Las crisis de combustible en Cuba son cíclicas. El sistema de suministros es tan vulnerable que se trastoca la vida en el país de ocurrir un retraso por parte de los distribuidores o dirigir las cantidades disponibles para fines diferentes de los habituales —como la generación distribuida de electricidad—.
A principios de abril de 2023, el periódico Granma anunció discretamente un grupo de medidas para enfrentar «la falta de abastecimiento de diésel a los transportistas privados o poseedores de medios de este sector» en La Habana. El artículo, eliminado de su sitio web poco después, fue la primera referencia oficial sobre la crisis.
Mientras, en la calle, la poca disponibilidad de transporte público, las colas de vehículos en las gasolineras, el atraso en la distribución del comercio interno y los apagones cada vez más frecuentes presagiaban el problema.
Sin embargo, la situación no sorprende. A finales de 2022, la Unión Cuba-Petróleo (Cupet) informó sobre el déficit de combustibles por dificultades «operacionales de logística y una demanda superior a la habitual». En marzo de ese mismo año, más de la mitad de los servicentros del país amanecieron varios días consecutivos sin combustible.
En diciembre de 2021, el ministro de Transporte, Eduardo Rodríguez Dávila, dijo en la Asamblea Nacional que las limitaciones con la disponibilidad de combustible, sobre todo en las provincias del centro y el oriente, era una de las causas de que no se aprovecharan todos los vehículos disponibles en la transportación de pasajeros. Durante julio, septiembre y octubre de 2019, ante los episodios de desabastecimiento se anunciaron medidas para enfrentar la «coyuntura energética».
En esta ocasión, como parte de la estrategia de racionamiento, se reajustaría la cantidad de combustible destinado a actividades vitales y para su venta se tendría en cuenta el tipo de vehículo, con límites establecidos para cada cliente. Por ejemplo, el Gobierno de la capital decidió establecer un límite en los servicentros que venden a todos los consumidores de hasta 100 litros de diésel por vehículo y 40 litros de gasolina (B-94, B-90, B-83).
En Villa Clara, el portal del ciudadano notificó que «teniendo en cuenta la gravedad de la situación, se garantizó una cifra mínima de porteadores privados con licencia en función de la transportación pública», al ser imposible garantizar la venta a los propietarios que disponen de vehículos particulares para uso personal. Solamente se priorizarán los servicios básicos como urgencias médicas, hemodiálisis, Etecsa y la Empresa Eléctrica en función de averías.
Además, varias instituciones educativas sustituyeron las clases presenciales por la modalidad virtual, pues la actual situación dificulta el traslado de estudiantes y profesores. Las universidades de Sancti Spíritus, Holguín y la Agraria de La Habana «Fructuoso Rodríguez Pérez» comunicaron que las actividades docentes se impartirán a distancia durante la semana del 24 al 28 de abril, en espera de una mejoría.
Como es costumbre, las explicaciones llegaron a posteriori, cuando era evidente la crisis.
En televisión nacional, el presidente Miguel Díaz-Canel atribuyó las causas de la escasez de gasolina a que «los países que tienen con nosotros determinados compromisos para suministrarnos gasolina a partir de los convenios han estado también en una situación energética compleja y no han podido cumplir con sus compromisos». En el caso del diésel, dijo que «el barco arribó a Santiago de Cuba, se rompió e impidió que se pudiera descargar a tiempo para después continuar a otros puertos (…) y, por otra parte, para evitar apagones hemos tenido que depender más de la generación distribuida que consume diésel».
Sin embargo, lo más preocupante fue que reconoció que no tienen muy claro cómo salir de la actual situación. Cuba consume un promedio anual de 8.3 millones de toneladas de combustibles, según ha dicho el ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy. De ellas, el 39 % se abastece de la producción nacional, el resto depende de las importaciones.
¿Qué combustible produce Cuba?
El país cuenta con reservas de petróleo y gas natural que obtiene casi exclusivamente de la franja norte. Debido a los bajos volúmenes de extracción, estos recursos se destinan principalmente al consumo nacional.
La última actualización pública sobre el tema se encuentra en el Anuario Estadístico 2021, publicado por la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) con datos de 2020. Según el informe, los principales derivados del crudo que se procesan en las refinerías de la isla son diésel, fueloil, gas licuado de petróleo (GLP), gasolinas, naftas, queroseno, turbocombustible, coque de petróleo y asfaltos.
Una mirada general muestra que la producción ha disminuido alrededor de un 40 % desde 2012 y que cada año el hidrocarburo más trabajado es el fueloil, de gran demanda en la generación eléctrica del país.
¿Qué países venden combustible a Cuba?
A pesar de que las autoridades insisten en responsabilizar a los distribuidores, todo indica que no ha ocurrido ningún cambio en los mercados de importación habituales. Al contrario, sus principales socios en materia de hidrocarburos muestran datos positivos en los balances más recientes.
Las exportaciones de crudo de Petróleos Venezuela S. A. (PDVSA), su aliado comercial más importante, alcanzaron los niveles más altos en marzo de 2023 desde agosto del pasado año. En enero, la empresa sudamericana suspendió la mayoría de sus contratos para revisar los acuerdos tras enfrentar un escándalo de corrupción por impago de 21 200 millones de dólares acumulados en tres años. Incluso así, su alianza con el Gobierno de la isla es tan fuerte que, de acuerdo con Reuters, no se han afectado los cargamentos fletados por la petrolera estadounidense Chevron Corp. y la empresa estatal cubana Cubametales.
En el primer trimestre de 2023, el suministro de combustibles venezolano ha aumentado gradualmente. De acuerdo con informes de PDVSA y datos de navieras, en enero se recibieron alrededor de 40 mil barriles de petróleo diarios (bpd); en febrero, 53 mil bpd; y, en marzo, aumentaron a 76 mil bpd.
El último gran envío a la isla procedente de Venezuela lo realizó el supertanquero Nolan, que navega bajo bandera de Panamá. La embarcación es inusual en la transportación de combustibles y es, además, uno de los buques que se encuentran en la lista negra de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC por sus siglas en inglés). El barco de grandes proporciones agendó a inicios de marzo una carga en el puerto José de 400 mil barriles de fueloil y 1.13 millones de barriles de crudo, para un total de 1.53 millones de barriles que estaban previstos a descargar en Matanzas.
Otro de sus distribuidores estrella, Rusia, registró en el último mes las mayores exportaciones de hidrocarburos desde abril de 2020, con unos 600 mil barriles diarios, más allá de las sanciones impuestas por la guerra contra Ucrania. En marzo, envió a América Latina unas 580 mil toneladas de diésel, de las cuales 140 mil se repartieron entre Cuba, Panamá y Uruguay.
El crudo ruso viaja mediante terceros países. Por ejemplo, el tanquero Zheng He 1 pasó primero por Róterdam y, luego de descargar en La Habana el 19 de abril, partió rumbo a Santiago de Cuba. En camino viene Cheetah-II, que recaló en Turquía y se dirige a la capital de Cuba.
En noviembre de 2022, el presidente cubano realizó una gira internacional de 11 días por Argelia, Rusia, Turquía y China, en la que abordó temas relacionados con el sector energético.
Argelia, una de las principales reservas petrolíferas del mundo, se comprometió a reanudar las exportaciones de combustibles a la isla durante la visita oficial de Miguel Díaz-Canel al territorio africano, un acuerdo que se interrumpió solo un año después de su establecimiento en 2018.
Se sabe también que México es el as bajo la manga de la isla. Aunque no queda claro cuál es el rol del país azteca, no es secreto su respaldo al Gobierno de Cuba, incluido el abastecimiento de hidrocarburos. En abril de 2023, el petrolero mexicano Bicentenario aterrizó en dos oportunidades en La Habana, a inicios y a finales de mes.
Si bien el difícil acceso a datos de intercambio de hidrocarburos y la falta de transparencia sobre el tema impiden que se fiscalicen los cargamentos que llegan a la isla, queda claro que el país no ha dejado de recibir crudo y combustibles.
¿Cómo se transporta el combustible importado?
Los buques cisterna o tanqueros, cuya estructura está condicionada para transportar hidrocarburos, químicos o gases, son los encargados de trasladar y distribuir el combustible.
Cada barco tiene un diseño especializado de acuerdo con la idoneidad para traficar la carga y su capacidad de transportación, medida por el máximo de peso muerto que puede soportar.
El servicio de seguimiento de barcos e información marítima, Marine Traffic, tiene registrados en su plataforma 12 tanqueros que navegan bajo la bandera cubana y cargan constantemente en puertos internacionales. La mayoría de ellos fueron construidos hace más de 15 años y son considerados pequeños, si nos guiamos por parámetros actuales. El modelo Panamax es el más común, embarcaciones de entre 55 mil y 80 mil toneladas, cuya capacidad oscila entre los 350 mil y los 500 mil barriles de petróleo.
Además, el monopolio PDVSA pone al servicio del Gobierno cubano barcos de su propia flota, entre ellos, los tanqueros Manuela Saénz, Icaro, Terapaima y Yare. Muchas de estas embarcaciones pertenecen a la empresa Transportes del Alba (Transalba), sociedad mixta cubano-venezolana que heredó el Gobierno de la isla. Otros buques de diferentes países se encargan de llevar el petróleo a la isla para esquivar las sanciones impuestas por Estados Unidos.
¿Cómo afecta la escasez de combustible?
«En 2019 el país derogaba entre 150 y 170 millones de dólares para comprar combustibles; en 2021 el gasto ascendió a 1 471 millones de dólares y en 2022 se gastaron 1 700 millones de dólares, en momentos en que no había turismo ni otras fuentes de ingreso», ha dicho el ministro de Energía y Minas.
La escasez de estos recursos tiene un impacto negativo en la economía y en la vida general del país. La generación eléctrica, el transporte (público, privado y de mercancías) y el resto de las actividades económicas dependen de suministros estables.
Generación eléctrica
Alrededor del 95 % de la producción de electricidad en el país depende de los combustibles fósiles; es decir, carbón mineral, gas natural, petróleo y derivados del petróleo como queroseno, fueloil o diésel. En 2021, apenas el 4.5 % de la generación se produjo mediante fuentes renovables (hidroeléctricas, parque eólicos y fotovoltaicos), de ahí la necesidad de los hidrocarburos para mantener activo y estable el Sistema Electroenergético Nacional (SEN).
Según datos referenciados por Cubadebate, en 2022 la capacidad de generación de la isla fue de poco más de 6 499 megavatios (MW), de los cuales, 2 608 MW (40.6 %) se originaron en las termoeléctricas a partir del petróleo crudo.
Las otras dos fuentes de electricidad de importancia fueron las correspondientes a la llamada «generación distribuida» que funciona mediante microsistemas interconectados. Estos últimos trabajan con motores fueloil y con motores diésel, lo cual representa el 21.7 % y el 21.9 % del total generado, respectivamente.
Cada vez que el sistema necesita ampliar la generación distribuida para sustituir a las termoeléctricas demanda mayores volúmenes de diésel y una logística en cuanto a transporte (que pueden usar otros combustibles) que tiene que tomar de la disponibilidad que haya en el país.
Darle prioridad a la generación eléctrica, considerando el estado actual y la crisis de generación, supone en ocasiones quitar de un sitio para poner en otro. Situación que no se resolverá a corto plazo.
Transporte
La situación del transporte se agrava porque tampoco se pueden garantizar los servicios públicos. Incluso ante la escasez de este mes, el ministro de Transporte dijo en febrero en la Mesa Redonda que «uno de los factores que incide en la actual situación del transporte es la disponibilidad de combustibles. Para satisfacer el transporte público de la capital en tiempos normales se necesitan más de 80 mil litros de diésel diarios. A veces tenemos el medio, pero no el combustible para hacerlos funcionar».
Las largas colas en las gasolineras que pueden durar días para conseguir repostar el carro es solamente otra de las manifestaciones de la crisis. Una que genera mucho malestar y trastoca no solo la dinámica de aquellas familias que cuentan con un vehículo propio, sino también los precios y la disponibilidad de los taxis. Un medio de transporte que, si bien no es masivo, alivia el desplazamiento cotidiano.
¿Habrá una solución de la crisis a corto plazo?
Todo indica que la crisis no se solucionará a corto plazo. En sus últimas declaraciones, ofrecidas a Canal Caribe, Vicente de la O Levy informó que en los días que quedan de abril se va a seguir sacando una capacidad disminuida de combustible para que las reservas no lleguen a cero y se puedan garantizar los servicios vitales, refiriéndose a la disposición de ambulancias, servicios necrológicos y a la transportación de mercancías como la cosecha de la papa.
Sin embargo, advirtió: «No significa que vamos a tener combustible como lo tuvimos en 2017, 2018 o como hace unos meses. Esa no va a ser la situación, por lo menos en los días que quedan de abril y en mayo».
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