En septiembre de 2022, el Consejo de Estado convocó a las primeras elecciones municipales después de la entrada en vigor de la Constitución de 2019.
La primera vuelta del proceso tendrá lugar el 27 de noviembre de 2022; el 4 de diciembre se llevará a cabo la segunda vuelta en las circunscripciones que sea necesario.
En vísperas de las elecciones, elTOQUE Jurídico dedicará durante las próximas semanas varios materiales a responder preguntas que informen acerca de las posturas que asumen los cubanos en relación con los procesos electorales del país.
¿ELECCIONES EN TOTALITARISMO?
En Cuba, el sistema electoral no responde a una lógica de partidos o competencia. En el país es ilegal la mera existencia de cualquier partido diferente al comunista y la unidad de poderes es una filosofía. Por ende, el control que el Partido Comunista ejerce sobre el Estado cubano no está sujeto a los balances o alternancias que podrían derivarse de procesos electorales.
No es posible ―ni práctica ni legalmente― que, con el diseño cubano actual, fuerzas políticas no leales al Partido Comunista logren acceder a puestos de poder real. No solo porque el Partido Comunista, la burocracia que lo sostiene y los cuerpos represivos mantienen el monopolio político con base en la fuerza, sino también porque el sistema electoral está diseñado para impedir la legitimación popular de actores no controlados por el Partido Comunista.
Por lo tanto, las elecciones en Cuba no son trascendentes y están sujetas al control absoluto del Partido Comunista y los órganos estatales. Ese control tiene tres expresiones fundamentales:
- El bloqueo material a través de la represión de las candidaturas de miembros de la oposición política.
- La falta de influencia real de los órganos de las asambleas en las decisiones del poder.
- La existencia de comisiones de candidatura que definen las propuestas a los cargos de dirección de las asambleas.
BLOQUEO MATERIAL
Varias iniciativas opositoras han apostado en otras oportunidades por participar en el proceso electoral cubano. En 1989, Roberto Bahamonde Massot, miembro del Partido por los Derechos Humanos en Cuba, fue de los primeros en intentar ser elegido en una asamblea de nominación de candidatos. Lo hizo de forma independiente porque la mayoría de los miembros de su organización política le negaron el apoyo por considerarlo una forma de legitimar el sistema. Se autopropuso en la asamblea de nominación que le correspondía por su lugar de residencia. Su candidatura fue anulada de forma arbitraria en el acto. No obstante, impugnó la legalidad de la decisión y logró que se repitiera la asamblea de nominación en la que participó. En la votación pública de su barrio recibió el apoyo de una treintena de personas, pero no le alcanzó para derrotar a su contrincante, un funcionario del Ministerio del Interior.
En 2018, las plataformas Ciudadanos por el Cambio, Otro 18 y el Movimiento Somos+ intentaron promover la nominación de algunos candidatos en las elecciones municipales.
En aquel entonces, varios candidatos opositores fueron detenidos de forma arbitraria e interrogados. Se activaron, además, resortes ilegales para evitar que fueran nominados. Como constatación de la implementación de los mecanismos, quedó la grabación de un comentario del entonces vicepresidente del Consejo de Estado y de Ministros, Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, durante una reunión con funcionarios partidistas en 2017.
La grabación se filtró meses después. El hoy primer secretario del Partido Comunista reconoció en aquel entonces que los cuerpos de seguridad habían detectado seis proyectos que querían postular «personas contrarrevolucionarias» como candidatos a las asambleas municipales en las elecciones de 2018. Consideró el acto como un intento de la oposición por legitimar la contrarrevolución dentro de la sociedad civil cubana. Admitió también que el poder que él representaba daba los pasos para «desacreditar eso, para que la gente [tuviera] percepción de riesgo» y conociera a esas personas para evitar así su posible triunfo.
El resumen de aquel ejercicio fue que ni uno solo de los candidatos de la oposición logró insertarse en alguna asamblea municipal del poder popular. No obstante, en 2022 la plataforma D’Frente y el Consejo de Transición para una Cuba Democrática han propuesto nuevamente el impulso de candidaturas de opositores para lograr su elección. A dos semanas de las elecciones y luego de haber concluido el proceso de nominación (12 de noviembre de 2022), ningún candidato opositor logró ser nominado. En algunos casos se repitieron las detenciones arbitrarias para impedir que los candidatos pudiesen llegar a las asambleas de nominación.
CAPACIDAD DE INCIDENCIA POLÍTICA DE QUIENES RESULTEN ELECTOS EN LAS ELECCIONES MUNICIPALES
Uno de los mecanismos del Gobierno cubano para evitar la alternancia en el poder ha sido diseñar órganos de elección sin capacidades regulatorias, ejecutivas o de control reales. Las asambleas populares son meras formas de legitimación de decisiones previas tomadas por los órganos reales de decisión vinculados de forma directa al Partido Comunista.
Las elecciones del próximo 27 de noviembre son para elegir a los miembros de las Asambleas Municipales del Poder Popular (AMPP). A pesar de la introducción en la Constitución de 2019 del término autonomía municipal y de la aprobación en ese año de la Ley De Organización y Funcionamiento de las Asambleas Municipales, lo cierto es que la autonomía real de los municipios aún es una quimera en un sistema que, por esencia, es centralizado y burócrata.
Las AMPP , nominalmente, tienen reconocidas facultades de actuación que pudieran utilizar en función de su independencia. Sin embargo, han demostrado su falta de independencia e incapacidad para explotar de manera autónoma algunas capacidades que la ley les reconoce, como la promoción de plebiscitos y consultas locales.
En lo local es donde se continúa expresando con mayor claridad quién detenta el poder estatal en Cuba. Es allí donde los primeros secretarios de los comités locales del Partido Comunista se muestran como lo que son: las máximas autoridades políticas y ejecutivas de los municipios y provincias.
Los delegados de las circunscripciones no tienen capacidad ejecutiva ni resolutiva. Solo son tramitadores de inconformidades y necesidades materiales de la ciudadanía. Necesidades e inconformidades sobre las que no tienen capacidad de transformación alguna. Sin embargo, son los únicos que responden de forma pública y en reuniones barriales ―como no lo hace ningún otro dirigente con reales capacidades de decisión― sobre los resultados de su labor.
Asimismo, la incidencia de los delegados de circunscripción en las decisiones de la AMPP están mediadas por iguales mecanismos de control informal (Órganos de la Seguridad del Estado) que bloquean las candidaturas de la oposición y también por el diseño que coloca en manos del presidente de las AMPP la capacidad de convocar las sesiones de la AMPP y definir, en primera instancia, los temas que se pueden o no discutir en el seno del pleno.
Los presidentes y vicepresidentes de las AMPP son definidos por el otro elemento correctivo del sistema: las comisiones de candidatura. Esto asegura que quienes en última instancia controlan las AMPP sean personas leales al Partido y obedientes de sus instrucciones.
COMISIONES DE CANDIDATURA
En el único espacio de las elecciones cubanas en el que no intervienen las comisiones de candidatura es en la nominación y elección de delegados a las AMPP. Pero intervienen en la elección de todos los cargos de dirección de los órganos locales del poder popular, de los diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), de los miembros del Consejo de Estado y del presidente y vicepresidente de la República.
Las comisiones de candidatura son grupos integrados por representantes de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM). Por ley, los grupos son los encargados de conformar las propuestas de candidatura a nivel local y nacional. Los miembros de las comisiones de candidatura son designados por las direcciones nacionales, provinciales y municipales de las organizaciones que las conforman.
El hecho de que los miembros de las comisiones de candidatura sean designados y que las organizaciones sean ―en concordancia con el principio leninista― correas de transmisión de las decisiones del Partido garantiza que, a los cargos de dirección y a los órganos superiores del poder estatal, solo lleguen personas obedientes y afines con las políticas partidistas.
Las comisiones de candidatura y no el electorado son la real fuente de legitimación del sistema electoral cubano. El electorado es el que define apoyos a un candidato u otro en los sistemas electorales competitivos. Sin embargo, en el sistema cubano, la intervención de las comisiones de candidatura garantiza que el electorado se convierta en un mero ratificador de las decisiones tomadas por el Partido Comunista, que aun así sostiene públicamente que no postula ni elige a candidato alguno.
La realidad es que el Partido Comunista no postula ni elige porque no lo necesita.
Los regímenes totalitarios, como el cubano, utilizan las elecciones como formas de legitimación externa y no como mecanismos que garanticen una real participación popular. O sea, utilizan los ejercicios electorales como demostración ante otros Estados y organismos internacionales del control político y del consenso de la gente en torno al sistema.
Autores como Leandro Querido, en su libro Así se vota en Cuba, considera que en los regímenes totalitarios las elecciones se emplean también para llevar a cabo purgas internas. En su texto, Querido cita a Guy Hermet, quien considera que solo puede hablarse de elecciones libres cuando «el cuerpo electoral no está diseñado a la medida por el poder».
Caben pocas dudas de que el sistema electoral cubano ha sido diseñado para garantizar el monopolio de un único partido, el comunista. Por esa razón, y en atención a la lógica de Hermet, es difícil que puedan considerarse libres las elecciones efectuadas bajo el sistema.
Las elecciones en Cuba son un ejemplo clásico de «elecciones fabricadas».
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