Hace cinco años, Yoel Salavarría decidió retar la sentencia de aquel médico: podría dedicarse a cualquier oficio, pero no al canto. Según el galeno, dos nódulos en sus cuerdas vocales le impedirían alzar la voz y no sería capaz de arrancar aplausos en los escenarios.
Sin embargo, este joven habanero no se dejó llevar por el pronóstico y tomó aquello como un reto. Luego de estudiar Informática, entendió que la música no podía seguir siendo solamente un hobby o una aspiración siempre pospuestas.
Para lanzarse al competitivo mundo de la música en Cuba creó Los Metálikos, un grupo que empezó con muy pocos integrantes pero hoy es una banda de más de diez intérpretes.
“Como seguidor de la música urbana aprendí a producir, a hacer música de estudio, a trabajar con programas digitales de grabación. Pero la estética de este género fue cambiando poco a poco, y ya no podíamos ser solamente dos integrantes más un DJ. Todos los que se atrevían con esto empezaron a incorporar músicos y nosotros decidimos hacerlo también.
“Al principio hacíamos una especie de rap en inglés. Después introducimos el reggaetón, y hemos hecho fusiones bachatas, merengues, baladas. Una de las cosas que me gusta de la música urbana es que a veces te hacer ser versátil desde la creatividad. Nos gusta hacer cosas progresivas, con elementos de salsa, timba.”
Yoel y Los Metálikos han detectado que por ese camino se puede encontrar satisfacción espiritual y material. Esa es la música que más gusta, la que convoca a miles; la corriente en la que un joven con aspiraciones de triunfar sabe que debe montarse. Yoel es de esos.
Pero no lo tienen fácil, entre tantos buscando un espacio de fama entre las propuestas de música/fusión, sólo los verdaderamente originales lograrán darse a conocer.
“Ahora mismo no estamos haciendo nada en La Habana. Hacemos pequeñas giras por poblaciones cercanas a la capital, nos presentamos en varias discotecas. Ahora grabamos nuestros temas en un estudio independiente”, da detalles Yoel.
La música de Los Metálikos no es “agresiva”, dice Salavarría, tomando distancia de aquellos a quienes la opinión pública señala por chabacanos o groseros. Ganarse el cartel, lo saben músicos como él, puede cerrar las puertas a la promoción más institucional.
“Afortunadamente ya tenemos dos discos. El primero, llamado El suburbio, lo licenciamos con la disquera sueca, Urban Latin Records. El segundo se titula Golden boy y ya está terminado, pero no lo hemos soltado aún. También tenemos videos clips hechos con nuestro esfuerzo, y los hemos puesto para todos en Internet”.
“Nuestro trabajo se puede ver en redes informales de comunicación. El paquete de la semana funciona porque se sigue mucho y es algo que la gente espera ansiosamente. Una canción nueva sale por ahí enseguida.
“No obstante, los medios oficiales siguen siendo los oficiales. Si un video nuestro sale en el paquete puede que lo vea un millón de personas, pero si sale por la televisión lo pueden ver ocho millones”, destaca.
Para el Metáliko, un obstáculo que tiene un artista, sobre todo si comienza como alternativo y sin una formación académica, es darse a conocer y que los demás lo tomen en cuenta.
“También es importante saber lo que uno quiere y enfocar esa necesidad hacia los recursos disponibles. Creo que hay que darle oportunidades a la gente talentosa aunque se tenga que superar por el camino e ir a una escuela.
“Muchos artistas famosos de Cuba, como Benny Moré o Los Zafiros, no estudiaron en academias. Y casi ningún artista urbano viene de una escuela porque ese género nació en las calles y de ahí seguirá surgiendo”.
Foto cortesía del entrevistado.Lee también: Un estudio de sonido en el cuarto de la casa
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