A veces, cuando camina por La Habana, Daniel Romero Pildaín escoge las calles menos transitadas. La fama del actor de 26 años se ha disparado por estos meses, aunque hace mucho trabaja en cine y teatro.
Recién protagonizó la serie “inédita” de la Televisión Cubana Zoológico, inusual por los recursos de producción utilizados y el tratamiento a los conflictos sociales que narra. El audiovisual también es singular porque se filtró, bajo el halo de una supuesta censura, en canales de distribución “alternativos” como el Paquete Semanal y YouTube.
A Daniel no le molesta la fama, pero sí no tener respuesta cuando le preguntan sobre la aparente censura de Zoológico en los canales oficiales.
“Han pasado cosas muy desagradables con la supuesta censura”, dice Daniel mientras en su móvil busca algunos textos periodísticos sobre el fenómeno. Muestra los comentarios al final de los trabajos, algunos “muy fuertes y ofensivos” que le dirigen a él y al equipo del audiovisual. Igual le sucedió cuando se solidarizó con sus colegas ante la retirada del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de la película Santa y Andrés (Carlos Lechuga, 2016).
– No soy apolítico, pero a mí me interesa el arte y a veces noto que tratan de adjudicar a cualquier obra otros fines más allá del arte. Hay discursos que están siendo muy extremistas, como si quienes los difunden esperaran cualquier pretexto para ponerse a la defensiva.
Según Daniel, ya no le molesta si no transmiten la serie Zoológico porque “está en la calle y no solo en Cuba”. Estadísticas de la web dan cuenta de espectadores en más de seis países.
El intérprete de “Leo”, un joven díscolo y marginado, pero virtuoso, que causa furor en algunos hogares donde han caído los 45 capítulos filtrados desde una oficina del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT); es el mismo que en 2010 ingresó al reducido grupo de actores cubanos que se han metido bajo la piel de José Martí.
Bajo la dirección de Fernando Pérez encarnó en El ojo del canario a un Martí débil, taciturno, que se masturbaba. Aquella experiencia lo marcó. El teléfono de Daniel tiene como fondo de pantalla la foto del prócer poeta y su cercana María Mantilla.
– Soy martiano y no porque lo haya interpretado en una película. Encontrar mi Martí dio sentido a mi carrera, y entendí por qué decido vivir aquí.
– ¿Y has pensado emigrar?
– Muchas veces. No sé si en algún momento la soga me apriete el cuello y tenga que vivir en otros lugares. No quisiera una partida radical porque no tendría el mismo sentido mi vida y mi trabajo.
Hace casi un año se anunció Zoológico como un plato principal de la oferta veraniega de la Televisión Cubana. A pesar de que fue anunciada otra vez para este inicio de 2017, la señal pública no la acaba de incluir en su programación.
– Con Zoológico muchas personas me desean un premio, y yo no sé si pueda suceder. Mi gratificación fue que Richard Abella confiara en mí. Me ayudó a encontrar el comportamiento veraz para Leo, a pesar de las características de la TV, donde a veces no dejan ni repetir la toma. Por mi prototipo solo me llegan papeles de “niño bueno”. Los medios reproducen el cliché del actor mulato con cara de malo y guapería, pero Richard confió en que con mi rostro aniñado y piel muy blanca podía meterme en esas situaciones.
La confianza del director general fue correspondida con tenacidad. Daniel –quien cree que “el personaje es una utopía a la que uno se acerca más o menos”– participó en algunas peleas con los dobles de acción. Y le pegaron. Fue a barrios “difíciles” para estudiar cómo las personas vivían allí. ¿Cuáles eran sus pasiones? ¿Cuál era su sentido de vivir? También conoció a policías no tan buenos como el que ayuda a Leo en la serie. Así pudo interpretar a un muchacho emprendedor, pero que todo el tiempo está frenado por sus circunstancias.
– Al público ha llegado, que es a lo que debe aspirarse con toda obra. Cuando se acercan y me hacen un comentario, una confesión íntima de vivencias similares a las narradas, entiendo que eso vale más que cualquier freno a mi trabajo. Las personas llegan a decirme que es lo mejor hecho en la Televisión Cubana durante muchos años. Pero siempre preguntan por qué no la ponen y no tengo respuesta que darles.
Él recuerda una entrevista promocional en la cual participó porque el audiovisual iba estrenarse en julio de 2016. Pero de pronto no se habló más al respecto: “No se nos ha dado explicación de que pasa con ella. Estoy ofendido y sé que la mayoría del equipo comparte mi opinión”.
Sin embargo, dice Daniel que no siente frustración –sus proyectos en el teatro y el audiovisual no cesan– pero conoce lo importante que fue la serie para muchos de sus colegas: “Tenían grandes esperanzas con ella por su calidad, era un trabajo que podría abrir puertas a otros y esta situación desmotiva. En Zoológico hay un elenco de lujo, jóvenes talentosos, caras frescas. Fue escrita por uno de nuestros mejores guionistas, Amílcar Salatti, junto al actor Yoel Infante. Oportunidades así no se dan todos los días en la Televisión Cubana”.
En lo que se desenlaza la más reciente trama entre las instituciones estatales y el incontrolable consumo cultural, Daniel sigue en su imperturbable fervor por la actuación.
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Manolo
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