Foto: elTOQUE.
¿Cuánto dinero dejó de invertir el Gobierno en el Sistema Electroenergético Nacional?
22 / octubre / 2024
La noche del viernes 18 de octubre de 2024 casi toda Cuba la pasó en oscuridad total. Luego vinieron la del 19 y la del 20. Un fallo en la Central Termoeléctrica (CTE) «Antonio Guiteras» provocó un apagón general que perdura. En medio de las penumbras, los habitantes de La Habana divisaban puntos de luz: los modernos y vacíos hoteles del Parque Central, del Paseo del Prado, de Miramar.
Mientras la ciudadanía estaba sin energía eléctrica, las autoridades recurrieron a su narrativa preferida en redes sociales y programas televisivos que pocos podían ver. «El complejo escenario por el que transitamos tiene su causa principal en el arreciamiento de la guerra económica y persecución financiera y energética de Estados Unidos, lo que dificulta la importación de combustible y otros recursos necesarios para esa industria», dijo el presidente designado Miguel Díaz-Canel en X.
Otros altos cargos, como el ministro de Relaciones Exteriores (Minrex), Bruno Rodríguez Parrilla, y la subdirectora de la Dirección General de Estados Unidos del Minrex, Johana Tablada, siguieron la misma línea discursiva. «Apoyamos las voces de denuncia al bloqueo, principal causa de limitaciones de nuestro pueblo», añadió Rodríguez Parrilla.
Sin embargo, en los últimos días resurgieron viejas noticias de créditos millonarios concedidos al Gobierno cubano para reparar el Sistema Electroenegético Nacional (SEN). El monto de las inversiones coloca la responsabilidad de la crisis sobre la Administración actual, más que sobre las sanciones estadounidenses; una noción que apoyan varios expertos.
Desde Rusia, con amor
Hace exactamente nueve años, el 20 de octubre de 2015, el principal portal de propaganda del Gobierno cubano publicó una noticia que por largo tiempo pasó desapercibida para muchos: «Rusia concede a Cuba crédito para la construcción de termoeléctricas». El crédito consistió en 1 200 millones de euros para construir cuatro unidades de generación eléctrica de 200 MW cada una. Si se considera que la actual demanda de energía del país es de aproximadamente de 3 100 MW, con ese crédito estaría cubierto cerca del 25 % de la demanda.
Unos meses más tarde, en febrero de 2016, medios estatales informaron que se preveía que los 800 MW entrarían en el SEN entre 2022 y 2024. El crédito fue pactado entre la empresa cubana Energoimport y la rusa RAO Export. En aquel momento, el plan era exportar el combustible ahorrado para pagar el crédito e iniciar una transición a energías renovables.
En noviembre de 2019, Díaz-Canel visitó las obras donde debía edificarse una de las plantas. Para entonces, la obra se encontraba «en su fase inicial de ejecución, labores de preparación del terreno y limpieza». La nota oficial de la visita no explicó por qué cuatro años después la obra se encontraba en la etapa inicial.
Durante años, la ciudadanía no supo el destino del dinero ruso o si se utilizó o no. En septiembre de 2022, la prensa independiente publicó la explicación que Tatiana Amarán, viceministra de Energía y Minas, dio a un periodista de Cubadebate y que este compartió en la sección de comentarios del sitio web.
Amarán dio detalles que no se habían dicho antes, como que el crédito cubría el 90 % del proyecto y que las autoridades cubanas debían pagar por adelantado el 10 % restante. Es decir, 120 millones de euros. La viceministra aclaró que el país no podía usar el dinero para hacer otros proyectos y que el capital no «se empleó en nada».
Según la funcionaria, los estudios de factibilidad y organización de las obras se realizaron entre 2016 y 2019. La justificación de la demora de tantos años fue la «complejidad» del proyecto y cambios en el sitio de emplazamiento de una de las unidades de generación. Después, en 2020, vino la pandemia de COVID-19 y luego, en 2022, la invasión de Rusia a Ucrania. Por esa razón, las autoridades dijeron que el dinero quedó congelado a la espera de una reanudación.
En 2020, la parte cubana pidió una renegociación de los términos y dejó de amortizar la deuda. En agosto de 2023 se supo que las condiciones de pago del crédito cambiaron. El pago de los intereses se aplazó hasta 2028, con fecha máxima de desembolso en diciembre de 2040. El préstamo se concedió con intereses del 4.5 % anual. El Gobierno ruso también aceptó que el pago de la deuda, inicialmente en euros, se hiciera en rublos.
Rusia es uno de los principales prestamistas de Cuba en materia de energía e industrias. En 2022, el sitio ruso de noticias Sputnik afirmó que entre 2006 y 2019 Rusia dio 2 300 millones de dólares para financiar proyectos de energía, incluido el crédito concedido en 2015.
En su explicación de 2022, Tatiana Amarán recordó que el préstamo de 1 200 millones no era gratis y que, para acceder a él, antes tenían que pagar 120 millones de euros. ¿Son 120 millones de euros una cantidad impagable para el Gobierno cubano?
Veamos el coste de los hoteles. A pesar de que la actividad turística no consigue recuperar niveles prepandemia, el régimen sigue construyendo alojamientos en Cuba. Muchos de ellos son hoteles de gama alta o de lujo. El precio de construcción de una habitación en un hotel de gama alta está tasado en 400 000 USD; en el caso de los hoteles de lujo, en cerca de 750 000 USD. Es decir, con cerca de 300 habitaciones de gama alta se podría cubrir el costo de la inversión en el sistema electroenergético.
El economista Miguel Alejandro Hayes comentó que, según estimaciones, los hoteles cubanos edificados por Gaesa —el emporio militar que controla gran parte de la economía nacional—, cuestan entre 120 y 600 millones de dólares. Por ejemplo, el hotel Torre K, que actualmente se construye en el corazón de La Habana, podría costar entre 50 y 200 millones. No hay información disponible sobre este y otros proyectos debido a la falta de transparencia de las autoridades. Al respecto, solo se conoce que el financiamiento de la Torre K es 100 % cubano.
Entre 2022 y 2024, al menos diez nuevos hoteles fueron inaugurados en Cuba, mientras la ciudadanía sigue demandando, sin ser escuchada, que el poder priorice otras áreas de inversión. El SEN es uno de los sectores que necesita con urgencia una renovación, con maquinarias de la era soviética que a duras penas pueden prestar servicio.
¿Y las energías renovables?
En discursos e intervenciones, funcionarios gubernamentales afirman que para 2030 el 24 % de la electricidad generada en Cuba vendrá de fuentes de energía limpia. Se trata de un plan ambicioso, similar a las aspiraciones que tienen países europeos. A solo cinco años y unos meses de llegar a 2030, el objetivo parece imposible de lograr.
En 2017, medios estatales anunciaron la construcción de una planta bioeléctrica en Ciego de Ávila. La planta contó con tecnología china y fue ejecutada por la empresa mixta Biopower S. A., una compañía formada con capital de la empresa británica Havana Energy y el cubano Grupo Azucarero Azcuba. La planta funcionaría con bagazo de caña —producido por el central azucarero Ciro Redondo— y leña de marabú.
La inversión sería de 186 millones de dólares y generaría 60 MWh, suficiente para dar electricidad a una provincia pequeña. La central entró en funcionamiento en diciembre de 2019. «Este proyecto será un éxito», dijo el embajador chino entonces. Solo dos años después, en 2021, la prensa que informó sobre su construcción admitió pérdidas millonarias y la paralización de la central por falta de biomasa. En 2024, otro artículo en el diario Granma habló de dificultades, demoras, contratiempos y «exceso de optimismo» con respecto a la central.
El Gobierno cubano ha recibido inversiones de otros socios comerciales para fomentar energía limpia. En diciembre de 2018 comenzó el Programa de Apoyo a la Política de Energía en Cuba, financiado por la Unión Europea (UE) y dotado de 18 millones de euros. El proyecto proponía capacitar a las entidades responsables en la gestión de fuentes renovables y eficiencia energética.
La UE también tiene otro proyecto en marcha, que empezó en enero de 2019 y terminará en 2027. Aunque el proyecto está centrado en agroecología, tiene entre sus objetivos el apoyo al sector energético del país, en específico la construcción de una «planta moderna integrada de carbonización/cogeneración por parte de un inversionista privado». La modalidad de financiación del proyecto es la subvención y la asistencia técnica, y está dotada de 74.6 millones de euros.
Otras opciones de energía renovable que ha explorado el Gobierno cubano son la eólica y la fotovoltaica. Sobre la primera, las autoridades han dicho que la construcción de un parque eólico en Herradura, Las Tunas, es una de las prioridades de la inversión gubernamental, aunque no hay datos claros sobre su costo. Al respecto, Jorge Piñón, director del Programa de Energía para Latinoamérica y el Caribe de la Universidad de Texas, dijo, en 2022, que esta inversión sería asumida totalmente por China, por lo que escaparía al efecto de las sanciones estadounidenses.
Con respecto a la energía solar, las promesas han sido osadas, con objetivo de producir hasta 2 000 MW de generación. Una apuesta que los expertos cuestionan si podrá asumirse, debido a los costos.
¿Qué ha sido de estas inversiones? ¿Cómo van los proyectos que están en marcha? ¿A cuántas personas o empresas benefician actualmente? El Gobierno no suele rendir cuentas sobre su gestión; en cambio, mantiene el discurso del bloqueo como culpable de la crisis energética cubana.
El lunes 21 de octubre de 2024 algunos cubanos cumplieron 80 horas sin luz.
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