La maternidad ha sido una parte intrínseca de la vida de muchas mujeres en todo el mundo a lo largo de la historia. En Argentina, tres cuartas partes de las madres, el 76%, considera que ser madre es la mejor vivencia que una mujer puede experimentar. Además, para un tercio de las mujeres argentinas, tener hijos es esencial para vivir una vida plena.
Varios son los gatillos de esa creencia. La recompensa emotiva es uno de ellos; al final, 8 de cada 10 mujeres señalan que se sienten realizadas cuando ven a sus hijos progresar, lo que destaca la profunda satisfacción que encuentran en el papel de la maternidad. Además, las madres argentinas tienen una autoevaluación muy positiva de su desempeño. Por diferentes lados, el discurso de la maternidad como fuente de satisfacción personal en la vida de las mujeres queda evidente.
Sin embargo, los tiempos están cambiando, y la no maternidad se está volviendo una opción cada vez más común y aceptada. Un estudio global realizado por la red de consultoras WIN en 39 países ha arrojado luz sobre este fenómeno, mostrando que un 18% de las mujeres adultas encuestadas a nivel global no tiene hijos y no planea tenerlos en el futuro. En Argentina, el estudio muestra que este porcentaje se encuentra en línea con la tendencia global, con un 16% de las mujeres adultas que no son madres y no tienen planes de serlo (una proporción similar o muy próxima a la de otros países de América Latina: 16 % en Chile y Perú, 15 % en México y 12 % en Brasil).
La tendencia hacia la no maternidad se materializa más allá de las preferencias o sensaciones individuales. La tasa de fecundidad en América Latina y el Caribe en 2022 se estimó en 1,85 nacidos vivos por mujer, una cifra que ha estado por debajo del nivel de reemplazo desde 2015. Se proyecta que esta tasa seguirá disminuyendo, aunque con diferencias: en Haití continuará alta, con 2,8 hijos por mujer, pero en países como Puerto Rico, Chile y Uruguay rondará entre 1,3 y 1,5 hijos por mujer.
El descenso de la natalidad y la mortalidad a nivel mundial plantea desafíos y preguntas sobre el futuro de la demografía global. La longevidad creciente y la disminución de la tasa de natalidad están interconectadas, y requieren una gestión adecuada y un enfoque en la cultura del cuidado y la reciprocidad.
Cuando observamos los resultados por edad se vuelve evidente que la principal resistencia femenina a la maternidad ocurre en las jóvenes de 18 a 24 años a nivel global. En ese grupo, la oposición a la convención maternal como destino llega al 30%, una cifra que en Argentina se dispara al 47%, lo que significa que 5 de cada 10 mujeres jóvenes no tienen la intención de ser madres, muy por encima del promedio global.
El deseo de no ser madre está ligado a la creciente libertad de elección que las mujeres están experimentando en la actualidad. Tener hijos se considera cada vez menos un mandato y más una elección individual. En algunos casos, la maternidad es vista como algo que puede limitar las oportunidades y la libertad personal. Además, las preocupaciones económicas juegan un papel importante. La incertidumbre económica y la falta de perspectivas pueden influir en la decisión de no tener hijos. En algunos países europeos, la preocupación por el cambio climático está influyendo en las decisiones de algunas personas de no tener hijos. En el caso de Argentina se le suma el pesimismo con relación al rumbo del país.
La maternidad conlleva costos importantes, como se refleja en diversos estudios. Existe una brecha en términos de desarrollo profesional y salario igualitario entre hombres y mujeres, y también entre mujeres con hijos y sin hijos, en detrimento de las primeras. Además, la mayoría de las mujeres que trabajan consideran que combinar maternidad y empleo es un desafío. Las madres dedican casi el doble de tiempo que los padres a sus hijos, y las actividades relacionadas con la educación de los hijos recaen en gran medida en las madres, a pesar de que las mujeres trabajen. La igualdad de género ha avanzado en muchos aspectos, pero persisten desigualdades en el ámbito doméstico y en el cuidado de los niños. Aunque ha habido cambios en las percepciones y valores, las prácticas efectivas cambian lentamente, lo que puede influir en la decisión de las mujeres de ser madres o no.
Las desigualdades en el hogar son más visibles y generan más cuestionamientos y frustración en la actualidad. La decisión de ser madre o no serlo no debe ser un obstáculo para lograr la igualdad de género. Es fundamental abordar las desigualdades económicas y las diferencias en la carga de trabajo doméstico para permitir a las mujeres tomar decisiones informadas sobre su futuro reproductivo.
En resumen, el fenómeno de la no maternidad está en aumento y plantea preguntas importantes sobre la igualdad de género, la economía y la demografía. La no maternidad es un fenómeno complejo que refleja el cambio cultural y las nuevas realidades de las mujeres en la sociedad moderna. Las mujeres tienen más opciones que nunca, y estas opciones deben ser respetadas y apoyadas en un mundo en constante evolución.
*Este texto está escrito en el marco del X congreso de WAPOR Latam: www.waporlatinoamerica.org.
Constanza Cilley / Latinoamérica21
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