La población cubana, en descenso, vive una de las peores crisis demográficas de su historia. Cuenta cada vez menos nacimientos y altos niveles de migración.
Inflación económica, escasez, una media salarial insuficiente, deterioro del sistema sanitario y del fondo habitacional conforman el contexto. Frente a tal escenario, parece no existir un programa gubernamental capaz de asumir sus desafíos ni de solucionar sus causas.
Un asunto ¿nuevo?
Hacia finales de la década de 1960, los fallecimientos y los nacimientos en Cuba empezaron a disminuir de manera simultánea, lo cual dio paso a lo que los expertos llaman una transición demográfica. Así se denomina el cambio que viven poblaciones que solían tener altos niveles de natalidad y mortalidad cuando ambos indicadores disminuyen a la vez y de manera significativa.
En 1978, el país comenzó a presentar indicadores de fecundidad por debajo del reemplazo generacional y a partir de 2004 alcanzó una población estabilizada. Las variaciones en el total de habitantes entre un año y otro eran muy poco significativas. Sin embargo, en los últimos años la diferencia es más marcada. Las estadísticas demuestran una notable disminución en la cantidad de nacimientos y a su vez cierto aumento en la mortalidad, lo cual ha hecho que la población residente disminuya.
En 2021, el grupo de personas con 60 años y más representó el 21.6 % del total, con 2 398 111 individuos, una cifra equivalente a todos los residentes de La Habana. En cambio, la población de 0 a 14 años constituye solo el 10.3 %, con poco más de un millón; evidencia abrumadora del avanzado envejecimiento poblacional de la nación.
El número de mujeres en edad reproductiva también disminuye y continuará haciéndolo, con lo cual se comprometerá todavía más la baja tasa de fecundidad (cantidad de hijos por mujer). A menos nacimientos, aumenta el grupo de adultos mayores y las defunciones, hasta que mueren más personas de las que nacen, como ha comenzado a suceder en el país.
La Habana, Villa Clara y Sancti Spíritus fueron las primeras tres provincias en experimentar un decrecimiento natural de su población en 2017, suceso que vivió el país a niveles generales en 2020. El comportamiento se agravó en 2021 debido al impacto de la COVID-19 y la crisis del sistema de salud. Solo nacieron 99 096 cubanos, mientras las muertes ascendieron a 167 654, lo cual implica un desbalance negativo superior a las 68 mil personas.
La diáspora también ha aumentado significativamente durante los últimos años. Solo entre octubre de 2021 y agosto de 2022, más de 177 mil cubanos arribaron a Estados Unidos a través de la frontera mexicana, según información publicada en Twitter por el Centro para la Democracia en las Américas.
Si bien se desconocen las cifras totales de quienes llegan a Europa, el resto de Latinoamérica e incluso África, se presume que sean números altos. A pesar de que para la estadística cubana no se consideran emigrados hasta que no pierdan el estatus de residentes en el país y para ello deben pasar 24 meses fuera de las fronteras nacionales.
Por lo general, la mayoría de quienes deciden emigrar son jóvenes en busca de mejores escenarios económicos para sus vidas y eso también impacta en la reducción de la natalidad y el déficit en el reemplazo generacional.
Sobre los efectos
Nada en el actual contexto augura mejorías para la situación. Al contrario, se espera que la población cubana siga descendiendo y los pronósticos la sitúan para 2050 entre las más envejecidas de América Latina, quizá antes.
Este comportamiento demográfico irreversible compromete la fuerza laboral necesaria para sostener la economía y los principales servicios del país. Mientras, la gestión gubernamental se enfrenta a cuestiones claves de protección y seguridad social.
Las bajas capacidades productivas y las deformaciones en la economía de Cuba limitan su capacidad de garantizar las condiciones requeridas por una población envejecida en cuanto a soportes tecnológicos, vivienda, transporte, ocio y apoyo familiar.
Cuba podría afrontar en un futuro no muy lejano una estructura social compuesta por núcleos familiares reducidos. Muchos de sus miembros necesitarán cuidados y padecerán enfermedades crónicas, típicas de edades avanzadas como hipertensión arterial, artritis, reumatismo o artrosis, diabetes, cardiopatías y padecimientos nerviosos. En poco tiempo, el sistema sanitario y de seguridad social se verán sobrecargados con el aumento de la demanda de asistencia geriátrica y gerontológica. A la vez, el gasto social se incrementará por conceptos de jubilación y otras prestaciones relacionadas a la viudez o la invalidez.
La defensa nacional y las configuraciones familiares son otras esferas importantes que podrían verse influidas por el envejecimiento poblacional. En ese sentido, los cuidados han ganado espacio en el debate sociológico y económico, pues la demanda de ellos y la sobrecarga femenina en ese campo se comienzan a manifestar con fuerza. Las relaciones de género también se ven impactadas por este fenómeno. Estadísticamente se ha comprobado que, si bien cada año nacen más hombres que mujeres, estas viven más tiempo.
Referencias internacionales
El envejecimiento poblacional no es un fenómeno exclusivo de Cuba. A nivel global, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el período 2021-2030 como la Década del Envejecimiento Saludable; un proyecto de colaboración mundial orientado a reducir las desigualdades en materia de salud y a mejorar la vida de las personas mayores, sus familias y sus comunidades.
Japón es uno de los referentes en la implementación de medidas para enfrentar los efectos del envejecimiento poblacional. En 2021, el país registró su mínimo histórico de nacimientos, superado significativamente por la cantidad de fallecimientos; mientras la población mayor de 60 años rondaba el 24 %.
Con indicadores similares a los cubanos, los nipones han implementado desde hace una década políticas públicas que incluyen incentivos para que las empresas creen puestos laborales para personas mayores de 60 años y ayudas económicas para grupos de emprendedores mayores de 45.
Por su parte, Finlandia prioriza la capacitación de personal calificado en el área de los cuidados. Trabaja con actores privados y gubernamentales en la creación de condiciones para que los ancianos puedan permanecer en sus comunidades por más tiempo con todas las necesidades cubiertas. Asimismo, favorece la realización de deportes en estas edades y estimula la creación de viviendas colaborativas, innovadoras y autosuficientes.
Otras naciones han impulsado las llamadas políticas pronatalistas, que buscan aumentar la tasa de natalidad a través de facilidades económicas y de seguridad social. En ese caso se encuentra España, donde el debate en torno a la efectividad de las medidas es polarizado; pues en 2019, su tasa de fecundidad era solo del 1.3.
Sin embargo, en Suecia y Francia podría decirse que las políticas pronatalistas sí han surtido un efecto positivo. Al cierre de ese mismo año, sus tasas de natalidad eran las más altas del continente europeo. Francia es, de hecho, el país con mayor trayectoria en la aplicación de políticas a favor de la natalidad, debido a su precoz descenso tras el fin de la Revolución de 1789.
En América, Uruguay, México y Argentina destacan por la creación de organismos rectores, espacios de participación para adultos mayores; medidas que protegen la seguridad económica, los entornos favorables y los sistemas de cuidados.
Para ello, Uruguay cuenta con el Instituto Nacional del Adulto y un Sistema Nacional Integrado de Cuidados que gestionan e impulsan acciones de capacitación, regulación y coordinación relacionadas con estos temas.
La nación austral dispone de servicios de acompañamiento y enfermería a domicilio o en instituciones sanitarias para aliviar la carga familiar. Como parte de ese sistema, el Instituto Nacional de Alimentación ofrece un complemento alimenticio a los ingresos percibidos por pensión de vejez.
México es el único país de la región con una política de población cuyo organismo rector es el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores. El centro posee clubes de personas adultas mayores, con la finalidad de constituirse en un espacio de solidaridad y apoyo. Además, a través de la Tarjeta de Afiliación, los ancianos pueden acceder a los servicios del centro y obtener beneficios y descuentos en más de 15 mil establecimientos en todo el país.
Desde 2008, la capital de la nación azteca posee un Programa de Atención Domiciliaria para Población Vulnerable que incluye atención psicológica también para cuidadores.
Desde el punto de vista de la seguridad económica, Argentina lleva a cabo el programa Tarjeta Mayor. Este permite que la persona mayor pueda acceder a actividades culturales, productos alimenticios y personales con precios bonificados.
Cada país ha diseñado políticas públicas y estrategias ajustadas a sus realidades específicas, rasgos culturales y posibilidades económicas. Por lo tanto, no en todos se manifiestan con la misma efectividad ni es posible trazar caminos iguales en todos los territorios.
El caso Cuba
La gestión gubernamental cubana también ha implementado acciones contra esta desfavorable dinámica demográfica. Una de las primeras fue la aprobación de la Ley 105 de 2008 «De Seguridad Social», la cual incrementó en cinco años la edad de jubilación para ambos sexos. El hecho no fue bien acogido en su momento.
Además, en 2014 el Consejo de Ministros aprobó un conjunto de medidas para estimular la fecundidad, promover la autonomía e integración social de los ancianos y la incorporación y permanencia en el empleo de familiares con capacidad para trabajar, a través de políticas fiscales y de precios, describe Cubadebate.
Según el artículo, la política permitió definir en el Plan de la Economía y en el Presupuesto del Estado los recursos necesarios para enfrentar los elevados índices de envejecimiento de la población. Además de garantizar disponibilidad de medicamentos y ayudas técnicas como bastones y andadores, entre otros. Aunque no es público a cuánto ascendió el presupuesto ni cómo se ejecutó.
Sin embargo, sobre la disponibilidad de los implementos, la presidenta de la Asociación Cubana de Limitados Físico-Motores, Mabel Ballesteros López, dijo en marzo de 2022 que la situación es extremadamente crítica. «Estamos en opción cero», puntualizó y resaltó también la mala calidad de los servicios de prótesis y calzado ortopédico del país.
Por su parte, el Ministerio de Educación aprobó la asignación de círculos infantiles a partir del segundo año de vida a madres trabajadoras con dos hijos o más, así como la garantía de la asignación de seminternados con reducción en las tarifas.
En febrero de 2022, María de los Ángeles Gallo Sánchez, directora nacional de Primera Infancia del Ministerio de Educación, informó que en ese momento se mantenían pendientes 56 mil solicitudes de matrículas para círculos infantiles. La funcionaria dijo que en Cuba existen un total de 1 086 instituciones de este tipo y en 29 de los 169 municipios solo cuentan con uno.
Un reporte de Cubahora celebró la aprobación de otro programa compuesto por acciones constructivas en casas de abuelos y hogares de ancianos. La implementación experimental de centros de este tipo para personas con discapacidad en provincias seleccionadas (no menciona cuáles), tal como «estimular el desarrollo de formas de gestión no estatal de cuidados diurnos a adultos mayores, no así de internamiento permanente, pues en esta modalidad de atención, se necesita cuidados médicos y de enfermería que no se pueden garantizar en instituciones fuera del sistema de salud».
De acuerdo a información del Ministerio de Salud Pública, en Cuba existen 157 hogares de ancianos, 300 casas de abuelos y solo 286 especialistas en Gerontología y Geriatría distribuidos en 53 servicios. Las cifras son insuficientes para un país donde los adultos mayores superan el 20 % de su población y el 17 % de ellos viven solos, según cifras del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social en abril de 2022.
Además, es importante mencionar que, con el Ordenamiento Monetario, aumentaron las tarifas para los hogares y casas de abuelos. Los nuevos precios oscilan entre 1 260 y 110 pesos cubanos, en dependencia de la certificación y categoría de los centros, para quienes logran acceder a ellos.
Otra de las líneas fundamentales es la entrega de financiamiento a las más de 56 mil madres identificadas con tres hijos o más menores de 12 años para rehabilitación, mantenimiento y construcción de viviendas.
Al respecto, la directora general de Vivienda, Vivian Rodríguez Salazar, informó en sesión de la Comisión de Industria, Construcciones y Energía del Parlamento cubano en mayo de 2022 que solamente se ha logrado cumplir el 12 % de un plan de 4 166 inmuebles destinados a las madres con tres o más hijos. La directiva explicó que para ello se aumentaron los presupuestos destinados a la compra y reparaciones de viviendas para estas madres. Sin embargo, solamente cuatro provincias lo han ejecutado.
En 2020, otra nota del órgano oficial del Partido Comunista señaló que la alta dirección del país estudiaba una veintena de medidas para enfrentar la desfavorable dinámica demográfica: mayor protección a embarazadas, madres y padres trabajadores, así como a las familias encargadas del cuidado de menores, asignación de viviendas a mujeres con tres hijos o más, atención a círculos infantiles y hogares de ancianos.
En función de paliar la situación, el discurso oficial asegura el desarrollo de acciones contempladas en el Programa de Atención a la Dinámica Demográfica, parte del Plan Nacional de Desarrollo Humano, Equidad y Justicia Social hasta 2030.
Así aparece reflejado en el sitio Presidencia y Gobierno de Cuba, donde se puede consultar un listado en el que aparece el citado programa. Pero no se ofrece allí otra información al respecto.
No existe un sitio oficial en el que la ciudadanía pueda conocer su diseño integral, qué acciones específicas lo componen, en qué plazos se aplicarán, cuál es su alcance y los fondos destinados a su implementación.
Acciones más que palabras
En reciente reunión con directivos del Fondo de Población de Naciones Unidas para América Latina y el Caribe, la vice primera ministra Inés María Chapman aseguró que el Gobierno cubano «ha priorizado la atención a los temas de Población y Desarrollo dentro de los ejes esenciales de su política económica y social, con una visión inclusiva para alcanzar el bienestar del pueblo y su progreso económico sostenible», reseña Granma.
Las declaraciones tienen lugar en medio de la mayor crisis inflacionaria de la historia económica del país, el mayor número de emigrantes registrados solamente en el primer trimestre del año y un descontento popular sin precedentes.
En relación al envejecimiento poblacional, la socióloga cubana Teresa Díaz-Canals ha resaltado la importancia de otorgar mayor atención a los deambulantes, a ancianos que viven solos y a sus cuidadores. Así como trabajar por un entorno urbano sin barreras para ellos e incrementar las cuantías de las pensiones y prestaciones de la seguridad social.
También, es preciso una revisión profunda y comprometida al estado estructural, la cobertura de recursos y la atención humana de casas de abuelos y asilos de ancianos. No basta con su mera existencia, sino que deben cumplir su objetivo social con los estándares de calidad establecidos.
Matilde Molina, subdirectora del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana, resaltó en el Congreso Internacional de Infancias, Adolescencias y Juventudes celebrado en marzo de 2022 que la atención a este fenómeno requiere además aspectos de protección social, jurídica y familiar, de acuerdo a un reporte de Prensa Latina.
La especialista ejemplificó la importancia de estructurar un sistema nacional de cuidados, de trabajar por la eliminación de la sobrecarga doméstica en las mujeres y de erradicar viejas concepciones sexistas que obstaculizan en la práctica el pleno ejercicio de la igualdad.
Por eso, un programa integral para el enfrentamiento al comportamiento demográfico cubano debería contemplar acciones concretas que ofrezcan a los más jóvenes la posibilidad de planear un futuro en Cuba.
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