Varios funcionarios del Gobierno cubano se reunieron el 25 de febrero de 2025 para hacer el balance anual del Ministerio de Turismo. En la reunión, el primer ministro Manuel Marrero Cruz dijo que había que convertir al sector en la «verdadera locomotora» de la economía cubana.

La declaración de Marrero entra en contradicción con la política inversionista del régimen en los últimos años. En el primer semestre de 2024, el poder destinó el 40 % de sus inversiones a actividades vinculadas con el turismo. Hasta septiembre de 2024, invirtió 4.6 veces más en la categoría «Servicios empresariales, actividades inmobiliarias y de alquiler» —incluye parte del turismo— que en la suma de Agricultura, Educación y Sanidad, según datos de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI).

La desproporción no es reciente. En 2023. el Gobierno concentró poco más de un tercio de su inversión total en el sector, un 533 % más que en Agricultura, Educación y Sanidad combinados. Según un análisis del economista Pedro Monreal, la inversión turística fue en aumento de 2014 a 2020. A partir de 2021 sufrió un declive, pero siguió siendo prioridad.

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Mientras las conexiones aéreas de España con América Latina crecen, con Cuba no se recuperan los valores prepandemia y los turistas españoles disminuyen.

Sobre los datos de 2023 —los últimos completos—, Monreal explicó: «el bajo peso relativo de la inversión es preocupante en actividades claves como Salud, Educación y construcción, todas con valores inferiores al 2 %». En el primer semestre de 2024, solamente se invirtió el 2.5 % en el sector agrícola.

Sobre la afirmación de Marrero, Pedro Monreal añadió: «Tal pareciera que con eso de decir ahora que hay que convertir “verdaderamente” al turismo en la locomotora de la economía nacional entonces lo que se habría hecho hasta hoy era jugar a los trencitos mientras devoraban “turísticamente” el 30 % de la inversión total del país».

Muchos hoteles, pocos visitantes

El número de turistas extranjeros en Cuba, en descenso desde 2018, sigue sin recuperar aún los niveles prepandemia. Se ha vuelto común que las autoridades anuncien una cifra estimada de visitantes a principios de año y que posteriormente la reajusten. Y, a pesar del reacomodo, no se llega a la meta, como sucedió en 2023 y es muy probable que ocurra en 2024. En contraste, otros destinos del Caribe sí han logrado recuperar —y superar— la cantidad de turistas que recibían antes de 2020.

En la reunión del balance anual de turismo se informó que en el país hay cerca de 84 000 habitaciones de hotel. En julio de 2022 habían poco más de 78 000. Es decir, que se han construido 6 000 habitaciones nuevas en menos de tres años.

En el primer semestre de 2024 aumentó la inversión directa en la categoría «Hoteles y restaurantes». Es un dato significativo porque la tasa de ocupación de los hoteles no llega al 30 %. Si se toman las 84 000 habitaciones como cifra total, se calcula que hay alrededor de 60 000 habitaciones —como promedio— vacías.

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Tres años después de la paralización del sector por la COVID-19, la isla no ha podido recuperar las cifras de arribo de visitantes que superaban los 4 millones en 2019. Lo contrario ha ocurrido en otros destinos cercanos y similares.

Hay un por ciento de esas habitaciones que están «fuera de orden», un término utilizado para caracterizar los cuartos que tienen desperfectos (goteo de la ducha, una avería en el aire acondicionado…). En abril de 2023, el economista Juan Triana afirmó que habían más de 13 000 habitaciones fuera de orden en el país.

El panorama de la alta inversión turística en la isla contrasta con la crisis económica, social y de derechos por la que pasa la ciudadanía. La desproporción también ha generado críticas en la sociedad civil, que ve cómo el acceso a la Salud, la Educación o la seguridad alimentaria es cada vez más reducido.

A pesar de los reclamos ciudadanos, el régimen continúa la edificación de hoteles. El 26 de febrero de 2025 se inauguró oficialmente la Torre K, también conocida como Torre López-Callejas —en referencia al fallecido director del conglomerado militar Gaesa—. No se sabe con exactitud cuánto costó ese hotel, solo que se financió con capital 100 % cubano. Para algunos, la torre de marras es el mejor ejemplo de las verdaderas prioridades políticas y económicas del Gobierno.