La cuenta @MejorEsPosible_ (creada por el oficialismo cubano para gestionar desde Twitter la campaña electoral de las próximas elecciones generales) publicó el 16 de febrero de 2023 que «promover la abstención entre personas con derecho al voto» es un delito en Cuba.
El mensaje también fue transmitido en otras redes sociales como Telegram y Facebook.
Sin embargo, la información reseñada y transmitida a través de los canales oficiales de lo que, sin dudas, es una campaña de propaganda electoral es FALSA.
El Código Penal cubano ―vigente desde el primero de diciembre de 2022― reguló los delitos electorales por primera vez en el ordenamiento jurídico posterior a 1959. La normativa dedica su último Título, el XIX, a establecer los que considera «delitos contra el desarrollo de los procesos electorales y de participación democrática».
En el artículo 431.2, inciso a, del Código Penal se establecen sanciones de seis meses a dos años o multa de 200 a 500 cuotas o ambas para las personas que «promueva[n] o induzca[n] la abstención entre las personas con derecho al voto activo». Sin embargo, el delito no es aplicable a cualquier ciudadano, sino que está dirigido a sujetos con cualidades especiales.
El artículo reconoce que solo pueden ser considerados responsables del delito las personas que «est[én] investid[as] de funciones oficiales en elecciones, consultas populares, plebiscitos, referendos y otros procesos de participación democrática». O sea, que solo se prohíbe la promoción de la abstención a personas que detenten responsabilidades electorales en el momento de cometer el delito.
El voto en Cuba ―a diferencia de otros lugares del mundo― no es obligatorio. Por ende, no tiene sentido criminalizar una conducta que promociona un acto que no está prohibido por ley.
En resumen: ni la abstención ni la promoción de la primera por parte de ciudadanos comunes está prohibida o penalizada en Cuba.
¿Por qué promovería un canal oficial información falsa al respecto?
La legitimidad del sistema electoral cubano se ha basado siempre ―ante su falta de competitividad― en la participación del electorado en las votaciones. Los promedios históricos de participación popular en Cuba son muy superiores a los de muchas democracias establecidas en las que el voto no es obligatorio. Esta realidad ha sido utilizada como un generador de titulares de los aparatos de propaganda: la participación popular es la muestra de apoyo mayoritario al Partido, al Gobierno y a la Revolución cubana.
Sin embargo, en los últimos procesos electorales los porcentajes de participación popular han decaído marcando récords. En el referendo constitucional de 2019 se abstuvo casi el 10 % del electorado, en el del Código de las Familias de septiembre de 2022, casi el 30 % y en las últimas elecciones municipales, alrededor del 32 % del padrón electoral.
Asimismo, la sociedad civil cubana y algunos sectores de la oposición política han convocado en los últimos tiempos a la abstención de la ciudadanía. En las elecciones municipales pasadas (noviembre 2022) un grupo de artistas y activistas se articuló e impulsó una campaña por la abstención. La iniciativa pretende extenderse a los comicios generales de marzo próximo.
La plataforma opositora D Frente (de la que forman parte miembros del Consejo para la Transición Democrática que apoyaron a candidatos opositores en las elecciones municipales) también emitió un comunicado en el que llamaba al electorado a no votar.
D Frente invitó a los cubanos a sumarse a la campaña «Tu abstención es tu voz» y animó a difundir en redes «una razón» para no votar en las próximas elecciones.
La convocatoria a la abstención ha sido en otras oportunidades el llamado de un amplio sector de la oposición política cubana que considera que en «dictadura no se vota».
En medio de un escenario creciente de abstención (debido al hastío y a una ampliación de las plataformas opositoras y de la sociedad civil que convocan a no votar) no es sorpresivo el uso de información falsa como mecanismo para coaccionar o llamar la atención de un electorado que cada vez responde menos a promesas incumplidas y a pedidos ideologizados.
Vincular la abstención con un acto criminal no busca sino detener mediante el miedo una tendencia creciente e irreversible: la consolidación del abstencionismo como principal y más seguro mecanismo de castigo de la ciudadanía al poder cubano.
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