«Podría haber sido yo». ¿Quién es el hombre en esta misteriosa fotografía de la Cuba de 1997?

Captura de pantalla
En los últimos meses, la extraña fotografía de un hombre cubano en bicicleta se ha extendido en redes sociales. En la foto se ve una persona con camisa de rayas gruesas, pantalón negro, zapatos blancos, pelo corto y tupido bigote. Con una mano dirige la bicicleta, mientras en la otra lleva un llamativo cake blanco con detalles rosados.
«Un hombre entrega un cake de cumpleaños, Cuba, 1997», se lee en una publicación en Instagram. «Se parece a Freddie Mercury», comentó un usuario de Reddit. Otra persona la compartió en un grupo de Facebook; alguien hizo lo mismo en X. Miles han interactuado con la fotografía, de una forma u otra, en las redes sociales con más usuarios del planeta.
Pero casi ninguna de las publicaciones de 2025 que encontré menciona quién es el autor de la imagen. Ni mucho menos la identidad de la persona que va encima de la bicicleta. Solo aseguran que fue tomada en Cuba, a finales de los noventa.
Una búsqueda inversa de la fotografía con la herramienta Google Lens me permitió resolver el primero de los misterios. Después de varios intentos infructuosos, averigüé que el autor de la foto es el iraní Abbas Attar, más conocido como Abbas.
Abbas es uno de los fotógrafos más importantes de la historia reciente de Irán. Documentó la Revolución islámica de 1979 y por varios años produjo algunas de las imágenes más reconocidas de la vida cotidiana en el país de los persas, usualmente como trabajador de la legendaria agencia de fotografía Magnum —creada por los conocidísimos Robert Capa y Henri Cartier-Bresson, entre otros—.
Abbas fue varias veces a Cuba en la última década del siglo XX. Tiene una colección de escenas cotidianas en el país, incluso una en lo que parece ser una institución religiosa, donde se ven monjas o novicias tocando la guitarra y jugando con niños. Aunque ninguna de sus estampas caribeñas se acerca, en fama reciente, a la foto del hombre en la bicicleta.
Los fotógrafos de Magnum viajaron mucho a la isla durante el Período Especial. La agencia, desde su fundación, funcionó como cooperativa. Cada uno de los autores conservaba los derechos de sus fotos y, además, tenían total libertad creativa y autonomía.
Después de haber descubierto la autoría de la imagen, el siguiente misterio por resolver era averiguar dónde se tomó. Era una tarea difícil: excepto el hombre y la bicicleta, el resto del entorno se ve desenfocado. Se pueden apreciar algunas personas al fondo, una calle monocromática, y poco más. En la foto que inicialmente tomamos como referencia, no hay ningún detalle que indique su localización.
Pero la imagen analizada en un principio estaba cortada. No era la original que Abbas capturó en uno de sus viajes a Cuba. Afortunadamente, descubrí que la original también está en Google. Y esa sí que muestra un detalle adicional que no hizo la primera: detrás del hombre hay una especie de tarja de color bronce, también muy borrosa. Era una pista.

Fotografía completa
Inicialmente, pensé que el lugar podría ser algún punto entre Centro Habana o La Habana Vieja. La disposición de las calles, el color, el monumento, quizá el mar en el horizonte. Pero nada más lejos de la realidad.
Cuba no está mapeada en Google Maps, lo que hace que cualquier intento de geolocalización sea bastante complicado. Recorrí de forma virtual las pocas calles a las que los turistas o gente local les ha hecho fotos en la zona que pensé podría estar ubicada la fotografía de Abbas.
Busqué videos en YouTube de la zona, para tomarlos como referencia geográfica. Revisé la vista aérea de la ciudad. Pregunté a gente que conoce el lugar muy bien. Por ninguna de estas vías pude ubicar la imagen.
Después pensé: ¿y si la foto no es en La Habana? Tenía que escudriñar en otra de las ciudades de la isla, comenzando por las que podrían estar más fotografiadas en Google. ¿Pero cuál? El estilo de entramado urbano, típico de la república o de los últimos años de la época colonial, me hizo buscar en la segunda ciudad más grande del país: Santiago de Cuba.
Empecé a hacer el mismo proceso con la que antaño fue la capital de la provincia Oriente. La búsqueda continuaría por el centro de la ciudad y luego por áreas más alejadas. En caso de no encontrar nada, iría a la tercera ciudad más grande. Y así. Por suerte, no hizo falta ir más lejos.
Al rebuscar por los monumentos del centro de Santiago, llegué rápidamente a la famosa escalinata del Padre Pico, uno de los sitios más visitados de la ciudad. En una de las tantas fotos compartidas en Google del lugar se observa un monumento de color bronce muy parecido al que se ve en la foto de Abbas: la tarja del 30 de noviembre.

La tarja conmemora la caída de los luchadores clandestinos Tony Alomá, Pepito Tey y Otto Parellada. Los rebeldes cayeron en la zona al tratar de apoyar el primer desembarco fallido de Fidel Castro el 30 de noviembre de 1956. El monumento está ubicado, según Ecured, en la llamada Loma del Intendente. Comprobé con personas nacidas y criadas en Santiago que sí, que la foto es de ese lugar.
Al parecer, el cuadro ya estaba completo o casi completo. Tenía al autor: Abbas y a una localización. Es probable que el ciclista estuviera bajando la loma, cerca de la intersección de las calles Santa Rita y Hospital. Lo único que quedaba por saber era quién es el enigmático hombre que lleva el pastel, el misterio más complicado de todos. Probablemente, nunca sepamos la identidad del señor.
La periodista cubana Mónica Baró publicó la foto en su cuenta de Facebook. Al igual que en gente del resto del mundo, el hombre de la foto despertó el interés de usuarios cubanos. «El año que me fui [1997]. Podría haber sido yo ese hombre. Yo vivía arriba de la bicicleta», escribió una persona.
«Es una foto hermosa…, su pelado, su camisa manga corta larga, pantalón negro pitillo, sus tenis blancos con rayas como su camisa, todo detalle… su cara afeitada, su bigote in fashion… lindo físico “noventero y fibroso”», compartió otra.
Mientras el resto del mundo resalta el parecido del hombre con Freddie Mercury, el peligro de conducir con una sola mano o los distintivos colores de los cakes cubanos —azul y blanco o rosa y blanco, nunca otro—, en Cuba la evocación es distinta. La melancolía de una crisis muy parecida a la de ahora, la nostalgia, quizá la resiliencia de aquel hombre, que de alguna manera es la de todos. Es un poco tramposa esa melancolía; sin embargo, es efectiva: ensoñarse y aventurar que el fotografiado lleva el cake a un ser querido, que pone su seguridad en riesgo por la felicidad de alguien más, que conduce por calles destruidas y sale airoso y llega a su destino sin mancharse ni caerse ni herirse, con la misma pinta con la que salió de su casa. Y que al llegar todos celebran cuando entra por la puerta.
Lo más probable es que fuera en bicicleta porque no tenía otra opción. En el Período Especial, el Gobierno repartió ciclos chinos. No había transporte y muchos tuvieron que aprender —obligatoriamente— a manejarse encima de uno de esos «chivos».
No eran viajes los de hace 30 años. Eran maratones. 20 km, 30 km, 40 km. Casi sin fuerzas por la falta de alimentos y de corriente eléctrica. De una punta de la ciudad a la otra. Es posible que eso sea lo que vean los cubanos en el Freddie Mercury santiaguero de Abbas.
«Esa foto me recuerda a mi abuelo, llevándome al círculo infantil todos los días en un asientico de madera que hizo para mí», escribió una tercera persona en la publicación de Baró. «Te amo papi».
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