba, desde inicios del siglo XX, el país se caracteriza por una baja participación económica, tendencia que se acentúa en la población masculina. El número de personas activas por cada cien habitantes en el archipiélago está por debajo de países de la región como Argentina, Chile, Uruguay, México o Costa Rica, donde se considera que existe «un mejor aprovechamiento de la fuerza de trabajo».

Como una de las razones principales se señala el impacto del envejecimiento demográfico en Cuba. Esto se debe a que, según las estadísticas publicadas por la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), persiste el aumento de la población considerada adultos mayores en contraste con la disminución de la que se encuentra en edad laboral. Para 2035 se prevé un acentuamiento de la tendencia, pues se estima que las personas mayores de 65 años representarán el 32.5 % del total de la población.

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El grupo de personas en edad laboral, que constituyen hoy más del 63 % de la población cubana, integra a los nacidos durante el baby boom de los años sesenta, quienes han nutrido durante al menos cuatro décadas las fuerzas laborales del país. Actualmente Cuba está a las puertas de un boom de jubilaciones, debido a que para 2030 esos grupos estarán cumpliendo 60 años y más.

Para asumir ese sunami de plata, como lo han denominado los investigadores, no están creadas las condiciones materiales o estructurales.

Por otro lado, desde 1980 también ha disminuido la capacidad de reemplazo de la población económicamente activa debido a que «salen más personas de las que entran» a las edades laborales, actualmente definidas entre 15 y 64 años. Tanto es así que en la década de los noventa se perdió dicha capacidad de reemplazo en ambos sexos, y en 2020 cayó el reemplazo en los hombres. Las cifras son significativas porque, explica Albizu-Campos, la población masculina «contribuye con más de dos tercios de la fuerza de trabajo».

Albizu-Campos enfatizó que en la actualidad hay una razón de dos trabajadores efectivos por cada persona dependiente (menores de 15 años y mayores de 64), por lo cual existen potencialidades en términos demográficos. No obstante, se considera que la fecha de cierre de esa «ventana de oportunidad» está cada vez más próxima debido al impacto de otras variables como los flujos migratorios actuales, compuestos principalmente por personas en edad laboral. 

Las tendencias demográficas actuales, caracterizadas por tasas de fecundidad por debajo del nivel de reemplazo, el abandono rural, la disminución de la esperanza de vida y un saldo de emigración internacional sin precedentes, no contribuyen a mejorar la situación a mediano o largo plazos.

Los recursos laborales existen, pero el sistema no es eficiente

La disponibilidad de recursos laborales está determinada por factores tanto demográficos como económicos. Es decir, de nada vale que exista una disponibilidad de personas en edad laboral si el país no es capaz de aprovechar dicha mano de obra.

Las estimaciones indican que en Cuba existen 7.6 millones de personas en edad laboral de los cuales solo 4.8 millones están ocupadas. Entonces, ¿qué determina que las personas no se incorporen a las actividades productivas formales? Las condiciones laborales del país.

Según refirió el especialista, todos los incrementos nominales en el salario, implementados desde 1989 hasta 2021, fueron «devorados» por el alza de los precios; lo cual indica la disminución del salario real, entendido como el poder de compra. Si bien en el Período Especial se registraron niveles mínimos históricos del indicador, en 2021 las cifras no distan mucho del récord.

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Salario medio mensual nominal y real en Cuba entre 1989 y 2021

En términos económicos, la inflación acelerada que vive el país posicionó el peso cubano como una de las quince monedas más depreciadas del mundo, y el ingreso de producto doméstico per cápita de la población cubana como uno de los más bajos en el hemisferio occidental.

Otros elementos que se pudieran tomar en cuenta como factores de rechazo son las precarias condiciones laborales, la ausencia de medidas de seguridad en muchos empleos, así como el mal funcionamiento de los sindicatos; los cuales lejos de velar por el cumplimiento de los derechos laborales tienen un rol adoctrinador y de vigilancia. 

Al referirse a las condiciones actuales del contexto cubano, el demógrafo Sergio Díaz-Briquets coincidió en que en la nación se están dando fenómenos como el desempleo escondido ―trabajadores que ocupan puestos de trabajo para los cuales están sobrecalificados― y el empleo informal ―sobre todo en personas pensionadas y de la tercera edad para compensar los bajos retiros―.

Por otro lado, independientemente de que los factores demográficos y económicos tienen peso en el análisis de los recursos laborales del país, Díaz-Briquets remarcó la importancia del marco macropolítico. En relación con los procesos migratorios, el especialista dijo que no es la primera vez que el país enfrenta un éxodo y que esta era una estrategia de despresurización político-social ante la crisis multidimensional que enfrenta la nación.

La emigración supone un reto en cuanto al cierre de la ventana de oportunidad demográfica. Al respecto, Díaz-Briquets sugirió que, con la reciente salida masiva y los procesos aparejados (las compraventas de propiedades), el Estado cubano alivió temporalmente temas acuciantes como el problema de la vivienda. Pues, «si se han ido cerca de 350 mil personas, asumiendo tres personas por vivienda, se “fabricaron” 100 mil nuevas unidades de vivienda».

El consultor independiente asume que el régimen espera que las salidas se traduzcan en remesas para las familias. Pero, por el contrario, las personas que recién iniciaron su asentamiento en el destino deben iniciar procesos de inserción social y laboral; por lo cual, los flujos de remesas «no van a ser los esperados y van a ser perversos».

«Cuba nunca ha sido un país muy eficiente y bajo este modelo menos. Pero lo que está ocurriendo es que se está bifurcando la nación cubana entre quienes tienen acceso a la remesa y aquellos que no lo tienen», aseguró Díaz-Briquets y dejó entrever la importancia de los diferenciales sociodemográficos como el color de la piel.

El futuro no es promisorio

Una de las medidas propuestas por el Gobierno cubano es el fomento de la natalidad como un esfuerzo por rejuvenecer las estructuras demográficas del país. No obstante, Albizu-Campos alertó que un baby boom sería contraproducente pues de ocurrir simultáneamente con la llegada en 2030 del «sunami de plata» estarían «en grave peligro el funcionamiento de todos los sistemas sociales posibles para atender a esas poblaciones que serían ya dependiente neta».

Por el contrario, para contrarrestar el bajo aprovechamiento e incorporación de la fuerza de trabajo refirió que es necesario, desde la política económica y laboral, el diseño de estrategias para la incorporación de mujeres y jóvenes.

«La política laboral tiene que concentrarse en qué empleo va a crear y a quién va a beneficiar. Tiene a su disposición dos grupos fundamentales que son la fuerza de trabajo joven y la fuerza de trabajo femenina, que están completamente descubiertos en relación al acceso a un empleo que remunere de manera real a las personas para garantizar una satisfacción creciente de sus necesidades (…). El problema no son medidas ad hoc, no es cosmético. El problema es de fondo, de esencia», concluyó Albizu-Campos.

Por su parte, Díaz-Briquets coincidió en que se necesita un «cambio fundamental» pero considera que «no se ve venir y hay resistencia, porque dentro de las esferas de poder en Cuba no ven cómo pueden cambiar».

Analizar el estado actual de los recursos laborales del país requiere una mirada multidisciplinar que sobrepase los análisis estadísticos y que aporte una perspectiva crítica a la realidad de la nación. Además, aspectos como lugar de procedencia ―rural o urbano―, color de la piel, nivel escolar, así como las condicionantes de la no incorporación laboral de las personas en edades productivas necesitan integrarse a los debates públicos.

También es necesaria una mirada más humana a las problemáticas actuales del país. Aunque la población tiene un componente cuantitativo, las personas no son solo números ni un recurso a explotar a voluntad de un Estado.

Entonces, queda por ver si el Gobierno estará dispuesto a hacer los cambios estructurales imprescindibles u optará por alguna alternativa desacertada como la «Ley contra la Vagancia», implementada en la década de 1970.

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Jorge Luis Bellon

La realidad de cuba no cambiará al noser que cambie el sistema los dirigentes de este país solo le interesa su bienestar no le importa los problemas del pueblo
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