
Foto: Cubadebate mejorada con IA.
Censura en Cuba: ¡Ajete, calladito te ves más bonito!
8 / abril / 2025
El micrófono se apagó abruptamente y la cámara se apartó del rostro del serpentinero pinareño Omar Ajete, quien se quejaba en vivo y en directo —durante la transmisión de un partido de la III Liga Élite— de las condiciones de vida de las leyendas del béisbol cubano.
«Aquí la atención es mala en todos los aspectos. Teníamos una tarjeta de combustible y es difícil echar combustible», logró decir el pícher olímpico a su entrevistador en las gradas del «Capitán San Luis» de la capital vueltabajera.
Lo descrito no fue solo una falta más de respeto a una leyenda del béisbol cubano, sino una muestra inequívoca del sistema de silencios forzados que predomina en la prensa estatal y oficialista bajo las órdenes del Partido Comunista (PCC).
La entrevista a Ajete, uno de los más grandes serpentineros en la historia de la pelota cubana, debió pasar como «un homenaje» de esos que se repiten durante las transmisiones televisivas para opacar el mal trabajo de la atención a glorias deportivas. Situación que se sabe, pero que muchos no se atreven a denunciar en público.
Pero el zurdo de 59 años no quiso sumarse al silencio y antes de hablar, incluso, pidió disculpas e intentó liberarse de la carga del abandono. Todo eso antes de que lo censuraran groseramente.
Lo que debió ser un homenaje terminó en una escena que retrata, con crudeza, la censura oficialista en la isla: un micrófono apagado, una cámara que se aparta y enfoca al césped y una verdad incómoda que se silencia.
Ajete no hizo sino decir lo evidente: que los atletas retirados en Cuba viven en condiciones precarias. No es ni el primero ni el último que habla de problemas y deficiencias en la atención a atletas retirados en la isla.
Pero fue castigado en TV Nacional por atreverse a romper la narrativa oficial y censurado en tiempo real, frente al rostro de cientos de miles de cubanos (los que no tenían apagón) que veían la transmisión beisbolera en la noche del lunes.
¿De dónde vino la orden de la censura a Ajete? Seguramente de alguien que no alcanza la estatura de un deportista varias veces campeón olímpico y mundial en su disciplina. De un directivo que se escuda detrás de un buró, en una oficina X y que, celular en mano, dictó la sentencia.
Algunos decisores dirán que «no era el momento» o que hay «otros canales» para proyectar esas quejas, pero todos saben que lo que sucedió con Ajete no es un caso aislado, es una práctica sistemática. La censura en Cuba no solo castiga la crítica, sino que también castiga la honestidad.
Por supuesto, de inmediato estallaron en redes sociales las críticas de algunos comentaristas deportivos que trabajan de forma independiente y de otros que todavía siguen atados al sistema de medios del PCC.
«Penosa la decisión de alguien de cercenar las palabras de esa gloria del deporte cuando comenzó a mostrar su descontento con la atención que reciben los atletas retirados de su provincia. No hace falta apuntar la importancia que tiene exponer las quejas, no solo de un atleta, sino todas las que pueda tener un ciudadano de este país para que lleguen a los oídos de los encargados de solucionarlas», comentó en su perfil de Facebook el reportero capitalino Boris Luis Cabrera.
Cabrera justificó lo de Ajete, a quien se apuró en calificar de «íntegro» (por aquello de «revolucionario») porque seguramente «se cansó de tocar puertas sin recibir respuestas».
Otro reportero, el pinareño Ernesto Amaya, ampliaba que «el caso de Ajete no es el único, en ese ostracismo está Félix Pino, cuya casa está en el piso desde hace años; la familia Costa, que ha sido peloteada de un lado a otro; Daniel Lazo, Faustino Corrales, Urquiola y su carro, etcétera».
«Así no hay manera de que la prensa cubana gane credibilidad. ¿Por qué ese hombre no podía quejarse del ninguneo? Bravo, Ajete», agregó en su Facebook el especialista deportivo Michel Contreras.
Por mi parte, solo agregar que es otra raya más para el tigre. Seguramente, ya le llamaron la atención a reportero y entrevistado y contarán, como siempre, con que el tiempo pase para olvidar las censuras.
Pero por si no lo tienen claro, se los explico.
Este acto también lanza una advertencia tácita: en Cuba, decir la verdad, incluso cuando se es una gloria del deporte como Ajete, puede costar caro. Primero llega la censura, luego el ostracismo y el desprestigio. Finalmente, desapareces.
ELTOQUE ES UN ESPACIO DE CREACIÓN ABIERTO A DIFERENTES PUNTOS DE VISTA. ESTE MATERIAL RESPONDE A LA OPINIÓN DE SU AUTOR, LA CUAL NO NECESARIAMENTE REFLEJA LA POSTURA EDITORIAL DEL MEDIO.
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