Anabel no le dijo a casi nadie que tenía sarna. «Esa es una enfermedad de gente con mala higiene», le confesó solo a un grupo de amigas cercanas. Ella es abogada en un bufete colectivo de Las Tunas y «la sarna no es una enfermedad de universitarios». Cuando les preguntó a sus colegas por tratamientos para «la sarna que tenía la hija de una conocida», todavía era posible encontrar permetrina en alguna farmacia. Era enero de 2020.
«Compré seis pomos de permetrina al 1 % en la farmacia del Tanque», —así le dicen al área más popular del reparto Buena Vista—. «Lavé la ropa y nos la echamos mi hijo y yo. A inicios de marzo volvimos a enfermarnos. Por suerte, no le regalé a nadie esos medicamentos. Casi nadie supo que tuve sarna… ni lo sabrá».
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la escabiosis o sarna es una infestación parasitaria causada por el ácaro Sarcoptes scabiei var. hominis que afecta en su mayoría a personas con poco acceso a la higiene. «Las tasas más altas de infestación se registran en países de climas cálidos y tropicales, especialmente en las comunidades en que coexisten el hacinamiento y la pobreza, y en las que el acceso al tratamiento es limitado».
Para Anabel «aquel suceso» no es algo digno de contar. Ni siquiera al saber que, como ella, son muchos los cubanos que han enfermado con escabiosis en los últimos 14 meses. Aunque no hay cifras oficiales disponibles, la sarna ha sido y es noticia en Cuba.
En grupos de intercambio, donación y compraventa de medicamentos, la permetrina, el benzoato de bencilo y la ivermectina –fármacos del cuadro básico para tratar la escabiosis– están entre los más buscados. Las publicaciones y comentarios así lo confirman. Sin embargo, poco o nada han dicho las autoridades sobre esta «plaga» que tiene al país con picazón.
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«En cualquier momento que se calcule, la cifra de personas en todo el mundo que padecen sarna, asciende a 200 millones», asegura la OMS. Es más común en países tropicales cálidos y en zonas de pocos recursos y alta densidad de población.
Desde 1995 existe en Cuba el Programa Nacional para el Control y Prevención de la Escabiosis, el cual no solo incluye el tratamiento de la enfermedad, sino también la pesquisa en escuelas y círculos infantiles, la capacitación del personal de salud y la localización de los contactos de las personas enfermas.
Sin embargo, la aplicación de este programa no ha evitado que Cuba haya sido afectada con un incremento de esta parasitosis, sobre todo en los últimos años.
En noviembre de 2019 la doctora Ailén Delgado, especialista de Primer Grado en Dermatología y en Medicina General Integral (MGI) del Hospital Amalia Simoni de Camagüey, aseguró al periódico local que en Cuba había un aumento de los casos.
«Sabemos que hay un aumento de esta dolencia en el mundo y en nuestro país igual, porque de acuerdo con estadísticas internacionales cada 8 o 10 años ocurre un alza, y aquí está sucediendo lo mismo», aseguró.
Los dos hijos de Lillisbet Leyva tuvieron sarna a inicios de 2020. A ciencia cierta no sabe si el más pequeño se contagió en el círculo infantil o el otro en la escuela primaria. Los niños son más vulnerables no solo por deficiencias en sus hábitos higiénicos, sino también por los riesgos a desarrollar con mayor gravedad este padecimiento.
De acuerdo con la bibliografía sobre epidemiología y controles de foco entregada a los estudiantes de Ciencias Médicas en Las Tunas, existe la Instrucción Conjunta 1/86 entre los ministerios de Educación y de Salud, que aborda el manejo y control de ectoparasitosis como la escabiosis. Sin embargo, lo establecido en los manuales y programas de prevención, no siempre se cumple.
De acuerdo con una investigación realizada en un círculo infantil de Bayamo durante los años 1994 y 1996, entre los factores que inciden en el rebrote de la sarna en niños se encuentran: la inadecuada higienización; pacientes portadores no diagnosticados; contactos del enfermo sin tratamiento; locales sin baño; lavado incorrecto de toallas, ropas de lactantes y de niños mayores, forros de catres, etc.; tratamiento incorrecto por ausencia de medicamentos como: benzoato de bencilo y lindano; disminución de sustancias jabonosas y detergentes para uso en el hogar; entre otras.
La crisis económica de los años 90 hizo que esta fuera una de las primeras causas de morbilidad dermatológica durante el Periodo Especial. Un estudio publicado en 2014 demuestra cómo las crisis económicas inciden en los procesos demográficos y de salud, y provocan el aumento de enfermedades infecciosas como la sarna. La tensa situación cubana, junto a otros factores, podrían encontrarse entre las causas del rebrote actual.
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La escasez de medicamentos ha afectado el tratamiento de la escabiosis en Cuba. En la página web de BioCubaFarma, dos usuarios preguntaron qué pasaba con los fármacos para curar la sarna. La respuesta a una de las inquietudes fue que «la producción de permetrina ha estado afectada por falta de materias primas y se buscan alternativas de importación para obtener las mismas».
De acuerdo con los datos publicados por esa entidad cubana, la crema de permetrina al 5 %, de producción nacional, pasó de estar en falta en 4 provincias en enero de 2020, a todo el país en marzo de ese mismo año. Sin embargo, a partir de agosto ya no se incluyó en la lista de medicamentos faltantes. Aunque los registros –publicados mensualmente por BioCubaFarma– llegan hasta septiembre de 2020, varias personas han confirmado que la permetrina entra de manera irregular a las farmacias.
En el reporte de distribución de medicamentos para el Sistema Nacional de Salud, agosto 2020, de una demanda anual de 395 955 tubos de crema de permetrina al 5 %, hasta agosto se habían entregado 114 827. Hasta esa fecha, la producción de loción al 1 % solo alcanzaba 92 093 frascos de un total de 3 069 783. En ningún caso se logró cubrir la demanda mensual hasta ese periodo: la producción de permetrina en crema solo cubrió 29 % del plan y la loción el 3 %.
Según el Formulario Nacional de Medicamentos, el benzoato de bencilo –producido en la Empresa Laboratorio Farmacéutico Líquidos Orales (MEDILIP)– también sirve para la escabiosis, pero no existen registros oficiales sobre las razones de su ausencia en las farmacias.
La ivermectina, producto importado y usado para tratar la sarna en personas inmunodeprimidas, también ha estado entre las búsquedas frecuentes de los cubanos en redes sociales. Sin embargo, este medicamento es de uso exclusivo en los hospitales; en abril de 2020 autoridades de la salud aseguraron que Cuba disponía de este antiparasitario en caso de ser necesario para el tratamiento de la COVID-19.
El gobierno cubano y los funcionarios del Ministerio de Salud Pública (Minsap) han reiterado que es el bloqueo de Estados Unidos la causa principal del desabastecimiento actual de medicamentos, situación agravada por la pandemia, pero que data de 2016. Según una información reciente, de abril a diciembre de 2020, en el sector se cuantificaron pérdidas por más de 198 millones de dólares.
Estudios de 1994, 1998, 2006 y 2018 coinciden en que el déficit y la inestabilidad de los escabicidas permiten el aumento de esta enfermedad altamente contagiosa.
Los periodos espaciados entre rebrotes, así como la poca cobertura de dermatólogos en las áreas de salud, inciden en la deficiente formación de los residentes de Medicina General Integral (MGI) y, por tanto, en la deshabituación del diagnóstico oportuno de esta parasitosis; particularmente de la sarna noruega, cuyo tratamiento tardío podría provocar la muerte.
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Lillisbet Leyva no encontró medicamento para la escabiosis. Durante una semana buscó en todas las farmacias de Las Tunas, pero no halló nada. Probó con las hojas de guayaba, la sábila, el vinagre, pero nada pudo con la picazón de sus dos hijos.
«A mi padrastro le hablaron del DerNim, un medicamento natural que venden en Labiofam. Lo usamos todos en casa durante una semana», cuenta.
El DerNim es un bioproducto cubano a base del aceite del árbol del Nim y es usado en el tratamiento de la sarna en humanos y animales. En el caso del dedicado a los humanos –DerNim U–, un estudio publicado en 2005 concluyó que la aplicación de este acaricida natural puede curar la escabiosis entre los 3 y 5 días de tratamiento y no tiene reacciones adversas.
Sin embargo, no fue el DerNim U la solución a la picazón en los hijos de Lillisbet. Fue el DerNim P, usado para tratar la sarna en los animales.
«En el punto de venta de Labiofam la propia dependiente le explicó a mi padrastro que esta ‘crema’ la está usando mucha gente y que es efectiva. Se echa durante una semana y se combina con otras medidas higiénicas como lavar la ropa de vestir y de cama con agua caliente», dice.
Lillisbet cuenta que junto al DerNim usó también Labiomec, otro medicamento veterinario que, mezclado con crema para piel o ligado con agua, también es eficiente contra la escabiosis.
«A falta de medicinas tuvimos que ‘meterle mano’ a lo que apareciera y mucha gente nos aconsejó esos dos medicamentos. Yo tenía miedo, como es lógico, pero confío en las personas que me dijeron que funcionaba», dice Lillisbet. «Compré 2 cc a 30 pesos, le eché tres gotas al agua final del baño y no me sequé. Hice lo mismo con mis hijos y a todos se nos quitó la sarna».
Sin embargo, Yamilet Rodríguez, enfermera en uno de los hospitales pediátricos de la capital, alerta que a urgencias han llegado niños con complicaciones por el uso de Labiomec.
«Entiendo que hay desabastecimiento en las farmacias, pero esos son productos para los animales. Las personas deben tener cuidado con las cosas que les dan a sus hijos, sobre todo si son pequeños», apunta.
A pesar del llamado de atención de la enfermera Yamilet, varios usuarios sin formación médica en redes sociales aseguran que el Labiomec es un medicamento eficaz para el tratamiento de la sarna en humanos.
«Es lo mejor que hay para la escabiosis. Tres noches seguidas con crema de piel y es bendita. Yo tuve y como único logré eliminarla fue así», cuenta Celina Ramos.
A inicios de la pandemia, Mariela Muñagorri compró un frasco de 5 ml Simpiox en un grupo de Revolico. Pagó 50 CUP por esa solución oral de ivermectina al 0.6 %. Diez meses después su familia volvió a enfermarse de sarna y no pudieron encontrar ni en los medicamentos traídos del extranjero.
«Como no hay mucha gente viajando, ni en el mercado negro se pueden comprar medicinas. Cuando nos reinfestamos en febrero pasado pregunté por medicamentos en la clínica internacional, en varios grupos de Facebook, en las candongas de Santa Clara, a los amigos… Finalmente resolví porque a una vecina le quedaba medio pomo de permetrina y nos lo regaló cuando supo de mi desesperación».
Pocos medicamentos traídos del exterior –y usados específicamente para la escabiosis– aparecen en los grupos de compraventa. La reducción de vuelos internacionales por la COVID-19 ha disminuido estas ofertas informales y el envío de ayudas de familiares en otros países. Ante ese panorama, muchos han debido que encontrar otros caminos.
Vinagre blanco, baños con las hojas de la guacamaya francesa y azufre ligado con manteca de coco o aceite, son algunas de las alternativas naturales que varios lectores compartieron como parte de sus experiencias en el tratamiento de la sarna. En el caso del preparado con azufre (vaselina azufrada al 6 %), algunas personas aseguran que en varias farmacias con dispensario en La Habana se comercializa por receta médica. Asimismo, aseguran que la demanda es superior a la oferta.
La tintura de propóleo al 10 % y la crema de propóleo también son eficaces para el tratamiento de esta enfermedad, según refiere un estudio del Hospital Dr. Antonio Luaces Iraola de Ciego de Ávila.
Aunque casi nada ha dicho sobre el rebrote de escabiosis, la prensa estatal cubana ha sugerido el uso de remedios caseros y mantener la higiene.
«No debemos suspender el uso del jabón, ni utilizar el agua muy caliente a la hora del baño», resaltó la doctora Ailén Delgado en el periódico Adelante. «Esto a veces se tergiversa y se produce una mayor irritación de la piel. Hay que desinfestar la ropa de vestir y de cama, las cuales deben hervirse y plancharse, aunque se sequen al sol. El tratamiento se indica a todas las personas de la casa, aunque refieran no tener síntoma alguno».
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