Entrevista: Miguel Alejandro Hayes
Edición: Harold Cárdenas Lema
Fernando Ravsberg necesita poca presentación. Su nombre es conocido en la esfera pública cubana y durante años sus textos críticos han despertado polémicas domésticas. Después de casi un año del cierre de su blog Cartas desde Cuba compartimos esta entrevista que concedió a La Joven Cuba.
Miguel Alejandro Hayes: Gracias por acceder a nuestra entrevista Fernando, comencemos sin rodeos. Gramsci decía que el mundo ya no es blanco y negro. ¿Qué opinión le merece la polarización política de Cuba hoy?
Fernando Ravsberg: Ese mundo en blanco y negro se está produciendo sobre todo en la intelectualidad, aunque el discurso en las redes no sea tan violento. Sin embargo, no creo que el problema esté en la polarización del debate, sino en la calle, en el ciudadano y sus circunstancias. Vemos los jóvenes que se están yendo y a mucha gente que ha perdido la esperanza. Cualquier cosa que se diga hoy, suena a teque.
Las declaraciones de García Frías sobre el avestruz lo demuestran. Lo que dijo sobre el ave es cierto, pero provoca que la gente se burle de otra aparición de un “plan maravilloso” de producción de carne, cuando el año pasado se redujo a la mitad la producción de puercos. La gente está acostumbrada a que en la agricultura todo se quede en planes, en proyectos y en globos. El discurso de avestruces debería haber venido precedido de la carne de avestruz en los mercados. Esta desesperanza e incredulidad aumenta con la pobreza y la marginalidad creciente. Basta pasar por los barrios para ver cómo el cinturón de pobreza se ensancha.
MAH: En la última entrevista que le hicimos, usted mencionó que no se construye un país sin saber el que tenemos. ¿Cómo es la Cuba del 2019?
FR: Estamos en medio del río. Raúl Castro dijo que había que cruzarlo, y nos metimos en él con el caballo. La cuestión es que todavía estamos metidos… y el plan brillante de motivar a cruzarlo se mutila sin muchas explicaciones. Entonces seguimos discutiendo en medio del río, no me refiero al capitalismo o al socialismo, sino a la caducidad del modelo y sus prácticas. La economía necesitaba determinados pasos, de eso se trata. Pero estando en medio del río, imagínate el equilibrio que hay que hacer y la indecisión sobre cómo llevar la rienda. Y el caballo se puede cansar, porque es él quien que está con el agua al cuello. Creo que Raúl Castro tuvo una visión muy integral y sospecho que quiso hacer más, pero no pudo.
MAH: Después del debate constitucional, se aprobó y entró en vigor una Carta Magna totalmente reformada. ¿Cómo valora este proceso?
FR: La Constitución anterior autorizaba específicamente a los cubanos ir a cualquier hotel y estuvieron 15 años sin poder hospedarse. Las constituciones de América hablan del derecho a una vivienda digna, sin embargo tenemos miseria por toda la región. El problema son las leyes complementarias y su puesta en práctica. Esta Constitución, como muchas otras, refleja una intención. Ahora, el debate altamente polarizado en las redes y parcializado en los medios oficiales, no llegó a la gente. La gente votó y ya.
Yo veo el problema más en el terreno práctico, cuánto va o no a cambiar el país con la nueva constitución, y hacia dónde se dirige. Se trata de crear las leyes complementarias y mecanismo burocráticos que permitan llevar a la práctica esas intenciones. Por ejemplo, la constitución permite las PYMES pero no se explica qué documentos necesito, qué organismo me autoriza, etc. Y a veces ni siquiera alcanza con la ley, tenemos ley de inversión, pero mira los resultados: Vietnam aprueba 240 nuevas empresas por año, ¿y nosotros? una veintena de empresas extranjeras en 6 años.
MAH: Cuba tiene un nuevo presidente. ¿Qué cree de su labor en este periodo?
FR: El nuevo presidente asume el método del joven Fidel Castro a inicios de la Revolución, pero eso es una cuestión de estilo. El de Raúl Castro fue diferente: él no apareció cuando el huracán del 2008, pero antes de que llegáramos los periodistas a la zona ya estaba la comida, los techos y lo necesario para la recuperación. Se notaba la alta organización. Vimos un presidente sin la presencialidad de Fidel, pero que fue capaz de hacer funcionar el apoyo a los damnificados de forma organizada, ágil y eficiente. No debemos confundir los estilos de los gobernantes con la eficiencia de un gobierno. Lo que realmente importa es si está funcionando el país, si la economía mejora. En qué estado está la salud, la educación, cuáles son los datos migratorios. Los gobiernos deberían medirse por sus resultados.
MAH: Ha dicho repetidamente que la prensa estatal debe mejorar. ¿Cómo?
FR: Como toda persona, mi pensamiento ha ido evolucionando. Ya no creo que en Cuba haya una prensa estatal. En Cuba hay prensa partidista. Si hubiera prensa estatal existiría un organismo que la gobernara o un Ministerio de Información, por ejemplo. Los medios de prensa los dirige el Partido, que es quien elige al director y define la línea editorial. Llegar a ser medios estatales, ya sería un logro en el caso de Cuba. Luego, para convertirlos en medios públicos habría que implicar intelectuales, artistas, blogueros, como parte de una comisión, de un equipo democrático de conducción.
El director de los medios podría ser electo por el colectivo de periodistas. Incluso el PCC pudiera influir en ese nombramiento, pero desde la democracia, apostando por convencer al colectivo, no por imponer. Es muy importante crear mecanismos para controlar el poder de los medios, sean privados, públicos, estatales o institucionales. Porque la libertad de prensa es también un derecho del pueblo, donde esta debiera tener formas de denunciar y reclamar cuando se difunde información falsa o se difama.
MAH: Hace años surgieron blogs, revistas digitales y otras publicaciones al margen de los medios oficiales. Hoy la ampliación del acceso a Internet condiciona una esfera pública donde se construyen estados de opinión, y destaca el periodismo independiente. ¿Cómo identificarlo?
FR: La palabra independiente es peligrosa en el caso cubano. Hay medios que han surgido desde la disidencia e identifican su labor como “periodismo independiente”. No los critico pero tampoco creo que sean independientes. Cambian el color solamente. En un lado, Cuba es todo negro, y en el otro, Cuba es todo blanco. Tú lees Granma y Cuba es blanca, lees la disidencia y es negra. Eso es lo que nos venden. Yo creo que el periodismo independiente es el de la gente que no tiene prejuicio ni en un sentido ni en otro. Son los colegas que buscan lo mejor para Cuba, aunque se equivoquen. No quiere decir que ese periodismo acierte siempre, pero abre ventanas por las que uno puede mirar. De repente dices “no me gusta”, pero te hizo pensar. Hay espacios entre los jóvenes que están haciendo cosas muy interesantes.
No creo que haya un nuevo periodismo sino nuevos periodismos. Hay gente que está intentando hacer un tipo de periodismo más literario, otros más duro, tenemos un periodismo de datos, hay quienes hacen uno dirigido a las redes y la blogosfera. En esa búsqueda hay cosas buenas, regulares y malas, pero lo fundamental es que hay un intento de hacer cosas nuevas. Lo importante es que ya están en el camino. Ese sí es el verdadero periodismo independiente: el que ve los matices y los colores, en un país en el que hay muchos. Y este periodismo independiente me parece que es la revolución de los jóvenes en la información y comunicaciones.
MAH: Entre esos nuevos medios está La Joven Cuba. ¿Qué cree del proyecto?
FR: LJC fue mi primer contacto con ese periodismo joven e independiente. Con independiente no me refiero a que no tenga una posición política, sino a que son capaces de reflejar la realidad con los matices que tiene, incluso cuando lo que se escribe cuestiona sus propias ideas políticas. Ser independiente no es carecer de ideología, sino mostrar la realidad sin que esta te condicione conscientemente.
Lo que más me gusta del proyecto es que entre los miembros de LJC hay diferentes puntos de vista, y es en esa variedad donde nace la riqueza del pensamiento. Sobre todo ahora con las burbujas en que estamos viviendo dentro de las redes sociales, necesitamos desesperadamente encontrarnos con gente que razone diferente, con puntos de vista distintos, y acostumbrarnos a poder conversar con ellos.
También en LJC han sabido soportar las presiones, cuando yo pensé que iban a ceder. Los han presionado de uno y otro lado pero siempre han logrado mantener ese grado de independencia. Nadie en ninguna parte es totalmente libre, pero ustedes conservan vivo ese espíritu, y es difícil en medio de una batalla tan polarizada, donde incluso le metieron un Judas dentro.
MAH: Hablemos sobre Cartas desde Cuba a casi un año de su cierre. ¿Qué ha significado para usted ese espacio que hoy permanece cerrado?
FR: Cartas desde Cuba tiene mucha historia. Surgió por idea mía. Yo quería entrar en ese terreno, el de los blogs. Fundamentalmente por la contradicción que enfrentaba con las fuentes. El periodismo de la BBC es muy estricto con ese asunto, y tienes que nombrar siempre a las fuentes. En Cuba nadie quiere que lo menciones, imagínate que le ocurriría a un viceministro que te de una información extraoficialmente y tú lo nombres después.
Yo pasé muchas situaciones complejas. Cuando lo de Alarcón en la UCI, lo publicamos nosotros, y la presión para que dijéramos el nombre del que me había dado el video provino de los dos lados, desde Londres y desde aquí. Mi respuesta para ambos fue la misma: “Hagan lo que quieran, no lo publiquen si no quieren, pero no voy a dar el nombre, porque fue el compromiso que hice”.
CDC era poder escribir fuera de las reglas del periodismo británico de la BBC, sobre todo de temas sobre los cuales yo tenía información y no podíamos mencionar la fuente. Otras veces tenía información que no era noticia pero que permite a las personas comprender lo que ocurre en un lugar aunque no sea noticia. Por ejemplo, el amor en la tercera edad en Cuba, el sexo, los viejitos que se casan… Y ocurre con otros países, ¿qué conoces de Colombia más allá del narcotráfico y la guerrilla? No conocemos más nada que el bombardeo noticioso. Por eso nace CDC dentro de la BBC.
Era un blog independiente. La BBC no podía influir sobre mi visión. Hasta que un día quisieron censurar un post y les dije que no. Me dijeron que se cerraba CDC, y se abría otro blog colectivo donde yo también escribiría. No me interesó, así que mi respuesta fue dejar la BBC, tras 22 años de trabajo. El reto era hacer solos CDC. Decidimos lanzarnos a la aventura pagándolo de mi bolsillo, y lo primero que ocurrió fue una caída en picada de las visitas, pero muchos jóvenes salieron al rescate y nos enseñaron a posicionarnos. Antes no era un problema: teníamos el blog más leído de la BBC, y de eso se encargaba el equipo técnico de Londres.
Se sabía que si me quitaban el trabajo, le quitaban el financiamiento a CDC. Así que cuando no me acreditan como periodista extranjero le dan el tiro de gracia al blog. Tuve muchas opciones de financiamiento, de embajadas, gobiernos, incluso de una empresa multinacional amiga de Cuba. El problema es que si aceptaba ese dinero iba a ser considerado un “mercenario”, que era el nombrete que me querían poner algunos desde hace tiempo. “O aceptamos dinero y seguimos o cerramos”. Cerramos pero lo hicimos como los Beatles, en el mejor momento. Nos vamos porque nos cierran, no porque queramos.
Nos cortan la forma económica, y tenemos determinado nivel ético como para no aceptar dinero. Siempre me acuerdo de cuando a Gómez le ofrecen dinero para él y sus tropas, y responde que solo puede recibir dinero de los familiares o de los amigos. Y que yo sepa nosotros no tenemos un antepasado en común, y mucho menos somos amigos.
Con el dolor de mucha gente y el nuestro, lo mejor era cerrar CDC. Incluso intentamos una colecta y sufrimos el boicot con empresas de pago americanas, como PayPal, a pesar de lo cual algunos lograron enviar su aporte. Y lo más lindo, es que hubo gente de aquí en Cuba que también donó, entre muchos recibimos 10 CUP de un jubilado. Por todos nuestros lectores, colaboradores y por mí, preferí que CDC muriera en combate, pero que muriera bien.
MAH: ¿Qué haría falta para abrir nuevamente Cartas desde Cuba?
FR: Que el gobierno cubano me deje trabajar como periodista en Cuba, que es como me gano la vida. Hoy paso tiempo trabajando fuera del país y es muy difícil seguir la realidad cubana cuando estás inmerso en otras. Mucho más cuando el caballo sigue en medio del río, dando hoy pasitos para adelante, mañana para atrás, y pasado para los lados. Cuando la propuesta inicial de Raúl Castro, fue cruzar el río.
MAH: Muchas gracias Fernando.
Este texto fue publicado originalmente en La Joven Cuba.
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