Leinier Jorge, de 18 años, murió en la explosión de un almacén militar en Melones, Holguín, el 7 de enero de 2025. Leo Alejandro, de 19 años, fue trasladado hasta la Base de Supertanqueros en Matanzas para intentar apagar el incendio de grandes proporciones ocurrido en agosto de 2022, y perdió la vida. Annier, de 18 años, se suicidó mientras hacía una guardia en una cárcel de máxima seguridad, tras dos semanas de preparación en el período conocido como «la previa». 

Eran «soldados» del Servicio Militar Obligatorio en Cuba. Así pasan a ser nombrados al entrar al ejército; pero en este texto vamos a hablar de adolescentes, jóvenes, de hijos que ya no están y cuyas madres y padres quedaron con dolor y sin justicia. 

La explosión, a inicios de este mes, en el almacén con «material de guerra» en Holguín fue descrito por las autoridades como resultado de un «accidente». El gobernante Miguel Díaz-Canel calificó de «heroicas» las muertes de los 13 «combatientes» (oficiales, suboficiales y soldados), sin mencionar que nueve de ellos cumplían el Servicio Militar Obligatorio.

Las muertes fueron confirmadas ocho días después de los hechos. Durante este tiempo las personas fueron reportadas como «desaparecidas».

«Trece familias destrozadas y nunca los buscaron», contó Daliha González, hermana de Frank Antonio Hidalgo, uno de los jóvenes que falleció en Melones tras pasar 17 meses en el Servicio. «Los dieron por muertos sin siquiera buscarlos». 

En otro desastre reciente, cuando el incendio en los depósitos de crudo en la ciudad de Matanzas, también murieron jóvenes ―de entre 19 y 21 años― que no eran bomberos profesionales, sino que cumplían el Servicio Militar. En ese momento también primó en la narrativa oficial la idea de «heroicidad» de las víctimas. 

¿A quiénes favorece el discurso de que estos jóvenes murieron en «beneficio de una causa noble» y por sus «hazañas y virtudes»? A los responsables, en última instancia; a todo el sistema estatal que permite que miles de cubanos, entre los 17 y los 28 años, sean forzados a cumplir ―en condiciones que incluso representan un peligro para sus vidas― con el Decreto Ley No. 224 de 2001, que dicta la obligatoriedad del Servicio Militar en Cuba. Los jóvenes que evadan el Servicio militar pueden ser sancionados con multas o cárcel. 

«El vacío, ese dolor de perder un hijo no se quita nunca. Mañana cumplía sus 19 años (…). Cuánto dolor para mí y la familia», escribió en redes sociales Lázaro Rojas, padre de Brian Lázaro Rojas Long, uno de los jóvenes que murió en Melones. 

Vivian López, abuela de Leo Alejandro Doval, uno de los que perecieron en el incendio en Matanzas, también escribió en redes sociales, en aquel momento: «Solo un niño que iba a entrar en su etapa juvenil truncada. Destrozados sus sueños y proyectos de vida. Soñaba con ser neurocirujano y nos comentaba con entusiasmo sobre lo mismo. Mi niño no es un mártir, es una víctima del Servicio Militar Obligatorio. Perdonen, el dolor no me permite continuar. Él no tenía que estar allí».

Anteriormente, la tía de Leo, Yunia Doval, había declarado que su sobrino solo había pasado en los bomberos un curso de 15 días y que el único fuego que había visto en su vida «era el de la cocina de su mamá».

La organización no gubernamental Cubalex registró en 2024 la muerte de al menos siete jóvenes que se encontraban pasando el Servicio Militar en la isla. Archivo Cuba también contabilizó en su informe anual de 2023 un total de 11 fallecimientos durante el Servicio. Estos son subregistros. El régimen oculta las cifras anuales de reclutas que han perdido la vida. 

«No quería fotos de mi niño allí»

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba (FAR) organizaron el 20 de enero un homenaje póstumo en la plaza Calixto García de Holguín, para honrar a los fallecidos en la explosión ocurrida en la unidad militar de Melones, municipio Rafael Freyre.

Gretel María Franco, madre del joven Leinier Jorge Sánchez Franco, expresó su rechazo al homenaje y aseguró que no asistió ni permitió que la foto de su hijo fuera expuesta en el lugar.

«Yo no fui porque esas cosas las hacen obligadas aquí. Ridículo, eso es un circo, eso fue un circo porque yo no quería fotos de mi niño allí. Yo dije que no quería», afirmó a Martí Noticias.  

Gretel también lamentó que no recibieron el cuerpo de su hijo. «No se atrevieron a meterse a buscarlo. La decisión de ellos fue que por decisión del país no se podían meter allí, no se iban a meter y ya, se quedó así todo», declaró al cuestionar las explicaciones de las autoridades sobre las dificultades para acceder al lugar del siniestro. 

Un padre que exige justicia 

Alfredo González hace más de tres años exige justicia por la muerte de su hijo Annier, quien se quitó la vida mientras hacía una de sus guardias en el Servicio Militar. 

Annier estaba pasando «la previa» en la cárcel del Combinado del Sur, en la provincia de Matanzas. Cuando llevaba apenas 13 días allí, lo dejaron solo con un fusil en una de las torres desde donde se custodia la prisión. 

«El dictamen final de la causa de mi hijo dice que fue una muerte violenta (…) los psicólogos dicen que él tuvo un problema psicopatológico de no adaptación al Servicio Militar. Claro que no podía adaptarse a todos los abusos que sufrió en la previa», denunció el padre. 

Alfredo supo, por otros muchachos que pasaron el SM junto a su hijo, que antes de quitarse la vida con un arma de fuego Annier había intentado hacerlo mediante ahorcamiento. Pero el padre no fue notificado nunca sobre esto, por los oficiales responsables de su hijo.

En conversación con elTOQUE, Gónzalez aseguró que luchará todos los días porque se haga justicia por la muerte de su hijo Annier, y las de tantos otros jóvenes. 

Crece el rechazo al Servicio Militar en Cuba

En agosto de 2022 se creó en la plataforma change.org la petición de recogida de firmas «No más Servicio Militar Obligatorio en Cuba», con más de 3 700 rúbricas hasta el momento. El tema volvió a la agenda de la opinión pública tras la reciente tragedia en Holguín.

«Numerosas madres cubanas y demás familiares han sufrido históricamente violencia política por su oposición al servicio militar obligatorio, que una vez más llena de luto a las familias con la muerte innecesaria de adolescentes y jóvenes. Reiteramos nuestro apoyo a la campaña #Noalserviciomilitarobligatorio, que una vez más reflota», declaró en redes sociales la plataforma independiente YoSíTeCreo en Cuba, a propósito de la muerte de los jóvenes en la explosión ocurrida en Melones. 

Luego del siniestro, varias organizaciones y la ciudadanía comenzaron a exigir el fin del Servicio Militar, que el régimen de La Habana instauró en 1963 bajo la justificación de que Estados Unidos podría invadir la isla. 

En más de seis décadas esto no ha sucedido, pero el discurso de plaza sitiada es conveniente para la cúpula del poder en la isla, que apoya su autoritarismo también en el Servicio Militar. 

Tomado de Facebook.

Abolirlo es un reclamo que lleva años en las voces de varias familias cubanas. 

«No al Servicio Militar obligatorio», dijo en Facebook el pasado agosto Anisleydis Suria, la madre del joven Sergio Díaz Suria, encarcelado por no querer prestar servicio en las FAR.  

No son casos aislados. Esto les sucedió a cuatro jóvenes, de 18 años, en diferentes unidades militares. Uno recibió un disparo de un recluta mientras dormía. Otro también recibió un tiro de un oficial entre la nariz y el labio superior. Al tercer joven le cayeron encima unos tubos de acero que rodaron desde un techo cuando cortaba el césped por indicación de un oficial. En 2020, Orlando Lago Vega, una promesa de la pelota cubana, fue asesinado con una AKM, a quema ropa, mientras cumplía el Servicio Militar Obligatorio. Su familia aún exige justicia.