Por mucho tiempo hablar de periodismo en Cuba, salvo honrosas excepciones, fue hablar de propaganda. Por cinco décadas la situación del país supeditó una profesión —y sus profesionales— a intereses mayoritariamente políticos. El legado de esa reducción fue que perdimos, o nos mataron como pueblo, el placer de leer la prensa.
Aún hoy no estamos muy distantes de esa mirada, al menos no en las tiradas diarias de los periódicos nacionales y sus antítesis de otro tono. Pero, más allá del circuito tradicional, el periodismo cubano ha cambiado. Y lo ha hecho para bien.
Apenas cinco años atrás solo había dos posturas definidas: oficialismo y oposición política. Cada bando había encontrado su nicho en el ataque permanente o la defensa a ultranza de una postura ideológica. Era una lucha a muerte, “conmigo o contra mí”. Sin términos medios. Y, al espacio vasto que queda dentro de esa refriega, fuimos a parar quienes apostamos por otro modo de vivir, y ejercer, la profesión que estudiamos.
En cuatro años, quizás poco más, se ha conformado un tejido de publicaciones online y offline que abarca las más diversas temáticas: farándula, moda, deporte, fotografía, turismo, mascotas… Algunas con más trascendencia que otras, más o menos recordadas, todas han sido un escalón hacia una certeza: sí se puede hacer buen periodismo en Cuba fuera de las dicotomías.
Hoy son cada vez más los proyectos de periodismo que tratan de romper con las trabas mentales de quienes creen controlar la manera de contar la realidad cubana. También son más los periodistas que hallan en los nuevos sitios un espacio de realización profesional, lejos de agendas estrictas y posiciones “políticamente correctas” o denostadoras de una realidad social ampliamente apoyada; que encuentran allí el nicho que les permite explotar todas sus capacidades.
Por suerte, cada vez somos más los que apostamos simplemente por hacer periodismo, sin renunciar a la política, pero conscientes de que hay historias donde la política sobra. Cada vez somos más quienes queremos contar un país lleno de conflictos y diversidad, contar a Cuba tal y como es, sin mentirnos, ni mentir. Afortunadamente, la apuesta ha dado resultados.
Repasemos las últimas semanas. El 24 de mayo, Postdata.club, un medio con apenas ocho meses de fundado, fue nominado por los Data Journalism Awards en la categoría de “Medio del Año”. Esta nominación los incluye directamente entre los diez mejores medios de este corte en el mundo, y como extra sepamos que un medio cubano entra por primera vez en ese grupo. En el camino, la redacción de Postdata —integrada por cuatro personas— dejó a viejos conocidos como The New York Times o The Washington Post. Saquen sus cuentas.
En la misma semana Periodismo de Barrio fue reconocido por la Fundación de Nuevo Periodismo Iberomericano Gabriel García Márquez (FNPI) por su Código de Ética, “uno de los lineamientos deontológicos más completos existentes en el periodismo latinoamericano actual” y “de inmenso valor académico y periodístico”, confirmaba el post publicado en el sitio de la FNPI. Ya en 2016, Monica Baró, miembro del equipo editorial de Periodismo de Barrio, había resultado finalista del Concurso de Periodismo Gabriel García Márquez, auspiciado por la FNPI.
Por si fuese poco, a inicios de mes, Carlos Manuel Álvarez, fundador de El Estornudo, quedó seleccionado en la lista de los Bogotá 39 en 2017, un grupo que reúne a los mejores escritores de ficción de América Latina menores de 40 años.
Nótese que en todos los casos hay un denominador común. Se trata de medios de reciente creación, hechos y dirigidos por jóvenes profesionales cubanos y cuya única aspiración fue, como si fuese poco en Cuba, hacer periodismo.
Más curioso resulta que, coincidentemente, los tres cuenten con pequeños equipos de trabajo, sin una infraestructura que garantice la producción continua de contenido, ni respaldo institucional que facilite el acceso a las fuentes.
Si tanto puede hacerse en tales condiciones, resulta imposible no preguntarse por qué los medios hegemónicos cubanos, desde su comodidad, no son capaces de enamorar a la gente; por qué no se dan el chance de parecerse más al país en el que viven; por qué los silencios tontos, las omisiones constantes, el desfase con la realidad que vive su público.
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Cesar Samper
Alexander
Pedro
Cesar Samper
Yudivián Almeida Cruz
Sobre Postdata.club es, como hemos dicho, un proyecto de experimentación y aprendizaje sobre nuevas maneras de hacer y temas que nos interesan. Detrás del proyecto, se lo puedo decir sin prioblemas hay cuatro personas: Saimi Reyes, Ernesto Guerra, Jessica Domínguez y el propio Yudivián Almeida. Además de posibles colaboraciones con distintos grupos que les interesa el desarrollo de la Humanidades Digitales y los datos abiertos, los cuales deben ser un objetivo a desarrollar en la sociedad cubana.
Como nos interesa aprender y colaborar y explorar distintas temáticas y maneras hemos compartido nuestras experiencias en conferencias en el Instituto de Periodismo José Martí y la Facultad de Comunicación, en la cual impartimos un curso optativo a estudiantes de 3er año de periodismo, de los cuales publicaremos algunos de sus trabajos.
Hasta este momento Postdata.club no tiene ningún modelo de financiamento y se basa en una infraestructura gratuita sobre github y el pago, con recursos propios, por dos años del dominio, puede buscar en Internet cuando es que cuesta un dominio por un año y así tendrá una idea. Pero lo que realmente soporta a Postdata.club son los deseos de hacer y aprender de sus miembros. Las visiones y como se desenvuelve Postdata.club las puede observar en las publicaciones que ha realizado. Lo invito a leerlas y a comentarlas. Creo que la discusión de las ideas ha de ser lo importante siempre.
La nominación al premio fue una sorpresa para el equipo de Postdata.club, se aplicó al premio con el objetivo de obtener retroalimentación sobre el trabajo que desarrollamos y para insertarnos en una comunidad que desarrolla unas determinadas maneras de hacer. Que resultáramos nominados nos sigue sorprendiendo y nos dió orgullo poder compartir espacio, por ejemplo, con Rutas del Conflicto que fue el espacio finalmente ganador.
Nuestro equipo, más allá de estas acotaciones, seguirá con sus objetivos que no es más que experimentar y aprender y ofrecer valoraciones objetivas sobre distintas temáticas que nos resulten interesantes, todo ello bajo la premisa de colaborar, compartir los conocimientos y mantener la coherencia de su trabajo.
Slds,
Yudivián Almeida
Julio
Camilo
En primer lugar: ese maldito hábito que tienen los graduados de periodismo de pensar que son ellos y solo ellos los dueños del periodismo. Hay muchos que, a pesar de no haber estudiado periodismo, podemos ser buenos periodistas. Cada vez que encuentro este tipo de pensamiento me acuerdo de José Martí, quien no estudió periodismo… y ¿¡quién lo duda!? Sin embargo, conozco algunos que lo estudiaron… ¡y por favor! El mismo autor lo refiere en su artículo… entonces no veo por qué seguir insistiendo en el asunto.
Segundo: ¡La política nunca sobra! El problema es que hemos abusado tanto de la propaganda política que pensamos que se circunscribe sólo a esa confrontación específica. Pero cuando se habla de farándula se toma una visión política, cuando se habla de sexo se habla de política… cuando se dice que eres “apolítico” ¡se está asumiendo una posición política! Y no lo digo yo, lo dijo Platón hace ya tanto tiempo. Entonces acabemos de entender que a la política, aunque no lo queramos, la tenemos que incorporar a nuestro quehacer diario. Hagamos política.
Jesús Muñoz
SERIO, FUERTE, CON ARGUMENTOS Y SIN OFENSAS. CADA CUAL EXPUSO SU PUNTO DE VISTA Y “SIN GRITARRRR”, TAN DE MODA POR ESTOS DÍAS. OJALÁ SIEMPRE SEA ASÍ.
SALUDOS
cavalerarl
KKK
Carlos mANUEL
Agustin gonzález