El trabajo a distancia es una realidad más común (y desprotegida) de lo que asegura el Gobierno

Foto: Sadiel Mederos.

El trabajo a distancia es una realidad más común (y desprotegida) de lo que asegura el Gobierno

30 / agosto / 2024

El Gobierno y la prensa oficial han llamado la atención sobre la baja contratación en las modalidades de trabajo a distancia y teletrabajo en la isla, aunque miles de cubanos recurren a distintos modos de actividades virtuales para ganarse el sustento.

El Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) reveló que en junio de 2024 existían 15 875 trabajadores a distancia, de los cuales 2 619 lo hacían en la modalidad de teletrabajo (la cual requiere el uso de medios tecnológicos y de comunicación). 

Las cifras actuales contrastan con los 411 098 empleados en la modalidad de trabajo a distancia, de ellos 22 204 teletrabajadores que se registraron en junio de 2021 cuando la pandemia obligó a enviar a los trabajadores a sus casas. El descenso de trabajadores virtuales es del 96 %, según los datos oficiales.

Las empresas cubanas continúan resistiéndose a aplicar modalidades de teletrabajo pese a la necesidad de flexibilizar las jornadas laborales y los servicios a raíz de la actual crisis energética que paraliza el transporte público.

No obstante, muchos cubanos no registrados por las cifras oficiales teletrabajan y se enfrentan a desafíos técnicos y riesgos laborales.

Una fuente de empleo informal

En plataformas como Revolico abundan ofertas de empleo de gestor comercial, community manager y otras actividades que no demandan presencia física de los trabajadores. En su mayoría, son formas de contratación informal o que están fuera del radar oficial.

«El salario es bueno, pero es informal. Es un acuerdo hecho entre las partes implicadas, o sea, que si un día deciden no pagar tampoco tengo mucho que hacer al respecto», dice Jessica*, quien vive en La Habana y trabaja para dos negocios, uno en Miami y otro en Cuba.

En Cuba, el trabajo informal comenzó a crecer durante la crisis de los años noventa y al fenómeno también respondió la aprobación del trabajo por cuenta propia, según funcionarios del MTSS. Sin embargo, los empleos no regulados han registrado un aumento en los últimos años y los directivos del MTSS han reconocido que se trata de un problema que afecta la calidad del empleo porque el trabajador se encuentra desprotegido del régimen de Seguridad Social del Estado cubano.

Jessica estudia en la universidad mientras lleva las redes de un bar y de una tienda de dispositivos electrónicos. Es responsable de la manutención de su casa, por lo que necesita trabajar. 

«Es muy difícil tener otro tipo de trabajo, que fundamentalmente se resumen a trabajar en un bar o en una cafetería. Lo probé y fue destructivo», cuenta Jessica.

Cuando llega a su casa, a veces debe lidiar con los apagones. Aunque son menos frecuentes en la capital, sus empleadores lo tienen en cuenta, «sobre todo el negocio de Miami, porque varios de sus trabajadores somos de aquí y están familiarizados con la situación», dice.

Para ella ha sido un alivio la posibilidad de teletrabajar. «Puedo organizar mi tiempo en función de mis necesidades».

Carlos* era bibliotecario y al mismo tiempo incursionó de gestor de venta de paquetes de excursiones. Su motivación era que «el pago era justo y razonable» y que podía calzar las necesidades que no satisfacía con su salario.

Para los empleos comerciales solo se precisa conexión a Internet, tiempo y habilidades de venta para alcanzar resultados. Carlos reconoce que no tuvo éxito, pero lo volvería a intentar, «siempre y cuando no sea sobre ventas». En la actualidad trabaja en una mipyme.

Reclutados para empresas extranjeras

En Telegram existe un grupo llamado Cuba CompuJobs que registra una alta demanda de teletrabajo y está destinado a profesionales cubanos. Las ofertas, en su mayoría, se relacionan con el marketing y la programación, pero también se encuentran otras oportunidades. El grupo supera los 3 000 miembros.

Omar, un reclutador chileno que publica varias ofertas en el grupo cada semana en busca de desarrolladores, confirma que para las empresas extranjeras es muy rentable contratar a cubanos por su calidad profesional y el costo de sus servicios. 

«Está por debajo [el salario] de la media de mi país (Chile), por ende, podemos contar con un cubano senior por el costo de un junior», dice el chileno.

Senior y junior son categorías que definen el nivel de experiencia de un empleado en las empresas del sector tecnológico. Mientras al primero se le paga más por el dominio técnico de su trabajo, al segundo se le paga como si fuera un principiante.

El nivel de formalidad de los contratos varía según la empresa, añadió Omar, quien reconoce que «la mayoría [de los desarrolladores cubanos que recluta] no están acostumbrados al trabajo full time o el formato estándar de oficina, que cumple horarios y respeta una jerarquía».

Es usual que a los trabajadores le exijan buena conexión a Internet y, en los últimos meses, residir en La Habana o tener garantía de que los apagones no obstaculizarán el trabajo. Los salarios casi siempre son en dólares. Ninguno entra en los registros que el MTSS hace de los trabajadores a distancia.

Del lado del Estado

Laura* trabaja a distancia para el Estado desde 2022. Vive en Granma y cada cierto tiempo debe pasar por su centro laboral. Por lo general, le dedica tres horas al día y disfruta de la libertad que ofrece su régimen laboral. Sin embargo, no tiene mucha más ganancia aparte del tiempo.

Aunque la Resolución 71 de agosto de 2021 —que reglamenta el trabajo a distancia— obliga al empleador (en este caso, el Estado) a garantizar la conectividad a Internet si el empleado trabaja en la modalidad de teletrabajo, Laura asegura que hace varios meses espera porque instalen Nauta Hogar en su casa. «Consumo mi dinero en comprar paquetes de datos para hacer las actualizaciones de las redes», especifica. 

Por otra parte, el rendimiento de su trabajo también depende de los apagones. En su provincia se reportaron algunos de los cortes más prolongados en los primeros meses de 2024. Sin electricidad no puede cargar el teléfono con el que trabaja y tampoco tiene buena señal.

Sorprende que el Gobierno llame masivamente al trabajo a distancia bajo las condiciones que impone la actual crisis energética. Laura dice que sus jefes son comprensivos con la situación actual, pero no por eso dejan de exigirle, a veces, como «queriendo tapar el sol con un dedo».

Brechas y salud

En 2022, un grupo de académicas de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana publicó un estudio acerca del trabajo a distancia y el teletrabajo desde una perspectiva de género. Los resultados indicaron que el 67 % de las personas ocupadas en estas modalidades eran mujeres, porcentaje que corresponde con la tendencia mundial.

En cuanto a la constitución del núcleo familiar de las personas empleadas a distancia, las mujeres fueron predominantes por cada tipo de familia y representaban el 82 % entre padres y madres solteros. Según las investigadoras cubanas, «la opción de trabajo remoto puede resultar tanto un beneficio para ellas y sus hijos como un desafío para lograr un balance entre la vida familiar/doméstica y laboral en casa». A ello se suma «la sobrecarga doméstica que recae sobre las mujeres en la distribución de las tareas del hogar, aun en núcleos familiares heteroparentales o extensos».

Otro estudio publicado en 2023 acerca de las condiciones laborales para el desempeño del trabajo a distancia en Cuba concluyó que entre las primeras dificultades de los trabajadores estaba la limitación de Internet y que las empresas no facilitaban los medios necesarios para el empleo remoto. Además, planteaba la preocupación acerca de las condiciones ergonómicas del puesto de trabajo, las que podrían conducir a diversos problemas de salud.

En un sondeo realizado por elTOQUE entre diez personas que laboran en la modalidad de teletrabajo en Cuba, más de la mitad refirió que su horario laboral era indefinido (podían trabajar a cualquier hora) y cuatro dijeron que sentían alguna afectación en su salud física o mental. Como confirman algunos estudios, el teletrabajo está generando problemas de salud que no tienen la suficiente atención y precarizan el empleo.

Sin embargo, las autoridades no suelen referirse a los problemas. El debate acerca del trabajo a distancia y el teletrabajo suele dirigirse, en la actualidad, hacia los beneficios que tiene y el cambio del paradigma que significa para el mundo laboral en Cuba, como presentó el programa televisivo Cuadrando la Caja.

Ni la Resolución 71 del 2021 ni el Código de Trabajo vigente protegen por completo a los trabajadores cubanos que ocupan las modalidades del trabajo a distancia en la isla, formalmente o «por la izquierda».

*Los nombres fueron cambiados para proteger la identidad de los entrevistados.

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Jose Antonio

Y hay que reglamentar el derecho a las?desconexión digital para asuntos de trabajo fuera de los horarios pactados y a no responder llamadas, mensajes, correos electrónicos u otros, de contenido laboral, en horarios no laborables. Es decir, quitarles a los jefes la posibilidad de interrumpir los horarios de descanso y de sueño de los teletrabajadores o e quienes laboran a distancia o incluso hasta el presunto derecho que se arrogan para regañar o sancionar aquienes se desconectando o no les contestan. Hay que proponer esto hasta en la OIT, para?que tome cartas en el asunto y se reconozcan internacionalmente estos derechos laborales, en los que Australia está al frente.
Jose Antonio

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