Autor

Mayli Estévez

Mayli Estévez

Periodista deportiva en Cuba. Naranja, albiceleste y culé. En ese orden. Disfruto tanto un regate como una obra de teatro callejera. Llevo a la par todas las pasiones humanas porque todavía creo.
Todavía no se enciende el pebetero en los Juegos Olímpicos de París 2024 y la delegación cubana arrastra al menos dos fugas en España. La meta ambiciosa de cinco títulos sigue entre algodones.
En la actual temporada de las Grandes Ligas de Béisbol se extraña el protagonismo de los peloteros cubanos. Tal parece que se nos apagaron las estrellas en el mejor béisbol del mundo.
Mexicali parecía la oportunidad redonda para que Cuba regresara al principal evento beisbolero del Caribe; pero le tiraron un balde de agua fría.
Les tengo malas noticias, los León, las Vargas, los Dayán Jorge, los Jordan Díaz seguirán existiendo y continuarán brillando para sus países de adopción, donde los hicieron sentirse personas y no fichas de ajedrez.
Ni «cortos ni perezosos», el fin de semana pasado los «galácticos» de Texas mandaron al inicialista cubano a las duchas frías con un directo «Gracias por todo, Abreu, la mejor de las suertes».
Mientras el mundo ve brillar a los atletas cubanos bajo otros colores, la luz no salva a Cuba, que sigue acumulando deportistas a cuentagotas para lo que seguramente será la delegación olímpica más demacrada de su historia.
Entre la emigración constante de púgiles y la decadencia del deporte en general, que Cuba no consiguiera un equipo completo de boxeo de cara a los Juegos Olímpicos de París 2024 parecía una apuesta segura.
Tanto Mora como Dayán Jorge están centrados en lo que viene y agradecidos de las segundas oportunidades que da la vida. No importa el pataleo desde Cuba.
La semana termina con el sabor de que las cosas para los cubanos en la MLB están como la frase «una de cal y otra de arena», entre novedades amargas, esperanzadoras o expectantes.
El matiz cómico de la 63 Serie Nacional de Béisbol y sus federativos nacionales no defrauda. La periodista Mayli Estévez comenta la expulsión «deshonrosa» del lanzador Jonathan Carbó y el desenlace del caso del «árbitro fantasma», entre otros eventos de la semana.
José «Pito» Abreu enfrenta un año crítico para su carrera en la MLB. Con un inicio lento y relegado a las Ligas Menores, la pregunta es cuánto tiempo tardará en recuperar la forma, o si estamos frente al final más amargo del inicialista cubano.
La 63 Serie Nacional de Béisbol no deja de sorprender para mal a los fanáticos de la pelota cubana. Esta semana arrancó con dos nuevas actuaciones deplorables para el principal evento deportivo del país.
Los federativos del béisbol cubano no demorarán mucho en reaccionar ante la selección de sedes del VI Clásico y como siempre llegará el discurso plagado de lamentos. Pero tendrán que jugar, ¿o no?
Esta semana, dos agresiones físicas a árbitros nacionales empañaron aún más el panorama de la pelota cubana, entre la violencia y los errores habituales.
Cuba pudiera terminar entre las 20 mejores naciones del medallero, con cuatro o cinco títulos olímpicos, pero estaría muy lejos de celebrarlo como un éxito de su sistema deportivo.

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Mayli Estévez

Mayli Estévez

Periodista deportiva en Cuba. Naranja, albiceleste y culé. En ese orden. Disfruto tanto un regate como una obra de teatro callejera. Llevo a la par todas las pasiones humanas porque todavía creo.

Todavía no se enciende el pebetero en los Juegos Olímpicos de París 2024 y la delegación cubana arrastra al menos dos fugas en España. La meta ambiciosa de cinco títulos sigue entre algodones.
Les tengo malas noticias, los León, las Vargas, los Dayán Jorge, los Jordan Díaz seguirán existiendo y continuarán brillando para sus países de adopción, donde los hicieron sentirse personas y no fichas de ajedrez.
Entre la emigración constante de púgiles y la decadencia del deporte en general, que Cuba no consiguiera un equipo completo de boxeo de cara a los Juegos Olímpicos de París 2024 parecía una apuesta segura.
El matiz cómico de la 63 Serie Nacional de Béisbol y sus federativos nacionales no defrauda. La periodista Mayli Estévez comenta la expulsión «deshonrosa» del lanzador Jonathan Carbó y el desenlace del caso del «árbitro fantasma», entre otros eventos de la semana.
Los federativos del béisbol cubano no demorarán mucho en reaccionar ante la selección de sedes del VI Clásico y como siempre llegará el discurso plagado de lamentos. Pero tendrán que jugar, ¿o no?
En la actual temporada de las Grandes Ligas de Béisbol se extraña el protagonismo de los peloteros cubanos. Tal parece que se nos apagaron las estrellas en el mejor béisbol del mundo.
Ni «cortos ni perezosos», el fin de semana pasado los «galácticos» de Texas mandaron al inicialista cubano a las duchas frías con un directo «Gracias por todo, Abreu, la mejor de las suertes».
Tanto Mora como Dayán Jorge están centrados en lo que viene y agradecidos de las segundas oportunidades que da la vida. No importa el pataleo desde Cuba.
José «Pito» Abreu enfrenta un año crítico para su carrera en la MLB. Con un inicio lento y relegado a las Ligas Menores, la pregunta es cuánto tiempo tardará en recuperar la forma, o si estamos frente al final más amargo del inicialista cubano.
Esta semana, dos agresiones físicas a árbitros nacionales empañaron aún más el panorama de la pelota cubana, entre la violencia y los errores habituales.
Mexicali parecía la oportunidad redonda para que Cuba regresara al principal evento beisbolero del Caribe; pero le tiraron un balde de agua fría.
Mientras el mundo ve brillar a los atletas cubanos bajo otros colores, la luz no salva a Cuba, que sigue acumulando deportistas a cuentagotas para lo que seguramente será la delegación olímpica más demacrada de su historia.
La semana termina con el sabor de que las cosas para los cubanos en la MLB están como la frase «una de cal y otra de arena», entre novedades amargas, esperanzadoras o expectantes.
La 63 Serie Nacional de Béisbol no deja de sorprender para mal a los fanáticos de la pelota cubana. Esta semana arrancó con dos nuevas actuaciones deplorables para el principal evento deportivo del país.
Cuba pudiera terminar entre las 20 mejores naciones del medallero, con cuatro o cinco títulos olímpicos, pero estaría muy lejos de celebrarlo como un éxito de su sistema deportivo.

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