Autor
Regla Ismaray Cabreja Piedra
Estudió Comunicación Social en la Universidad de La Habana y un Máster en Comunicación en la Universidad de Sevilla. Trabajó como editora en la revista digital Cubahora y ha colaborado con otras publicaciones como Esquife, de la Asociación Hermanos Saíz. Creó su blog Reflejos para tratar temas como el racismo y la discriminación por género.
La decisión de llevar mi pelo afro es una cuestión de actitud. La transición pasará por la necesidad de empoderarme a través de cada elemento de mi cuerpo y el cabello es uno de ellos, define inevitablemente mi territorio de lucha como mujer negra.
Las muñecas siguen siendo juguetes llamados a representar el papel de “ama de casa” u objeto de deseo consumista que vacía de valor al ser social que representan. Mi muñeca negra rompía con estos esquemas.
Incluso entre amigas el orgasmo femenino es un tema tabú. Quizás no hemos entendido totalmente que llegar al clímax puede ser tanto un trabajo de equipo como un esfuerzo individual.
Su historia es mi favorita: la de una princesa que se salva sola y a la que nunca le importaron los cánones de belleza, esos que según la sociedad “conquistan” a los “príncipes”.
Expresiones cotidianas de racismo, algunas más sutiles que otras, pueden escucharse en cualquier momento en Cuba. Son muestra de la interiorización de prejuicios racistas en la población.
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Autores
Regla Ismaray Cabreja Piedra
Estudió Comunicación Social en la Universidad de La Habana y un Máster en Comunicación en la Universidad de Sevilla. Trabajó como editora en la revista digital Cubahora y ha colaborado con otras publicaciones como Esquife, de la Asociación Hermanos Saíz. Creó su blog Reflejos para tratar temas como el racismo y la discriminación por género.
La decisión de llevar mi pelo afro es una cuestión de actitud. La transición pasará por la necesidad de empoderarme a través de cada elemento de mi cuerpo y el cabello es uno de ellos, define inevitablemente mi territorio de lucha como mujer negra.
Su historia es mi favorita: la de una princesa que se salva sola y a la que nunca le importaron los cánones de belleza, esos que según la sociedad “conquistan” a los “príncipes”.
Las muñecas siguen siendo juguetes llamados a representar el papel de “ama de casa” u objeto de deseo consumista que vacía de valor al ser social que representan. Mi muñeca negra rompía con estos esquemas.
Expresiones cotidianas de racismo, algunas más sutiles que otras, pueden escucharse en cualquier momento en Cuba. Son muestra de la interiorización de prejuicios racistas en la población.
Incluso entre amigas el orgasmo femenino es un tema tabú. Quizás no hemos entendido totalmente que llegar al clímax puede ser tanto un trabajo de equipo como un esfuerzo individual.