El hundimiento de la lancha rápida ―utilizadas comúnmente para el trasiego de emigrantes― en Bahía Honda rememora hechos anteriores, como los acontecidos en Río Canímar en 1980 o el del Remolcador «13 de marzo» en 1994.
No es la primera vez que el Gobierno cubano utiliza el exceso de la fuerza para impedir la salida de migrantes del país ni la primera ocasión en que provoca sus muertes.
El oscurantismo en el manejo de estos sucesos ha sido una constante en la historia cubana. La falta de transparencia con la que el régimen opera las investigaciones ha favorecido la impunidad de funcionarios y represores.
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